Nota de Eduardo Pereyra para Motor de Ideas
Vienen por la privatización del saber público
Esta nota fuer realizada por el dirigente de CTERA, Eduardo Pereyra especialmente para la Revista Digital Motor de Ideas 5 que se editó en el año 2017. Hoy la compartimos con ustedes e invitamos, a quienes no lo hayan hecho aún, a suscribirse a Motor Económico por 400$ anuales.
(Por Eduardo Pereyra (Especial para Motor de Ideas)) Durante los años 90, donde el discurso imperante por parte de las clases dominantes era la privatización lisa y llana de todo lo que pudiera ser privatizado, el correlato que tuvo sobre la Escuela Pública fue la descentralización sin fondos nacionales de las escuelas secundarias a las provincias (las primarias ya habían sido derivadas a las provincias en 1978).
La idea final era otra sucesiva descentralización hacia los municipios y su posterior y definitiva privatización, bajo el argumento, sin dudas razonable, de que las intendencias con su acotado presupuesto no podían hacerse cargo de las escuelas, el salario de los docentes, la infraestructura y formación, entre otros puntos.
La incansable lucha de la CTERA junto a la comunidad educativa, denunciando las políticas privatizadoras del menemismo, logró frustrar ése objetivo. Sin duda, la instalación de la Carpa Blanca, fue el emblema más alto de esa pelea, que años más tarde, durante la presidencia de Néstor Kirchner, posibilitó la conquista de una nueva Ley de Educación Nacional y la Ley de Financiamiento Educativo, banderas históricas de lucha de los trabajadores de la educación en la Argentina.
En esta nueva etapa de contraofensiva neoliberal se propone como idea conceptual no expresada pero si militada, ya no un Estado mínimo, que deje a las fuerzas del mercado el futuro de la escuela pública, sino la reconfiguración del Estado como un viabilizador de oportunidades de negocios dentro del sistema educativo. Negocios que el propio Estado con su financiamiento vierte hacia fundaciones, “ONGs” y empresas, en reemplazo de las propias instituciones oficiales.
Es lo que llamamos el proceso de privatización y mercantilización de la Educación Pública. Uno no excluye a lo otro, pero no son lo mismo.
Obvio, que las instituciones educativas desde hace décadas sufren una tensión estructural entre los distintos proyectos políticos y económicos, que plantean la necesidad de aumentar o reducir el carácter público de las mismas.
Lo novedoso, es lo diversificado y lo dinámico que caracteriza a este proceso de mercantilización, en la coyuntura política actual en la Argentina y en la región.
Cuando analizamos los distintos procesos, hallamos:
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Privatización educativa como parte de la reforma estructural del Estado en su función de provisión, regulación y financiación (Chile es el caso paradigmático)
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Alteración irregular pero sostenida del sistema, a partir del fomento de nuevas formas de provisión público-privado, incentivando las escuelas chárter, los programas de financiamiento per cápita (voucher), entre otros mecanismos.
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Avance de la privatización como resultado de la pasividad del Estado en un marco de expansión de la demanda educativa, con lo cual la oferta pública escasa crea una ventana de oportunidad para la provisión privada.
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Presencia creciente de lo que se denominan escuelas de bajo costo, a partir de una muy baja inversión pública sumado a desregulaciones para la creación, y poder de control de los Estados nacionales y provinciales.
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Contratos de largo plazo estableciendo subvenciones públicas a instituciones privadas que consolidan la naturalización y dependencia de la presencia de proveedores privados
- Influencia creciente de agentes externos como el Banco Mundial, con sus condicionamientos para otorgar préstamos, la OCDE, empresas transnacionales de educación (Pearson, Bridge, entre otras), grandes consultoras, que presionan a los gobiernos para reducir el margen de decisiones sobre sus sistemas educativos.
En fin, el neoliberalismo ha creado un conjunto de herramientas a ser utilizado según el contexto político y societario, pero todas con la misma intención, debilitar al Estado como garante del derecho social a la educación, financiado por el Estado y por lo tanto para todos y todas, y constituir la idea de la educación como un servicio, como un bien transable a disposición del que pueda pagarlo.
Junto con ello y para ese objetivo, el gobierno de Macri, que es la expresión en la Argentina de ese neoliberalismo mercantilizador, ha desplegado otra gama de herramientas, como:
A) las pruebas estandarizadas Aprender, para justificar la mala calidad de la escuela pública en contraposición con la supuesta calidad que hoy tiene la escuela privada, argumento que no se sostiene ni aun con los resultados de ésas propias pruebas.
B) La articulación de un discurso ampliamente divulgado por los medios masivos de comunicación que denosta al docente por su baja profesionalidad y formación, su escaso compromiso y que lo culpabiliza de todas las deficiencias del propio sistema.
C) El ataque, masivo y constante, a las organizaciones sindicales de los docentes, que incluye hasta la amenaza de muerte a los dirigentes y sus familias, como el caso del Secretario Adjunto de CTERA, Roberto Baradel, a fin de debilitar una de las fuerzas que se oponen con mas persistencia a las políticas gubernamentales en educación.
Concluyendo, el neoliberalismo a nivel global y local, no solo viene a disputar los recursos que el Estado invierte en educación sino también, y sobre todo, el carácter y el sentido que tiene la Escuela Pública en su rol de igualador social, y proyecto emancipatorio.
Es por esto, por la dimensión de la disputa, que es necesario hoy más que nunca fortalecer las articulaciones entre padres y madres, docentes, estudiantes, trabajadores y movimientos sociales, para generar las correlaciones de fuerza que impida que estos procesos avancen y para defender a nuestra escuela pública, la que a pesar de todo Enseña, Resiste y Sueña.
- Secretario de Relaciones Internacionales de CTERA
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