Por Alejandro Malowicki
El cine para niñes en Argentina (no se ve pero existe)
( Por Alejandro Malowicki )Las películas exponen memorias colectivas y son también una expresión a través de la cual podemos indagar, investigar y destacar los modelos de identificación que el mundo de los adultos proyecta en los niñes y que nos revelan los imaginarios culturales que son portadores en diferentes culturas y épocas.De allí que acceden al conocimiento de cómo se manifiestan las relaciones de poder y los distintos estereotipos ya sean de sexo, clases sociales y distintas etnias y destacantanto sus valoresartísticos y de entretenimiento como la responsabilidad que les adultes tienen sobre esos consumos, incluyendo el rol del Estado en la generación de políticas culturales destinadas a las infancias.
Adentrándonos en el mundo de la niñez debemos aceptar que ése estadio, no es una “etapa de transición” hacia la adultez, sino que es una etapa en si misma que tiene su culminación cuando el individuo finaliza de vivenciar la adolescencia. Si creyéramos que la niñez es un proceso de transición estaríamos caracterizándola como un momento previo a otro de mayor importancia o sea a la adultez y no tendría sentido la “Convención sobre Los Derechos del Niño”. Ninguna sorpresa es tampoco que en los orígenes de ésta concepción les adultes reconozcan a las infancias sólo por sus carencias: te reconozco por lo que no tienes, por lo que no sabes, por lo que no eres capaz.
¿Y cuál es la actividad más importante del niñea la largo de toda su infancia?,el juego. Cuando un niñe juega, está creciendo con salud. Y el cine con su formidable potencia de comunicación forma parte de sus actividades lúdicas y en consecuencia participa de manera esencial al desarrollo de su estructura narrativa, o sea de su pensamiento, de sus creencias, deseos y adhesiones.André Giroux en su libro “Cine y entretenimiento” refiriéndose al cine de Walt Disney dice: (…) Las películas operan en varios registros (…) que se desempeñan como “máquinas educativas” y que a veces poseen la misma autoridad cultural y legitimidad para enseñar valores e ideales que los emplazamientos tradicionales de enseñanza como las escuelas, las instituciones religiosas y la familia.
En la Argentina el cine infantil no fue una excepción en cuanto a viabilizador de ideologías provenientes del poder de turno y quizá, no siempre de manera consiente, asumiendo ales niñes como meros objetos consumistas.
Son un ejemplo de ésas produccioneslas que se realizaron durante la triste década del 70 que, junto con las películas provenientes de Norteamérica, ocuparon todas las pantallas durante las vacaciones escolares de invierno y verano de ésas épocas: Las locuras del profesor (1979), Amigos para la aventura (1978), El tío Disparate (1978), Brigada en acción (1977), Dos locos en el aire (1976) y otras con criterios similares.
Es interesante destacar que el realismo en esos films respondía también a un mismo criterio aplicado a la literatura infantil que se publicaba.Graciela Montes, destacada escritora de literatura infantil escribía:(…) Fue en ésa época de creciente control sobre la infancia cuando empezó a cobrar fuerza de que la fantasía podía ser peligrosa.(…) crecieron como hongos los cuentos de “niños como tú”, colocados en situaciones cotidianas. (…) cuentos disfrazados por lo tanto de realistas – en los que la realidad era despojada de un plumazo de todo lo denso, matizado, tenso, dramático, contradictorio, absurdo, doloroso: de todo lo que podía hacer brotar dudas y cuestionamientos.
Bien entrada la década del 80 se perciben cambios en cuanto a la ausencia de la militarización de los guiones peroque continúa desarrollando un cine para las familias y no específicamente dirigidas a les niñes. Algunas de estas películas fueron: Las locuras del extraterrestre (1988), Los pilotos más locos del mundo (1988),Los matamonstruos en la mansión del terror (1987), Los superagentes y la gran aventura del oro (1980) entre otras.
Y así llegamos a los 90 en el marco de un mercado cinematográfico dominado por producciones estadounidenses tanto en la cantidad de estrenos como de asistencia a las salas y en la cual el cine infantil no fue una excepción.
Mariana Bernal escribe: el cine infantil argentino del período resulta casi inexistente si se lo mide en comparación con el cine infantil norteamericano.En los primeros seis años de la década las compañías estadounidenses productoras de filmes de dibujos animados eran solo cuatro.A partir de 1997 las empresas se multiplicaron llegando a ser once en total.En cambio entre las productoras argentinas solo encontramos a García Ferré Entertainment como única productora dedicada principalmente al cine infantil.Las otras empresas argentinas producían películas tales como: La saga de los Exterminators, la venganza del dragón (1990), La gran pelea final (1991),Como hermanos gemelos.(1991) Dibu, la película (1996) Los Pintín al rescate (2000) Papá es un ídolo (2000) entre otras.
En todos estos años (1970-1990) muy pocos filmes independientes intentaron llevar al cine un concepto valorizador de la infancia: Luces de mis zapatos (1973) Pinocho (1985), El verano del potro (1991), El secreto de los andes.(1998), S.O.S. Gulubú (1994); y si bien el resultado fue desparejo tampoco pudieron confrontar con su público dadas las monopólicas políticas de las distribuidoras y exhibidoras norteamericanas y a la ausencia de una política cinematográfica – por parte del INCAA - que conceptuara al cine como una industria cultural que debía ser promovida y protegida limitando el campo de las empresas de carácter monopólico y dejando que el paradigma impuesto en ésa época definido como “el mercado” dejara expuestas a ésa injusta y mal llamada regulación, inclusive a las expresiones de la cultura.
Y así llegamos al cine infantil de nuestros días. Pero ese será el tema de la próxima nota.
El libro “Historia del cine infantil Argentino” que cubre los años 1940 a 20013 se lo puede encontrar publicado en el www.observatorioapci.com.ar
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