
Por Patricia Chaina
Neruda, la película de Larrain
(Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico ()) “Rara, como encendida”, por su luz lila casi permanente y por un ritmo ágil donde el policial negro combina con los relatos oníricos. Entretenida, dura y matizada con buenos toques de humor absurdo. Así es Neruda, la sexta película del director chileno Pablo Larraín (Tony Manero, No, El club) que ha desatado polémicas por la versión sesgada que muestra del “poeta de la gente”.
Es que Neruda no es una biografía. No cuenta la vida del Nobel de Literatura (1971), interpretado con habilidad por el chileno Luis Gnecco. Cuenta la visión que tiene de él, lo que imagina sobre sus noches y sus días, un inspector de policía que lo persigue, el petulante y a la vez romántico personaje que compone Gael García Bernal en el papel de Oscar Peluchonneu, quien persiguió al poeta obsesivamente, en la vida real, entre septiembre de 1948 y el otoño del ‘49.
La película recorta ese momento en la vida de Neruda y lo hace ficción: Cuando siendo senador y por oponerse al régimen represor del presidente electo Gabriel González Videla, debe pasar a la clandestinidad hasta escapar de Chile; a caballo, por un paso andino a la altura de Valparaíso; y llegar a Europa. Allí lo espera Pablo Picasso. Otro dato real. Como el perfil de la mujer que lo acompaña, Delia del Carril, su segunda esposa, artista y aristócrata argentina, a la que Mercedes Moran, le pone cuerpo y alma.
Entre Chile y Europa, Larrain utiliza la figura del poeta, y abusa de ella al dotarla solo de la versión nacida de su perseguidor. Exagera los gestos, lo caricaturiza, su Neruda ama damasiado los burdeles y el champagne. No valora a su gente. Vive en contradicción entre lo que escribe y lo que hace, según la imaginación y paranoias de su perseguidor. Pero el relato está obligado a conjugar estas visiones oníricas, con realidades de contexto como las huelgas obreras o un campo de concentración al mando de un joven Pinochet, las prostitutas y homosexuales que defienden al poeta cuando empiezan las razias, la lealtad de sus mujeres, la solidaridad de su pueblo. Ahí la película gana, en profundidad y altura.
En su imaginario vuelo sobre el tiempo perseguido del poeta, Neruda ofrece un perfil de Chile que ya teje la trama política del proceso setentista, auyenta los mismos temores, convoca las mismas utopías. No admite la faceta humanista de Neruda ni su estoica costumbre de escribir a su gente. Sin embargo, su espíritu la atraviesa, se cuela entre los contraluces, que abundan, y destella en los versos del Canto General publicado en Chile clandestinamente en 1949. Su perseguidor, al fin de cuentas la voz de la película, portador de una prodigiosa imaginación, permite reconocer el Neruda real, justamente en el contrate con su visión fantasmagórica. Pese a todo, Neruda se deja ver, más allá de la metáfora, y en el más amplio sentido del término.
**FICHA: **Neruda (Chile-Argentina-Francia-España-EE.UU., 2016) / Dirección: Pablo Larraín / Elenco: Luis Gnecco, Gael García Bernal, Mercedes Morán / Guión: Guillermo Calderón / Duración: 107 minutos / Calificación: SAM 16 años
¿Quién es Pablo Larrain? ¿Un hijo de la derecha?
Neruda es la sexta película del chileno Pablo Larrain quien a los 40 años ya cuenta con una sólida filmografía. Mientras esta ficción sobre el poeta está en cartel, se anuncia Jackie, un drama donde Natalie Portman es Jaqueline Kennedy. Y se encamina al Oscar, en varias categorías. En tanto No, su cuarto largometraje, fue nominado en 2013 como Mejor Película extranjera, convirtiéndose en la primera película chilena nominada a los Premios de la Academia. Allí Gael García Bernal interpreta al publicista que lleva adelante la campaña por el "No" en el plebiscito de 1988, para impedir que Augusto Pinochet siga en el poder. Sin embargo, Larrain es considerado en su país, por muchos, “un hijo de la derecha”. Su padre es senador por la UDI (Unión Democrática Independiente) y su madre fue ministra de vivienda del gobierno de Sebastián Piñera.
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