Solidaridad
Costureros autogestionados de la UTEP donaron material sanitario para el Hospital Durand
A través de un convenio, el Centro Textil Juana Villca logró que la UBA certificara la normalización de la producción según lo dispuesto por normativa del Ministerio de Defensa.
La cooperativa Juana Villca (integrante de la UTEP y de la Federación de Cooperativas de Trabajo del Evita) donó al hospital Durand parte del trabajo que viene desarrollando en camisolines, barbijos, cubrebotas y cofias.
A través de un convenio con la Universidad de Buenos Aires, lograron la normalización de esos productos, aptos para ser utilizados en nosocomios, según normativa del Ministerio de Defensa, equivalente a aprobación de ANMAT.
Fue firmado por las cooperativas integrantes del Centro Autogestivo Textil, la UTEP, la Secretaría de Extensión y Bienestar Estudiantil de la UBA y el Centro de Prácticas Sociales Educativas.
El convenio facilitó el trabajo conjunto de costureros, ingenieros industriales y químicos, farmacéuticos y bioquímicos.
Así, podrán también concurrir a solicitudes de esos productos en convocatorias del Estado nacional y jurisdiccional.
El objetivo final de este trabajo es que se vea todo el trabajo que hubo detrás de los productos a través de un código. “En un mes creo que vamos a poder estar en condiciones de mostrar esto al público para que la persona a la que le llega sepa quiénes intervinieron en ese barbijo. Es algo que la economía capitalista disuelve. Yo me compro un producto que no sé quién lo hizo. Con el código de barbijo deberíamos saber hasta qué persona trabajó”, explicó a ANSOL Andrés Guevara, coordinador de las prácticas sociales educativas.
En ese sentido, la búsqueda de la extensión de la UBA es que la universidad brinde mejoras para toda la población. “Hay una idea clásica del sistema de conocimiento donde la universidad forma a los profesionales que generan innovaciones, patentadas por el sistema de ciencia y tecnología. El mercado distribuye sus beneficios. Hay sectores que no acceden a esos beneficios por el mercado y que no mandan a sus hijos a la universidad”, enmarcó Guevara.
Por la visibilización de los costureros
Guevara agregó: “Cuando una persona ve que un producto está aprobado por ANMAT se imagina que lo están fabricando en una estación espacial. Esto no existe. Las grandes marcas tienen un pequeño taller declarado para las inspecciones del ANMAT, pero luego de esa certificación, imponen condiciones de esclavitud a los talleres que realmente fabrican. Los costureros son siempre los mismos, pero en los otros talleres imponen un precio de pauperización del trabajo y los costureros tienen que trabajar el doble y dormir en el taller. Así se generan los talleres clandestinos“.
“Cuando trabajan cooperativizados, ganan mejor. Desde la universidad tenemos que ver eso para aportar a alternativas al trabajo servil”, concluyó Guevara.
“Trabajaremos para sugerirle a la ANMAT y al gobierno normativas que permitan que estas instituciones del Estado sean receptivas de la economía social, incluso cuando tenemos productos de la mejor calidad”, concluyó el coordinador de Prácticas Socioeducativas.
En esa misma línea, desde el Centro Autogestivo Textil, publicaron en sus redes sociales: “Nosotrxs, lxs costurerxs, demostramos que estamos a la altura de la situación, miles de costurerxs cosieron millones de barbijos, camisolines, cubrebotas, cofias. Pero claro, como parte de la invisibilización a la que estamos acostumbrados, no se nos aplaude, no se reconoce”.
Juan Vázquez, presidente de la cooperativa textil Juana Vilca, detalló ante ANSOL: “Cuando la industria textil fue necesaria salió a responder tan fuerte que ya se saturó el mercado de barbijos. Eso demuestra qué capacidad tienen los costureros para remplazar a las máquinas que no dan abasto.
“En la primera línea de fuego están los compañeros y las compañeras de la salud porque detrás estuvimos los costureros y las costureras”, subrayó Juan Vázquez, quien también es responsable de la Rama Textil UTEP Evita.
Así, desde la cooperativa de trabajo textil Juana Villca y la Rama Textil, relata Juan Vázquez, sistematizaron la información de miles de talleres ubicados a lo largo y ancho del AMBA, integrados por casi mil trabajadores y trabajadoras con la capacidad de producir y abastecer con material sanitario al sistema público por 500 mil barbijos semanales.
A partir de acciones generadas por propuesta del secretario de Relaciones Políticas y Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete, Fernando Chino Navarro, se están generando acciones para que empresas productoras de tela garanticen la materia prima necesaria.
Fuente: Ansol
···