Cultura, Arte y Eventos

Por Patricia Chaina

Aquarius o la honestidad creativa

La película llega a la Argentina precedida por una fuerte confrontación política con el gobierno de Michel Temer producto de la posición anti-impeachmentadoptada por su director y su elenco. En tanto entre el público crecen los debates sobre sus interpretaciones que van, de la historia de vida y al retrato social.

(Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico ()) Sobre un recorte temporal de cuatro décadas se despliegan los pliegues de Aquarius, la nueva película del brasileño Kleber Mendonça Filho, con la mítica Sonia Braga,en un papel a su medida. Aún sin ser cine político, el film recrea en el relato de una lucha individual; la de una mujer contra una corporación inmobiliaria; designios que conforman el Brasil actual y torna esa disputa en una cruzada por las convicciones y la dignidad.

Con absoluta destreza en el manejo del ritmo narrativo, el director compone un cuadro vivo en su segundo largo exhibido en la Argentina (Sonidos Vecinos se vio en el Festival de Mar del Plata, en 2012). Aquí cada elemento resuena en los demás con armonía lo que resulta de una naturalidad atípica en el cine latinoamericano. Todo fluye. Y se transforma en magia imantado por la actuación de Sonia Braga, el engarce perfecto para darle cohesión al relato.

Los diálogos pactan con el realismo al asumir el tono propio del habla coloquial de Pernambuco y permiten que la historia cuente a través de conversaciones certeras,la vida de una mujer con hijos grandes, que vive sola en un edificio inmenso. El edificio se llama Aquarius y una empresa planea construir en ese terreno el proyecto “NuevoAquarius”. Todos los dueños vendieron sus departamentos, menos Clara “la loca del Aquarius”, en la interpretación magistral de Sonia Braga.

La vida de Clara, desde los años ‘80a la actualidad se hilvana con la música que escucha,desde Queen a María Betania. Clara fue periodista y hacía crítica de música. Su casa es casi un museo del vinilo. Su vida, una estampa del día a día en el popular barrio de Boa Viagem, donde Recife se recuesta sobre el mar. Y se inicia conun festejo en el que la historia de Brasil se refleja en un perfil personal, el de la tía Lucia, militante política y de la revolución sexual, como ella aclara. Lo que sigue en cambio, expresa los extremos, las tensiones de la lucha de Clara que vive en plenitud su vida soleada. Allí radica la fuerza con la que enfrenta las miserias de la situación.

El manejo del espacio y del tiempo cinematográfico de Mendonça Filho transforma las imágenes de lo cotidiano, en pintura universal, producto de la honestidad creativa con la que aborda la historia. Pero para quienes están acostumbrados a las películas típicas,hay que decirlo, el final no es tradicional. Es impactante, porque muestra más y mejor a esa mujer, dispuesta a seguir con su vida de siempre; pese a todo; en una casa frente al mar.

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**FICHA: **Aquarius (Brasil-Francia, 2016) / Dirección y guión: KleberMendonçaFilho / Fotografía: Pedro Sotero, Mauricio Tadeu / Edición: Eduardo Serrano / Elenco: Sonia Braga, MaeveJinkings, Irandhir Santos / Duración: 142 minutos

Más que una película:

Aquiarius se ha transformado en algo más que una película desde que en mayo de 2016 al presentarse en el Festival de Cannes, el director y su elenco aparecieron con carteles denunciandoel “golpe de Estado” contra Dilma Rousseff. Esto la convirtió en blanco del gobierno de Temer, que comenzó un persistente boicot en su contra, como declararla “solo apta para mayores de 18” por unas breves escenas de sexo. Quiso la suerte que su estreno en Brasil, el 1º de septiembre, ocurriera un día después que el Senado aprobara la destitución de Rousseff. Y la presión de la industria audiovisual brasileña forzó a que tuvieran que darle el “apta para mayores de 16”. En pocos días y con una distribución limitada, Aquarius superó los 150.000 espectadores. Pero no pudo competir por el Oscar a Mejor Película Extranjera representado a su país, ya que sin ser un filme político, se ha convertido en un símbolo anti-impeachment. Los funcionarios del Ministerio de Cultura, eligieron paradójicamente, a una película que todavía no había sido estrenada en el Brasil: Pequeño secreto, de David Schurmann.

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