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El instituto científico que casi cierra por los recortes de Vidal podría aportar a la cura del Covid-19

De ser un instituto clave en la lucha contra enfermedades virales como el Hantavirus, la Fiebre Hemorrágica Argentina, Dengue, Zika y Fiebre Amarilla, el Maiztegui pasó a sufrir los efectos de un desfinanciamiento que lo obligó a derivar muestras de pacientes y poner en duda, incluso, su continuidad.

Sucedió durante el gobierno de María Eugenia Vidal, pero el epicentro del desguace hacia el instituto clave ubicado en la localidad de Pergamino, se dio en enero del año pasado. Año electoral y paradójicamente, uno de los años con mayores brotes de Hantavirus en el país y en la provincia, con 34 casos y 11 muertos en toda la Argentina.

Ahora, la lucha contra la pandemia mundial por el Coronavirus tendrá una herramienta más y es precisamente un aporte del científico Julio Maiztegui, quien descubrió un tratamiento para reducir al mínimo la mortalidad de la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA), que había azotado al país entre los años 50 y 70.

Según informó el gobierno nacional, en Estados Unidos se comenzó a implementar el uso de plasma de personas convalecientes para tratar el Covid-19. La estrategia que había desarrollado el científico que vivió gran parte de su carrera en Pergamino, donde fundó el instituto de enfermedades virales, hoy conocido por su nombre.

“Estamos trabajando con el Instituto Maiztegui en el protocolo de investigación para empezar a producir suero de pacientes recuperados y tratando de identificar potenciales donantes”, sostuvo el Infectólogo Omar Sued, uno de los que integra el Consejo de asesores del presidente.

En efecto, las pruebas que habían desarrollado durante la década de los 70 los científicos Julio Maiztegui y Patricio Cossio, demostraron que si se trataba a la FHA con plasma de personas ya recuperadas, se reducía la mortalidad de 30 al 3 por ciento. Ahora, la comunidad científica internacional quiere probar ese método para reducir la mortalidad en pacientes con Coronavirus.

EL AJUSTE QUE CASI CIERRA EL MAIZTEGUI

Pero tan solo hace un año, la realidad del instituto era inquietante, al punto tal que los profesionales de salud que trabajan en el lugar temieron por sus puestos de trabajo.

En medio de un brote inusual de Hantavirus, varias muestras de pacientes empezaron a ser trasladadas al otro instituto de enfermedades virales, el Malbrán. Un detalle no menor: muchas de estas habían sido trasladas en remís hasta ese centro de estudios.

Por ese entonces, el secretario de Salud, Adolfo Rubistein, había alegado la centralización de los análisis en el instituto porteño por la necesidad de “homogeneizar los procedimientos para garantizar la consistencia de todos los resultados”.

Sin embargo, para el personal del Maiztegui, así como para la oposición de María Eugenia Vidal ese momento, lo que se evidenciaba era un claro ajuste a la Salud. Hacía tan solo meses se había reducido al Ministerio a Secretaría y el presupuesto para el área se achicaba considerablemente.

Por eso, la denuncia de parte de los trabajadores no solo habló de desfinanciamiento, sino que también alertó de un posible “cierre” total del mismo. Es que, por primera vez en su historia, el instituto no tuvo director a cargo, luego de que el gobierno no llamara a concurso. En su lugar, pusieron un interventor.

EL PESO DEL MAIZTEGUI

El Instituto Maiztegui ha realizado trabajos fundamentales en el estudio de los casos de hantavirus, así como diagnosticó los primeros casos agudos de síndrome pulmonar por hantavirus. Además, es Centro Colaborador de la Organización Panamericana de la Salud para fiebres hemorrágicas virales y laboratorio de referencia para el estudio y diagnóstico de fiebre hemorrágica argentina, dengue, zika, fiebre amarilla y otras.

Ahora, el aporte fundamental de la comunidad científica argentina podría ser utilizado como una de las herramientas más usadas para contrarrestar la mortalidad del Covid-19.

El suero que descubrió Julio Maiztegui ya se había utilizado además, para tratar la poliomielitis, para el SARS y para el Ébola. De hecho, en enero se aplicó a 90 pacientes, de los cuales 80 mejoraron.

“Es una esperanza en este momento tan difícil para tanta gente del mundo y que el esfuerzo y el trabajo de mi papá sirva una vez más, nos provoca mucha emoción”, dice para Primera Plana, Mercedes Maiztegui.

Fuente: Enorsai

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