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Por Jorge Ricci

Afosinho, el jugador que venció a la dictadura brasileña

(Por Jorge Ricci (Especial para Motor Económico) Si el fútbol de Brasil tuvo un héroe de izquierda, ese fue Afosinho. Era carismático, intrépido, a veces casi un quijote en medio del siglo XX. El mediocampista del Botafogo pasó a ocupar un lugar muy especial en el imaginario colectivo del Brasil de los año 70. Un país ansioso por transformaciones sociales y en busca de la tan soñada apertura política que los militares que dominaban el estado, guardaban bajo siete llaves. Fue el primer futbolista brasileño en luchar por sus derechos, lucha por la que pagó un alto precio, pero de la que nunca se arrepintió.

Excelente jugador, de toque exquisito y buena gambeta, cuyo pensamiento, que trascendía el campo de juego lo condenó a no ser jamás convocado a la selección nacional. Los militares de la dictadura que imperaba en Brasil desde 1964, no le perdonaron su confrontación con el régimen y con las estructuras del fútbol de las décadas 70 y 80.

Alfonso Celso Garcia Reis, jugador, médico, músico, bohemio, vivió hasta su adolescencia en Jaú, interior de San Pablo. A principios de la década del 60 ingresó en las divisiones inferiores de XV de Jaú, para más tarde pasar al Botafogo de Río de Janeiro.

En los años 70, ni siquiera el fútbol escapó de la férrea dictadura militar. Eran épocas donde se organizaban torneos interminables al punto de llegar, cayéndose la década, a competir casi cien equipos. Eran tiempos de pan y circo.

Además de su pensamiento, si algo podía empeorar la relación de Afosinho con el régimen militar, fue que se dejara la barba y el cabello largo, al punto que en el año 1971 ordenaron a la comisión directiva del Botafogo que lo obligaran a afeitarse y cortarse el cabello. En el Brasil de esos años, los usuarios de este "look" eran estereotipados como subversivos o fuera de la ley.

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Alfonsinho hoy

Para completar el cuadro, Afosinho estudiaba medicina y, a diferencia de la mayoría de los jugadores de aquella época, estaba muy politizado. Era líder, inteligente, combativo, y en cada reportaje dejaba bien en claro sus posiciones.

Durante el transcurso de sus estudios estableció amistad con músicos, artistas e intelectuales y pasó a liderar movimientos estudiantiles. No es casual que fuera eternizado en una canción de Gilberto Gil, que interpretó Elis Regina y hasta se llegó a filmar un documental que se llamó “Pase libre”.

Por estas circunstancias Afosinho fue apartado del primer equipo de Botafogo. Como no conseguía negociar su pase con la dirigencia decidió recurrir a la justicia, algo que los jugadores de entonces no conocían ni de nombre. Sin embargo, la Justicia Deportiva, en una decisión que sorprendió al mundo futbolístico, le concedió el pase, transformándolo así en el primer jugador libre del fútbol brasileño.

Durante su lucha judicial jugó para Olaria, equipo pequeño de Río de Janeiro, que de su mano llegó a ocupar el tercer puesto del campeonato Estadual de 1971, solo superado por Flamengo y Fluminense. La victoria de Afosinho en la justicia deportiva, fue la victoria por el derecho al trabajo y por la libertad de expresión y organización. Las consecuencias de este triunfo hizo que la dictadura lo persiguiese siendo fichado en el SIN (Servicio Nacional de Información), como subversivo y comunista.

Las presiones del Gobierno Militar le impidieron obtener buenos contratos. A pesar de ello, este particular futbolista que había jugado junto a Garrincha en Botafogo, consiguió jugar en el Santos de Pelé, antes de deambular por varios clubes como, Vasco, Flamengo, Atletico Mineiro, culminando su carrera en 1982 en Fluminense con a los 35 años de edad.

Confirmando que los buenos luchadores son aquellos que continúan hasta el final, Afosinho jamás dejó de acompañar las cusas sociales. Hoy ejerce su profesión de médico-psiquiatra en un proyecto social y deportivo para la ONG/IBISS (instituto Brasilero de Innovaciones en Salud Social) para chicos que viven en la calle.

Mucha gente vivió el tiempo de la dictadura en Brasil, mucha gente fue víctima, pero hubo un hombre que logró desde su humilde protesta torcerle el brazo, y ese fue Afosinho.

No cosechó la gloria que a su calidad de jugador le hubiese correspondido, pero obtuvo una que pocos jugadores obtuvieron, el respeto como ciudadano y líder.

  • Colaborador Motor Económico

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