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L- Gante, cuando habla el conurba / Por Tavo Cibreiro
( Por Tavo Cibreiro. Comunicador popular y periodista. Integrante de Mueve Argentina y Ucaya) Antes de salir en la tele, L- Gante ya viajaba por el mundo gracias a su música. Desde hace tiempo, y con una naturalidad sorprendente, su cumbia 420 salta fronteras y se comparte enajenadamente en muchos barrios de la aldea global. Para conseguirlo, no necesitó pisar un canal de televisión, ni que su voz tenga alta rotación en las radios más sintonizadas del mundo. Su crecimiento fue veloz. Primero fueron las provincias, después México y más tarde el viejo continente. Todo eso, bajo un estricto silencio mediático pero con una fuerte presencia en los actualizables circuitos no tradicionales de consumo cultural. En sólo 4 años, sus videos pasaron de tener cientos de vistas a millones, y sus “Likes”!!, a multiplicarse día a día.
No obstante, pese a ello, en una porción importante del periodismo vernáculo, pareciera molestar y, por momentos, hasta ser mirado de costado, como si fuera una novedad exógena, salida de una realidad paralela desconocida y con pocos enlaces con la habitualidad. Quizás, esa incomodidad manifiesta no surja de su súper visibilidad repentina y digital, ni de su forma de moverse dentro de la industria musical. Más bien, creo, germina y se potencia por venir de los márgenes económicos y sociales; Por ser, entonces, un pibe del conurbano cruel, y profundo, hablando en el prime time de la hegemonía cultural con ideas propias, con una proyecto exitoso a la vista de todos y todas y, fundamentalmente, contando una historia de sacrificio y contención familiar, lejos del reviente estigmatizador, con el cual se describen tantas y tantas historias de pibes y pibas de calles parecidas a las suya.
En “Pedagogía de la Autonomía”, Paulo Freire asegura “Una de las cuestiones centrales que tenemos que trabajar es la de convertir las posturas rebeldes en posturas revolucionarias que nos involucren en el proceso radical de transformación del mundo. La rebeldía es un punto de partida indispensable, es el detonante de la ira justa, pero no es suficiente. La rebeldía en cuanto a denuncia necesita prolongarse hasta una posición más radical y crítica, la revolucionaria, fundamentalmente anunciadora.
La transformación del mundo establece una dialéctica entre la denuncia de la situación deshumanizante y el anuncio de su superación, que es, en el fondo, nuestro deseo”.
L-Gante, quizás sin saberlo, transformó esas palabras en una realidad. A partir de una computadora entregada por el Estado Nacional, revolucionó su vida y la cambió para siempre. Sin exagerar, hoy su voz, desoída por el mercado hasta no hace tanto, es un acto de rebeldía disruptiva, consiente o no, que busca urbanizar las narrativas de los sectores menos escuchados de nuestra sociedad. Es, por qué no también, la posibilidad se encarnar la desobediencia sobre el destino escrito y articularlo con los deseos, los saberes compartidos y la interpelación individual y grupal.
En algún punto, el periodo histórico que transitamos, nos obliga a ser más L Gante con nuestro futuro colectivo, tomando fuerte las riendas y a no esperar ese momento ideal que siempre tarda en llegar. El discurso hegemónico nos intenta apartar de ese camino invariablemente, nos oculta con astucia esa vertical intensión de favorecer(se) a unos pocos y pocas a costa del padecimiento de una muchos y muchas. En consecuencia, la comunicación y lucha cultural deben ser consideradas como partes centrales de cualquier proyecto emancipador. No sólo para la búsqueda de una autonomía discursiva, necesaria en cualquier deseo redentor, sino también, como articuladores de prácticas realizables y conocimiento empírico.
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