
Entrevista a Luis Ziembrowski
Contra los falsos sentidos de la historia
(Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico*)) Luis Ziembrowski, el actor que interpreta a Jaime Dri en “Operación México”, reflexiona acerca del proceso social que recrea la película y del impacto de su estreno en 2016.
“La película es una apuesta a abrir debates - sostiene Luis Ziembrowski-, es una puerta para liberar a los monstruos, a las paranoias, a los falsos sentidos de la historia”, se explaya. El actor habla sobre “Operación México”, la película promocionada con la consigna: “Patria o muerte”. Habla de convocar a un pasado controversial agazapado en el dolor de la tragedia. Habla de los procesos sociales y de la capacidad de revisarlos a la luz de nuevas lunas, sin preconceptos. “No se puede analizar los movimientos insurgentes del ‘70 desde los criterios actuales –explica- porque se trasladan conceptos, como si se tratara de un debate moral y no político”, define.
“Operación México” plantea una historia de lealtades y traiciones sobre el mapa social que selló el Golpe del ‘76 donde se pueden leer las convicciones y los riesgos de una época. La militancia combativa. La desmesura del conflicto armado y sus lógicas destinadas a socavar la desigualdad y la injusticia. En ese cuadro Ziembrowski es Jaime Dri: diputado chaqueño, militante peronista secuestrado en Uruguay. Tras dos años preso en varios campos de concentración, logra escapar de la ESMA. Y vivir para contarlo, en Panamá.
Dri es el protagonista de Recuerdo de la Muerte, donde por primera vez cuenta esta historia. Y es el testigo que relata sobre la vida y la muerte de “Tucho” Valenzuela y de su mujer, Raquel Nego, en la novela escrita por Rafael Bielsa que sirve de base a “Operación México”. Su testimonio además, es clave para procesar a militares genocidas en los juicios de lesa humanidad: en Rosario y la causa ESMA Unificada, entre otras.
Ziembrowski no conocía la historia cuando toma contacto con el proyecto de la película, dice. “Eso me pareció al principio –agrega- pero al acercarme a los detalles me volvió a sonar, por viejas lecturas, como las de Bonasso. Y es una historia increíble para hacer ficción, con todos los elementos necesarios ¡para hacer dulce!”, se ríe. “Podía quedar en el plano de lo imaginario y de lo literario incluso, pero llega al cine y toma otra dimensión –puntualiza -. Cuando aparece la imagen, la fuerza de esa historia se hace más contundente. Llega de plano, impacta más”.
El tema de la traición fue inevitablemente un eje que atravesó la trama de vínculos en los años ‘70. Algo que para el actor no puede analizarse desde el hoy porque sería falsear conceptos. “Si trato de llevarlo a lo alegórico, hoy la traición es Pichetto, dentro de las fuerzas propias, o de lo que uno creía fuerzas propias. La traición hoy es Bossio. La traición hoy es la gente que reniega de su propia experiencia política. Y al mismo tiempo no se puede desconocer que hay mil variantes políticas que hoy están más atomizadas, voces más neuróticas y un escenario mucho más complejo que lo que fue la confrontación con una dictadura que implantaba el terror y el horror”.
La contundencia en la trama de “Operación México” permite recuperar criterios dejados de lado por el peso de la historia: lealtad, traición, la vida por un ideal. Así, su aparición en el circuito de cine comercial abre viejas discusiones y según el actor, estas toman nueva fuerza por el momento particular en que se estrena el filme.
“Algo similar ocurrió -recuerda- cuando estrenamos “La vida por Perón” (comedia negra que Ziembrowski protagoniza y escribe, junto a Daniel Guebles, estrenada en 2005), no por la película, que es una pieza del absurdo, sino por llegar con un producto tan específico en un momento histórico determinado. Eso condiciona. Con “La vida por Perón”, aunque tenía una visión un poco cínica de la historia… - Ziembrowski, duda, hace un silencio, y avanza: pero no como ahora, donde por ahí, es el cinismo lo que nos gobierna –advierte- sino desde el guion, hubo al estrenarla mucha resistencia porque en distintos ámbitos se entendió que nos reíamos de la militancia”.
“Es que la lucha armada pudo haber tenido ribetes extremos –detalla Ziembrowski-, obviamente de peligrosidad pero también de absurdos en el sentido más amplio de la palabra, o al revés, en el sentido más profundo, y no porque sea gracioso. Igual nosotros lo llenamos de gracia a ese relato, entonces fue mayor desgracia para la película, porque todo el mundo creía que nos estábamos riendo de la militancia cuando en realidad poníamos el eje en el absurdo”.
“Operación México” con otro relato, con una forma y una estética más cercana al cine industrial impacta por las vivencias que expresa. Y aunque tiene rasgos de cine de autor, para Ziembrowski, el relato, por momentos, navega en la superficie: “nos cuenta un cuento y seguimos al héroe. Ahora, estrenarla en momentos donde una vez más impera el neoliberalismo, tal vez alerte sobre la posibilidad de revisionar lógicas como la de la lucha armada. Y no por eso la justifico, ni dejo de justificarla, responde a su tiempo. Pero opinar sobre lo que fue la traición y la delación en ese contexto, hoy, puede llegar a ser algo tenso”, desliza mientras mira irónicamente a las mesas cercanas.
En el bar, la gente almuerza. Es mediodía en Buenos Aires y el fin de año se avizora caluroso. Ziembrowski vuelve a Dri: “Me interesó mucho el recorte ficcional que se hace del personaje, porque él es la memoria y tiene el plus de las convicciones: no doblegarse y poder mostrar una fortaleza enorme, en esa postal desquiciada que es la Quinta de Funes. También lo percibí un tipo permeable a lo emocional, y realista: el objetivo de cualquier preso es fugarse, dice. Y él lo hace, listo para mí”.
VIVIR PARA CONTARLA:
Jaime Feliciano Dri nació en Chajarí, provincia de Entre Ríos. Es hijo de un sobreviviente de los bombardeos del ‘55. Tuvo catorce hermanos. Padre de Vanesa y Fernando, los dos niños secuestrados en enero de 1977; con 7 y 5 años; luego liberados y enviados a Panamá, donde estaba su madre, Olimpia Díaz, nacida en ese país. Dri había sido diputado por el Chaco durante la presidencia de Héctor Cámpora. Fue detenido en Montevideo en diciembre del ’77. Luego trasladado a la ESMA y luego a la Quinta de Funes, en los alrededores de Rosario, donde se preparaba la operación destinada a eliminar a la cúpula de Montoneros con asilo político en México. Estuvo ahí hasta enero del ‘78, luego lo trasladan a la Escuela Magnasco, y después a La Intermedia. En marzo vuelve a la ESMA, de donde se fuga en julio de 1978. Un gol del campo popular, en plena efervescencia mundialista.
(*) Periodista
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