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fuente: elciudadanoweb.com

Fábricas reconvierten producción por elementos para combatir el coronavirus

Industriales santafesinos piensan cómo hacer su aport. Así, se organizan para elaborar alcohol en gel, camillas, barbijos o batas, entre otros insumos que todo indica se necesitarán y mucho en los próximos meses.

( Rodrigo Miró / Informe Especial para El Ciudadano ) El aislamiento social, preventivo y obligatorio, en las redes se convirtió en el hashtag #QuedateEnCasa y parió postales que convierten en irreconocible el espacio público de toda la Argentina. La gente no camina, ni viaja de un lugar al otro. Con el grueso de nuestra población confinada, enfrentamos al coronavirus y buscamos evitar la catástrofe por la que pasó China, que hoy sufre casi toda Europa y los Estados Unidos. El tiempo dirá si resulta exitosa para el país la medida sanitaria. Entre tanto, el contexto es el de una actividad económica que ya venía resentida y que hoy está paralizada. En este complicado marco, algunos industriales santafesinos piensan cómo hacer su aporte o advierten también una oportunidad.  Así, se organizan para elaborar alcohol en gel, camillas, barbijos o batas, entre otros insumos que, todo indica, se necesitarán y mucho en los próximos meses.

Hospitales de campaña En la provincia, se están armando varios hospitales “de campaña”, en Granadero Baigorria, Santa Fe y Rosario, para atender a la crisis. La necesidad urgente de contar con camillas sobrepasa la capacidad productiva que habitualmente tiene el sector salud. Y en este sentido, fue clave la decisión de firmas como Piero, de Roldán, que elabora productos ortopédicos, que en estas semanas reformuló sus actividades y está fabricando camas hospitalarias. Su titular, José Buffarini habló con El Ciudadano: “Diseñamos de forma urgente una cama para uso sanitario, que ya las primeras unidades están en Santa Fe. En total, en estos días, tenemos el primer objetivo de hacer dos mil camas, para llegar también a Chaco y Corrientes, adonde se montarán espacios similares a los que habrá acá en Rosario, Baigorria y la capital provincial, para recibir posibles infectados graves. Si la gente se queda en su casa, no sólo disminuyen los riesgos de contagio, sino que el inexorable avance del virus se da en forma paulatina. Y así, para cuando llegue el pico del que hablan los expertos, las guardias y los hospitales de campaña, a los cuales les estamos haciendo llegar los insumos entre varios colegas industriales, estarán listos. Si eso pasa, podremos evitar que no sea una tragedia como la que estamos viendo en Italia o en España. Para eso es fundamental el aislamiento, como nos plantea el Estado”.

Buffarini, fanático de AC/DC y del rock pesado, cuenta con orgullo lo que están llevando adelante en la fábrica: “Ojalá todo esto salga bien. Está en juego, te diría, poder salvar a nuestros viejos, como generación. Nosotros acá somos una empresa joven. Y en la zona de Roldán, de los pocos que estamos hoy en actividad, justamente por estar vinculada a insumos hospitalarios. El promedio de edad de los empleados es de 30 años, la edad casi que tiene mi hijo. Todas las mañanas, cuando arrancamos a laburar en estos días de cuarentena, nos protegemos con todos los protocolos y además hablamos de lo importante que es la tarea que hoy nos propusimos. Y es clave estar también vinculados a los colegas gremialmente, acá estamos en el Parque Industrial de Roldán. Nos vamos ayudando y si hay algún insumo que falta, nos organizamos para conseguirlo”. Al cierre de este informe, las primeras camas hospitalarias de Piero, estaban ya camino a Santa Fe.

Otros insumos Los fabricantes de casillas para el agro se organizan para prestar casillas, adaptadas para funcionar como centro de atención primario que respete la distancia de los infectados que sean atendidos. La idea surge de un grupo de trabajo de fabricantes Pyme vinculados al proyecto de Vaca Muerta, en la zona de Arequito y otras localidades relacionadas con la agroindustria.

En uno de los tantos videos que circula por las redes puede verse a Alan Castelano, de Las Parejas, que junto a emprendedores amigos, está haciendo protectores faciales con impresoras 3D: “Armamos un grupo de trabajo y cada uno en su casa está imprimiendo las viseras. Una librería local se puso en contacto y donó el acetato. Cuando estén terminadas, vamos a ponerlas a disposición del sistema sanitario”.

Por otro lado, el polo de empresas de Roldán organiza un pool para elaborar, entre varios actores, alcohol en gel de forma industrial. “Se hizo un proyecto a través de fabricantes de biocombustibles, mediante el cual productores de bioetanol adaptaron procesos y van a proveer el alcohol. Los productores de biodiésel, aportan la glicerina, que es un subproducto”, señala Román Guajardo, de la firma JMG.

