La Nave/ El arte de mentir, de verdad
EL RELATO CAPITALISTA TE DICE "TODOS SOMOS EL MUNDO"
(Por Héctor Sosa) Nota realizada para editorial de "Motor de Ideas" (revista digital que realiza el multimedia "Motor Económico") de 2017 que hoy adquiere plena vigencia al calor de acontecimientos locales y mundiales. Los invito a leerla:
En tiempos donde el poder real globalizado ha puesto sus energías financieras, mediáticas, militares, de vigilancias certeras sobre Estado y habitantes y cuando la construcción simbólica de la mentira es una práctica diaria; hablar de #Soberanías (así en plural) nos pone en un desafío que queremos compartir
Hace poco más de un año que comenzamos a trabajar con el principal objetivo de ser un eslabón más de todos aquellos medios que día a día re/inventan las formas de comunicar para poder romper, saltar o engañar a un fenomenal cerco informativo, que cada vez torna más presentes las imágenes y el concepto de vigilancia que se manejó en la película El Show de Truman (Peter Weir, 1998).
Weir realiza una afirmación provocadora: “El mundo real es falso”. En una interesante nota de Juan Pérez Ventura, geógrafo por la Universidad de Zaragoza , observa sobre “Truman” : El individuo no sirve al sistema únicamente como observador pasivo, sino que también es convertido en un potencial consumidor. Las estrategias de publicidad encubierta son muy bien representadas en El Show de Truman, puesto que los televidentes, enganchados al show, están recibiendo continuamente mensajes que les incitan a comprar productos que, en realidad, no necesitan”.
Y señala:”la idea de la película es más profunda: se busca una sociedad distraída, la actual es una sociedad desinformada. Son los dos pilares sobre los que se asienta la estrategia del poder mediático: formar individuos ignorantes y distraídos”.
Preguntas: ¿Está muy alejada de la realidad la idea de alentar un ser humano ignorante, distraído y receptor pasivo de relatos carentes de verdad?
¿Las técnicas de publicidad para vender productos no forman parte indivisible de los formatos adoptados para vender candidatos, crear realidades inexistentes o simplemente mentir?
¿Los Medios/Corporaciones/Show no afectan la mente de millones de habitantes del planeta?
¿Hasta dónde la construcción virtual de una mentira puede modificar la vida de un ciudadano?
El poder económico/ político real sabe que maneja los resortes de un nuevo tipo de guerra, tan sofisticada como “Matrix” y tan real como los crímenes en Siria, Palestina ( sólo por citar algunos países ) o los proyectos elaborados en las usinas de EE.UU para promover “golpes blandos” o “creación de nuevos enemigos” en el mundo, la región y Argentina. Mientras, aplica doctrinas de shock económico y comunicacional. Crean caos, inventan caos, inyectan caos para que el miedo discipline. Hasta ahora mal no les va. Aunque comienzan a verse algunas rajaduras. No tantas. Pero las hay.
Hay una revolución tecnológica que no manejamos y que no es sólo de maquinas inteligentes, es una revolución que cambia muchos paradigmas en todos los campos de la vida, en donde los tiempos se miden a la velocidad de la luz.
Hace unos meses en “Motor de Ideas” optamos por adentrarnos en una palabra y todo el significado que conlleva: #SOBERANÍA.
Soberanía económica, comunicacional, educativa, cultural, política, tecnológica, de género, satelital, territorial, simbólica y soberanías del futuro.
Siempre la humanidad vivió tensiones fuertes ante cambios con marcadas profundidades ya sea en sus inicios, en tiempos de las grandes invenciones, revolución industrial, la creación de Estados/Nación, guerras económicas, territoriales, religiosas o ideológicas; pero nunca tuvo que enfrentar un tiempo donde en el mundo “conviven” lo real y lo virtual.
En esos dos territorios se arman y desarman nuevas soberanías. El mundo de las corporaciones busca deslegitimar el derecho de los pueblos a ser soberanos, tener independencia política y económica. El poder real ha tenido la habilidad de crear “marcas” que sirven para su legitimación.
Marcas de productos, marcas de movimientos políticos, marcas a futuro: “Cambiemos”, “el futuro es tuyo”, “tú casa es el mundo”, “compra donde quieras y lo que quieras desde tú celular” y más.
La activista antiglobalización, Naomi Klein afirma en su libro “No Logo” que:” en la economía global es muy fácil fabricar productos casi idénticos y las grandes compañías, especialmente Nike y también IBM, decidieron que debían vender algo más profundo y difícil de copiar. Así surgieron, a principios de los 90, las ´marcas de estilo de vida´, que venden identidades y permiten a los consumidores verse como querrían ser. Si eres un rebelde, ¿qué ordenador has de tener? Un Macintosh, claro. Y cuando consigues vender una identidad, es fácil ampliarla a más productos. Ahí llega la extensión de la marca”.
Las corporaciones tienen un caudal informativo que supera al de los Estados. Especialmente las grandes empresas de ahora y el futuro como Google, Facebook, Twitter, Instagram y otras. Cuya informaciones acumuladas tienen una sola tienda de almacenamiento: El Pentágono. Ignorar este dato sería un error sin retorno, dado que desde allí se promueve “el fin de las soberanías”,
Ya se desarrolla una nueva marca, desde los edificios virtuales del Big-Data global: “el mundo somos todos”, cuyo concepto será el que ya han tomado las derechas del neoliberalismo. Con esa consigna, “el mundo somos todos”, elimina soberanías de todo tipo, incluso las personales.
Por ello, desde “Motor de Ideas” buscamos poner el centro del problema en cada una de las notas, gráficos, entrevistas y producciones especiales, dado que para dar las batallas de ideas por el sentido lo primero que tenemos que saber es cómo piensan los que vienen por nosotros.
SOBERANÍAS (*) les propone entrar desde nuestra historia al territorio de quienes buscan anular, desarticular y destruir identidades de pueblos y de mentes. Sin soberanía de ideas no habrá liberación real o virtual.
(*) Editor de Motor Económico y Motor de Ideas/ Periodista y docente. Editor de La Nave de la Comunicación
(*) Edición de Motor de Ideas
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