Cultura, Arte y Eventos

#MotorDomingo/ Por Alejandro Malowicki Director de cine-Docente

ES NECESARIO QUE NUESTRAS INFANCIAS “JUEGUEN” CON OBRAS AUDIOVISUALES NACIONALES

El "castellano neutro" es el único idioma sin patria, huérfano de cultura y sin nada más que el interéscomercial del imperio.

Para tener una idea de la escasa producción de películas dirigidas a las infancias que se producen en nuestro país basta con mencionar que en 1 año (2019) se estrenaron 217 películas para el público adulto y solo 88 películas infantiles en 57 años.

Si se cree que a través del juego, sea éste perteneciente al mundo de los juegos tradicionales o al de las pantallas y pantallitas digitales les niñes se enriquecen en la adquisición de conocimientos y en sus relaciones afectivas, es lógico también pensar que a través del mundo lúdico aprenden y desarrollan conductas y «miradas» acerca del mundo al que están tratando de comprender y de relacionarse. De allí la importancia de los contenidos de las producciones audiovisuales con las que se conectan durante sus tiempos lúdicos. Y la realidad nos muestra, por lo menos a los que prestamos atención a éste tema, que casi la mayoría de las películas, programas y videojuegos con las que se entretienen son provenientes de las usinas de producción y distribución de origen norteamericano cuyos contenidos responden a los aspectos de su cultura que desean exaltar y ponderar.

Pero a su vez es insuficiente esgrimir como causa principal de la minusválida presencia de producciones nacionales infantiles y juveniles al dominio de nuestro mercado por parte de las corporaciones norteamericanas. Lo cual no quiero decir que ésta realidad no exista, ¡por supuesto que existe!, pero si deseamos que nuestras infancias ocupen sus momentos lúdicos gozando de películas y otras producciones audiovisuales nacionales es imprescindible primero “aprender a crearlas”.

De la misma manera que las escuelas de cine fueron y son las protagonistas principales en la generación de películas dirigidas a los públicos adultos destacándose por su cantidad y diversidad de géneros, es posible afirmar que la inclusión de las materias que comprenden la enseñanza del género infantil daría similares resultados.

Esta propuesta es válida en la medida que estemos de acuerdo en que todos los avances en los ámbitos de las ciencias y de las artes suceden cuando sus hacedores estudian y en ése aprendizaje profundizan las disciplinas en las que transitan. De allí que la mayor presencia de obras audiovisuales dirigidas a nuestras audiencias infantiles no es una excepción y su desarrollo está absolutamente “atado” a la educación.

En Argentina hay más de 20.000 estudiantes de cine y de otras expresiones audiovisuales que cursan sus carreras en instituciones educativas públicas y privadas y en todos los programas de estudio de las escuelas existentes en el país no existe materia alguna relacionada con el género infantil (no confundir la enseñanza de la animación con la enseñanza del género infantil).

Es imprescindible cambiar ésta realidad para que convivan las producciones nacionales con las de todos los países del mundo y para ello los responsables de decidir los programas de estudio en todas las escuelas de cine, televisión y videojuegos deberían incluir las materias correspondientes al género infantil y así colaborar activamente en la creación de producciones para el goce de los momentos lúdicos de nuestras infancias y adolescencias.

Dialogar con las autoridades nacionales competentes para que se esfuercen en recuperar la soberanía audiovisual en todas las pantallas y pantallitas de nuestros mercados audiovisuales es una tarea que adquiere más sentido cuando a la vez se educa a los futuros profesionales para que con sus conocimientos y sus experiencias logren más y mejores producciones audiovisuales dirigidas a nuestras infancias.

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