Por Fernando Aguinaga*.
CARLOS SLEPOY "FUE EL MARADONA DE LA JUSTICIA UNIVERSAL"
*** Buenos Aires, 4 diciembre (Especial para NA) -- El Club Atlético Lanús rindió homenaje institucional a Carlos Slepoy, el abogado argentino que se puso al hombro los juicios por los derechos humanos por los crímenes cometidos durante la dictadura argentina y el franquismo, invocando la Justicia Universal y el delito de genocidio, cuando en el país todavía estaban vigentes las leyes de obediencia debida y punto final.
Será por esa razón que en el balance de uno de los oradores más fervorosos e impulsor para que Slepoy fuera homenajeado como "socio honorario" y tenga su lugar en el "altar" granate, el gremialista Víctor de Gennaro, no haya dudado en asegurar que "Carli" -como se lo conocía- fue el "Maradona de la Justicia Universal".*
¿Se puede trazar paralelismo semejante sin entrar en un sacrilegio al culto maradoneano o en facilismos? La respuesta es que es posible. Un ejemplo físico, si se permite el paralelismo, es el de comparar aquel tobillo inyectado y destruido del crac con la espalda de Slepoy; ambos fueron capaces de las mayores hazañas en su espacio derrotando la adversidad.
Slepoy fue prisionero durante el gobierno de Isabel Perón y deportado por la dictadura argentina. Siendo abogado, a fines de los 90, protagonizó en la península un episodio que lo marcaría para el resto de su vida: al salir en defensa de un migrante africano al que castigaban dos policías españoles, uno de ellos le disparó por la espalda y lo dejó cuadriplégico.
Un milagroso tratamiento, si se permite la invocación religiosa, le hizo recuperar gran parte de la movilidad, y cuando su cabeza pensaba en el suicidio, su vida dio un vuelco a partir de lo que siempre había sido su lucha por la defensa de los trabajadores y los derechos humanos.
Hincha fanático de Lanús y su padre, tan devoto como él, se comunicaban todos los domingos para hablar del Club, "saber cómo venía en la tabla o si había ganado", una manera de matar distancias y aventar olvidos.
Slepoy despertó el entusiasmo de otros como él en España, exilados de diferentes países latinoamericanos como Guatemala, donde habían ocurrido grandes matanzas, o Chile, y así se fueron armando los históricos juicios, invocando la Justicia Universal y las causas que llevó adelante el por entonces juez Baltazar Garzón. .
En 1998, su nombre cobró trascendencia internacional, al impulsar la causa contra el dictador chileno Augusto Pinochet, quien fue detenido por los crímenes que asolaron al país trasandino, tras el derrocamiento de Salvador Allende.
Al descubrirse un tríptico con una imagen del recordado abogado, cercano al monumento al "Laucha" Acosta, el presidente del Club, Nicolás Russo, recordó que durante la dictadura "se llevaban vecinos y las familias se quedaban solas, pero por temor nadie les preguntaba si necesitaban algo".
Russo abogó porque "nunca mas vuelva a ocurrir lo que ocurrió" en la dictadura.
Las investigaciones impulsadas desde España por Slepoy permitieron la detención, entre otros, del represor de la ESMA Ricardo Cavallo, arrestado en México y luego juzgado y condenado en la Argentina a prisión perpetua.
Fue ese mismo derecho universal que, invocado, permitió que la jueza argentina María Romilda Servini de Cubría, diera acogida jurídica a los crímenes cometidos por el franquismo, durante y después de la Guerra Civil Española, y ante el silencio cómplice de la justicia española.
La película "El silencio de los otros" muestra los testimonios de familiares de las víctimas, exhumaciones de restos sepultados por décadas, pero fundamentalmente el reconocimiento por la labor de Slepoy y Servini, quien viajó a España para tomar testimonios.
Precisamente, en una de las entrevistas realizadas a Slepoy, quien falleció en 2017, la organizadora del homenaje y quien tiene a cargo la Secretaría de Derechos Humanos del club Lanús, Silvia Salcedo, descubrió que el jurista tenía en su escritorio un escudo de Lanús. Investigando, detectaron que ya era "socio honorario" de Lanús y el homenaje se llevó a una reunión de comisión directiva.
La imagen de Slepoy sonriente y con el tablón histórico de la vieja Fortaleza en sus manos quedó descubierta en el Polideportivo lindante a la cancha, el día después de la goleada de los pibes, que a Carli le hubiera gustado ver y contársela a su padre.
Las hermanas, que recibieron una camiseta granate con un 10 en las espalda y el nombre Carli, recordaron que al momento de su muerte, sobre el cajón se colocaron tres banderas, una roja del PRT, donde había militado, otra de la República española y la tercera de Lanús, "el club de sus amores", como recordaron desde España sus hijos Natalia, Paula y Oscar.
(*) - Ex secretario de redacción de NA e hincha de Lanús. FRA/MG/CJ http://www.facebook.com/AgenciaNA http://twitter.com/NAagencia NA 2020-12-04 09:28:27
···