Cultura, Arte y Eventos

Primera Parte

El eterno retorno del Eternauta

(Miradas del Centro) Nieva sobre Buenos Aires. Alguna vez ha pasado y volverá a pasar si se dan las condiciones meteorológicas. Fue y será un espectáculo maravilloso, digno de fotos, filmaciones… Pero a partir de la historia que dos hombres contaron a fines de los 50, una nevada sobre Buenos Aires tendrá también un costado siniestro. La nieve sola no suele causar miedo, pero situarla donde no se la espera inquieta, como todo lo desconocido. Si además la nevada es mortal para quien toca, la puerta se abre para contar una historia que se llamó, se llama El Eternauta. Porque habrá siempre alguien releyéndola en algún lugar del planeta. Excepto su autor, Héctor Germán Oesterheld, desaparecido por la dictadura en abril de 1977.

Muchas veces la ciencia ficción es unidimensional. Propone una sola tecnología, un acontecimiento, un descubrimiento y organiza a partir de el toda la historia. Un contraejemplo para ello es la historieta “El Eternauta”, escrita por Héctor Oesterheld y Dibujada por Solano López en la que múltiples elementos construyen un complejo y vívido relato. En una sola línea, es la inútil lucha librada en Buenos Aires contra una invasión extraterrestre que se inicia con una nevada mortal a fines de la década del 50. Leyendo más profundo, es un relato de valentía, amor y camaradería. Es el inicio de una epopeya planetaria de lucha contra una raza que está conquistando el universo.

La historia se extendió en su publicación 100 semanas con enorme éxito. Comenzó con lo que HGO llamaba “situación Robinson”, en la que los protagonistas son sobrevivientes rodeados por un mar de muerte y se las ingenian para salir adelante hasta sufrir un fuerte quiebre hacia una situación de invasión, otro de los temas fuertes de la CF clásica de esa época. En esta serie, todos los protagonistas están ausentes de certezas, y son arrastrados por la fuerza de los acontecimientos. Es un boceto de las múltiples historias de horror y muerte que se inician cuando cae la nevada, y si te toca, mueres. Como salvarse de la nevada para descubrir que es la avanzada de una invasión despiadada. Es la pintura de cómo se van armando hombres comunes para armar un ejército. La descripción de armas inimaginables y razas extrañas, y de cómo los enemigos iniciales están controlados por otros, y éstos por otros, hasta llegar a los Ellos, el verdadero enemigo jamás vencido.

Un tema aparte son las reediciones y continuaciones. La historia original salió en la revista “Hora Cero” en setiembre de 1957 y HO tuvo que editarla él porque no conseguía quien lo hiciera. Ese mismo año y quizás no casualmente se publicaba “Operación masacre” de Rodolfo Walsh. Posteriormente publicó algunos relatos en las que el protagonista, Juan Salvo, reaparece en el Delta entre sobrevivientes en historias en la que prima la desesperación y la muerte como salida, quizás preanunciando años de plomo.

En 1969 la revista Gente decidió comenzar la publicación de historietas, y no se les ocurrió nada mejor que reprisar el Eternauta para comenzar la experiencia. Le pidieron a Oesterheld que actualice su guión e incorporaron a Breccia como dibujante pues buscaban diferenciar la edición de aquella visión casi documental que le imprimió Solano López en 1959. Los editores de Gente no calcularon que el sendero ideológico del creador del Eternauta lo había llevado a repensar al Eternauta como un alegato acerca del uso que las grandes potencias hacen del poder en el mundo. En esta versión el hemisferio norte no es un aliado sino que han cedido el sur de América a fuerzas cósmicas demasiado poderosas para enfrentarlas.

Por su parte las ilustraciones de Breccia exigen del lector un compromiso muy fuerte con su búsqueda estética, así como HGO lo pide en tanto compromiso ideológico. Sus paisajes son un territorio más intuible que explicitado, en el que las bestias son estallidos de oscuridad, y la impiedad del invasor se lee en máscaras metálicas sin expresión. Oesterheld estaba cada vez más politizado y Breccia se alejaba más de la historieta “tradicional”. El resultado son viñetas con una fuerte posición política y una arriesgada experimentación visual, inadmisibles para una publicación como la revista Gente. Aunque publicada contemporáneamente al cordobaza, los lectores se quejaron en masa y la historia terminó abruptamente, incluso la experiencia fue epilogada por una carta de disculpas de Carlos Fontanarrosa, director de la publicación para el que deseamos eterno escarnio.

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