Por Alejandro Malowicki, Director-Productor de cine. Docente.
La cámara de un celular es lo que más se aproxima al ejercicio de la libertad.
Alguien dijo que un fotógrafo, esté donde esté, quieto o en movimiento, de día o de noche, con su cámara y sin ella siempre está sacando fotos con sus ojos. Y es verdad. Pero además la cámara de un celular en manos de un fotógrafo es lo más aproximado que se puede asociar con sus ojos.
La cámara de un celular es como una lagartija que con suma rapidez dispara y se escabulle en un bolsillo y está siempre lista para volver a salir, disparar y esfumarse. La cámara de un celular es lo más aproximado al ejercicio de la libertad.
La fotografía al igual que el cine ―que también es fotografía pero en movimiento― es sin lugar a dudas un descubrimiento que revolucionó y generó una enorme evolución en las artes visuales y en todos los medios de comunicación gráficos y digitales. Como así también en resguardar muchos de los sucesos que vivimos como por ejemplo el que caminando con una amiga por las calles de la “Habana vieja” me detuve para prestarle atención a un edificio que a pesar de su deterioro dejaba apreciar detalles que facilitaban poder imaginarlo en su época de esplendor. Se lo comento agregando que lamento mucho no poder volver a verlo cuando esté de regreso en mi país, a lo que ella me respondió con segura rapidez, y bueno, sácale una foto y llévatelo. Sonreí, encuadré, saqué la foto y me lo llevé en la memoria de mi cámara y cada vez que libero la foto también recuerdo mi primer paseo por la Habana vieja.
…la cámara de un celular en manos de un fotógrafo es lo más aproximado que se puede asociar con sus ojos.
Click, shrick, shrack, chrack, no sé, no sé cómo vocalizar, escribir, describir el sonido del obturador de las cámaras fotográficas. Un sonido que me encanta y que cuando comenzó el tiempo de las cámaras digitales pensé que nunca más iba a escuchar ése sonido que te denuncia como un ladrón de imágenes si es que sos un “fotógrafo de calle” y te hace sentir una fugaz emoción que se siente al capturar un instante hermoso, triste o trágico.
Cuando la cámara de cine era analógica yo escuchaba el ruido del motor y me ponía muy nervioso porque sabía que estaba imprimiendo en película y que como el material virgen era muy costoso no podía repetir más de una o a lo sumo tres veces las tomas de un mismo plano. Era un momento de angustia y también de placer porque estaba filmando una película, pero el sonido, el sonido del motor me angustiaba. Lo mismo me sucedía con la cámara fotográfica y el rollo que me daba la posibilidad de sacar hasta 24 o 36 exposiciones.
…como un ladrón de imágenes si es que sos un “fotógrafo de calle” y te hace sentir una fugaz emoción que se siente al capturar un instante hermoso, triste o trágico.
Hoy, que las cámaras de cine son digitales y silenciosas, solo me importa el plano a filmar porque tengo la posibilidad de repetirlo hasta que esté conforme con el resultado. Lo mismo sucede con las cámaras fotográficas digitales aunque pensándolo bien no es la cualidad que más me entusiasma de ellas sino aquella que antes como hoy al apretar el disparador me sigue permitiendo sentir y escuchar su alcahuete “click, shrick, shrack, chrack”… aunque se me escape la presa. En una palabra: ése sonido tan característico de una cámara fotográfica me hace feliz, muy feliz.
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