Cultura, Arte y Eventos

Por Ariel Prat

El Sanatario de Prat - 1

(Por Ariel Prat (*)) Si bien aquello del huevo o la gallina es un desvelo precolombino, pensando en cómo nos fuimos gestando como Nación y en este medio virtual inspirado en la economía, me disparo en la sien misma de la historia criolla con la pregunta siguiente, plena de pólvora mojada de zonceras: ¿Qué fue primero, la cultura o la economía?

El empuje al encuentro en la aventura de nuevas tierras ejercido por los conquistadores, respondían sin duda a la expansión económica para generar riquezas desde emprendimientos personales derivados en proyectos de reinos y mercaderes con banderas y cruces que llevaban implícito una cultura adquirida, de eso no hay duda. Pero ya el modo de hacerlo y ejecutarlo respondía al entorno que de todas formas puede explicarse por civilizaciones crecidas al compás de religiones, dogmas y creencias que representaron a comunidades identificadas a su propia historia ancestral. El establecimiento de una economía propia allende los mares, impuesta entonces por una cultura dominante en todas sus expresiones era el viaje en sí mismo. Entonces esa pregunta gatillada, resuena contundente con su enunciado de origen y sabe a que una cultura motorizó a una economía y sobre todo, a un modo de imponerla. La cultura es economía pura. Por ende, la economía es producto de ella.

Cuando se fundó Buenos Aires y fue por equivocación, cosa que justifica nuestro devenir histórico, Don Pedro de Mendoza, adelantado andaluz, llegaba a estas tierras en busca del Dorado y por sobre todo, la cura a su mal, la Sífilis. Producto sintomático de una cultura del fornique y la ya incongruencia entre los preceptos religiosos y los actos habituales de los hombres creyentes. Este hombre, un inmigrante ilegal a todas luces, entró por lo que hoy sería el barrio de La Boca. Los indios nuestros se miraron al espejo por primera vez y se descubrieron a sí mismos. Luego en otros barcos llegarían los negros.

Dice Solomianski (1) “…en el habla contemporánea argentina el aspecto negativo de la palabra “indio” connota salvajismo pero no en un alto grado de peligrosidad o desvalorización: Los Indios “no existen”, ya no son ni siquiera un afuera amenazador. Por otra parte el referente original de la palabra “Negro” ha sido sustituido y ahora refiere más específicamente a los descendientes de amerindios, en muchos casos inmigrantes de las provincias norteñas argentinas, de Paraguay y de Bolivia, incorporados a la sociedad como clase trabajadora o marginados…”y sigue más adelante “…la celebración de lo europeo y la represión de lo autóctono(por supuesto solo mientras configura una amenaza para el poder hegemonizador) llevada adelante desde Buenos Aires no fue una operativa meramente simbólica sino un proceso cuyas consecuencias políticas y económicas subordinaron a “las provincias unidas del sud” a los intereses de expansión capitalista occidental.”

Luego de haber a su modo generado todo esto, el adelantado se volvió penosamente a Europa y murió en alta mar, pobre y enfermo de su mal.

Toda una definición de cultura y economía en un viaje. Al final, navegar sigue siendo preciso como batía el poeta…

(1) Solomianski, Alejandro: Identidades secretas: la negritud argentina. Rosario: Beatriz Viterbo, 2003. Págs. 30/33

(*) Músico, poeta, murguero. Colaborador de Motor Económico

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