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Por TavoCibreiro

Charlie Watts, el imprescindible silencioso

Alguna vez, Keith Richards dijo: “Todo el mundo piensa que Mick y Keith son The Rolling Stones. Si Charlie no estuviera haciendo lo que hace con la batería, eso no sería cierto en absoluto. Charlie Watts es los Stones”. Así lo veían y lo respetaban sus compañeros. Sin embargo, con su constante perfil bajo, logró evadir las luces del egocentrismo y entregarle a la música lo mejor de sí, un toque particular e inigualable. Hoy, se fue de gira para siempre.

Si bien tenía 80 años, 58 de ellos haciendo rock and roll con sus amigos de la adolescencia, la noticia sorprendió a los y las fans de todo el mundo. Más luego de superar un cáncer de garganta hace unos años.El mes pasado, mediante un comunicado oficial, The Rolling Stones anunciaba que el baterista no iba a participar de la próxima gira del grupo: “Charlie se sometió a un procedimiento que fue completamente exitoso, pero sus médicos concluyeron esta semana que ahora necesita un descanso y una recuperación adecuados” No obstante, nadie imaginó este desenlace. Claro, al menos de este lado del mundo, el mito histórico hablaba de un pacto entre los músicos y el mismísimo diablo, donde se ponía en juego muchas cosas, entre ellas, el rock eterno.

La paciencia de Watts fue la última en llegar al colectivo Stone original. Tiempo antes, tuvo la osadía de reconocer públicamente que no le gustaba la música de sus futuros compadres, cuando los veía tocar en El Marquee de la Londres de pos guerra. Cuando, finalmente, Tony Chapman abandonó la formación, Brian Jones, líder verdadero en la génesis del grupo, logró convencer a Watts de ser parte y la historia de cada uno de ellos cambiaría para siempre.

Charlie Watts no sólo fue lo mejor que le pudo pasar a The Rolling Stones, sino también, es una referencia obligada para su generación o para cualquiera que se considere amante de los parches. Creo un sonido, una forma de tocar y, además,supo administrar su talento con prolijidad y sin ambiciones caprichosas. Siempre hacía aquello que la canción requería. Toca menos y no más fue su secreto y, al mismo tiempo, su legado. Buen viaje, Charlie. Acá ya te extrañamos.

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