La provincia de Santa Fe, con el Ministerio de Producción y la Secretaría de Industria, está supervisando los protocolos para que esto pueda concretarse ya que uno de los insumos que necesita el alcohol en gel para su industrialización se debe importar. Y las compras al exterior, en el marco actual, no son sencillas. La expectativa es que también participe el laboratorio público provincial, LIF.

Mascarillas plásticas en serie Otro caso es el de la firma Liliana, que produce pequeños electrodomésticos y emplea a unas 600 personas, con sus dos plantas en Granadero Baigorria y la zona norte de Rosario. Allí se harán máscaras de protección facial para personal médico y no médico. Se podrán reutilizar y estarán hechas con material durable. Es el resultado de un trabajo conjunto con la Municipalidad de Rosario, el Polo Tecnológico, la provincia de Santa Fe, Fisfe y UIA.

Leonardo Jacobson, titular de Liliana, explica: “El proyecto lo hicimos en estas últimas horas, de manera urgente. Nos empezamos a mover junto a un montón de empresas colegas, actores públicos y las gremiales industriales, para ver qué mano podíamos dar. Luego de reunirnos con equipos técnicos y médicos, concluimos que lo que podemos aportar son máscaras de protección facial, para personal médico y no médico. Se van a donar 15 mil en toda la provincia, de las cuales 6 mil serán para Rosario. Esto se logra con la cooperación del Estado y de proveedores de materia prima. Nosotros estamos invirtiendo en matricería para inyección de plástico que, en volumen, nos permitiría abastecer a todo el país. En principio, el proyecto tiene dos etapas. En la primera vamos a hacer impresión 3D de unas máscaras de tipo más simple, que es similar a lo que están haciendo varios emprendedores, ante los cuales tenemos que sacarnos el sombrero por la voluntad que han tenido. Aunque también es cierto, nos lo dicen los datos, que ese método es muy costoso y que, como país, tenemos que poder alcanzar otro tipo de producto con el que poder hacer frente a la pandemia para cuando ésta alcance el pico. En este sentido nosotros estamos ya invirtiendo en matricería para hacer en cantidad una máscara más robusta y desarrollamos prototipos de un barbijo plástico con filtro. Ambas líneas de producción van a estar listas en una semana, reconvirtiendo nuestras líneas de trabajo a la emergencia sanitaria. Liliana pone a disposición toda su planta, con su capacidad productiva y de desarrollo para elaborar todo lo que esté a su alcance y haga falta en esta emergencia”

La situación con los barbijos La firma industrial Proseind, que hace ropa de trabajo, en febrero empezó a coordinar con el Ministerio de Producción de la provincia de Santa Fe para adecuar sus procesos de trabajo y así elaborar barbijos aprobados por organismos sanitarios. Desde la Unión Industrial Región Rosario, según revela su presidente Mariano Ferrazini, se busca centralizar las iniciativas para que los fabricantes de ropa que tengan intención de sumarse a la fabricación de barbijos en escala puedan cumplir los requisitos.

En este contexto, vinculada gremialmente con UNIRR, una de las empresas que hace su aporte es Sonder, tradicional textil rosarina que elabora ropa deportiva. El jueves 19 de marzo, había realizado su último día de trabajo previo al DNU del aislamiento; al otro día paraba sus actividades. Pero esa misma tarde sus titulares le preguntaron a una médica amiga si había alguna chance de colaborar con las máquinas y personal que tiene la empresa para la emergencia sanitaria. Esta profesional los puso en contacto con Andrea Uboldi, ex secretaria de Salud de Rosario, quien fue hasta la planta de Sonder y en pocas horas ya estaban diseñando un barbijo. Antes del fin de semana, Sonder entregaba la primera tanda a modo de prueba. Para el miércoles 25, con el aval técnico de Uboldi, ya se habían gestionado los permisos de trabajo para 17 personas, las más jóvenes, ya que las empleadas de más edad de la planta se quedan en sus casas a resguardo del Covid-19.

“Conseguimos para arrancar 4 mil kilos de tela para producir en serie. Son telas con plásticos que se fusionan con el calor del corte. Y se entregan a la Municipalidad de Rosario, a la dirección de Farmacias, en la zona sudoeste. De ahí se distribuyen a los efectores municipales.

Una vez que se hizo público este dato, varios sanatorios privados se contactaron con nosotros. Vamos a hacer la confección de barbijos, previa provisión de telas por parte de los interesados. Y recibimos también 20 mil metros de tela por parte de la firma Milicic, como donación que servirán para hacer más barbijos. Además elaboramos un protocolo para talleres de trabajo organizados por la Municipalidad. Acá en la planta hacemos los cortes y ahí se pegan y terminan de confeccionar. La idea es que muchas manos se pongan a elaborar, con la participación de cooperativas”.


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