Por Julio YazbeckJozami / Especial para Motor Económico
La Alianza Estratégica de Rusia y China. Trump lo hizo?
( Por Julio Yazbeck Jozami / Especial para Motor Económico ) En estos días hemos podido evaluar el significado real del encuentro en Moscú del primer ministro chino, Li Keqiang, con su homológo Dmitriv Medvédev, a los fines de celebrar el 16 de septiembre de 2019, la 24ª Reunión Regular entre Primeros Ministros de China Y Rusia,con el objeto de instrumentar los acuerdos firmados en Moscú por los presidentes Putin y XI Jinping, en junio de 2019.Estos fueron precedidos por la “Declaración Conjunta sobre el desarrollo de las relaciones de la asociación estratégica integral de coordinación de la nueva era entre la República Popular China y la Federación de Rusia” y la “Declaración Conjunta para fortalecer la estabilidad estratégica global en la época contemporánea de la República Popular China y la Federación de Rusia”, ambas del 5 de junio de 2019.
Putin recalcó entonces la coincidencia con China en las principales cuestiones internacionales y regionales y Xi Jinping afirmó que “ambos países quieren ser amigos para siempre”, signando el carácter estratégico que esta alianza, ahora explícita, representa.
Pocos días después, el 27 de septiembre, se reunieron los cancilleres de China y Rusia, al margen de la 74ª asamblea General de la ONU; Wang Yi declaró que “ambos países deben fortalecer la coordinación estratégica, salvaguardar la soberanía y la seguridad nacional y oponerse a la injerencia externa”. Por su parte, Lavrov también ratificó el carácter estratégico que ambas partes atribuían a esta nueva alianza.
La peculiar conducción de Donald Trump en los asuntos internacionales de EEUU ha logrado concretar algo tan temido por todos las anteriores administraciones, desde finales de la segunda guerra mundial: esto es la alianza estratégica entre Rusia y China, ahora explícita, loque marcaría el comienzo de una nueva era. ZbigniewBrzezinski, en “El Gran Tablero Mundial, la supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos”, su libro de 1997, había previsto, fiel a su concepción imperial, que la misión de EEUU debía ser la “gestión de las relaciones y conflictos en Europa, Asia y Medio Oriente para evitar que un superpoder rival emerja y amenace nuestros intereses y bienestar” ; es decir, evitar lo que ahora ocurre, el surgimiento de un poder estratégico que dispute la supremacía norteamericana.
Conel agravante actual del apoyo que ambas potencias orientales, en conjunto, brindan a la República Islámica de Irán, a la República Árabe Siria, a la República de Irak, al gobierno de Nicolás Maduro, a Corea del Norte y al retiro total de las tropas norteamericanas de Afganistán, exigencia talibán para comenzar negociaciones con el gobierno afgano. Ces decir, confrontación en todos los frentes sensibles para EEUU.
“America First”.“Manifest Destiny”.“Heartland”.
En una nota anterior, dijimos que el “AmericaFirst” de Trump no era un lema solo para consumo interno; representaba en realidad el deseado retorno a los tiempos posteriores a la caída del muro de Berlin y a la desintegración de la Unión Soviética, en que el exclusivo, absoluto, liderazgo norteamericano fue indiscutible. Las invocaciones de Trump -con otros términos- es solo la continuidad en la vieja alegación del “Destino Manifiesto”, teoría que sirviera para la expulsión de los pueblos originarios de Ámerica del Norte y, posteriormente a la guerra con Gran Bretaña (1812), el avance desde el Atlántico al Pacífico, anexando sucesivamente territorio mexicano hasta alcanzar en medio siglo los 2 millones de kms2basado en una pretendida superioridad racial y ética.
El primero en explicitar esta teoría del “ManifestDestiny” fue el periodista John L. O'Sullivan, en «Anexión», un artículopublicado en el número de julio-agosto de 1845, en la revista DemocraticReview de Nueva York; allí escribió: “El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente (mundo) que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino.”
Y concretamente decía que Texas debía formar parte de los Estados Unidos, porque “…Texas así lo desea…” y recalcaba, “…es nuestro destino manifiesto expandirnos por el continente que nos ha dado la Providencia…” Otro tanto alegó para justificar la anexión de todo Oregon.
Desde el primer momento, gran parte del pueblo de los EEUU repudió esta pretendida superioridad; entre otros, Abraham Lincoln.
Se vincula esta idea con la Doctrina Monroe, y la justificación de las posturas intervencionistas de los presidentes Theodor Roosevelt y Wodrow Wilson a comienzos del siglo XX. En otro orden de cosas, se vincula a la teoría nazi del espacio vital.
William Pfaff ,columnista del International Herald Tribune publicó “The Irony of Manifest Destiny: The Tragedy of America's Foreign Policy”, 2010. En su libro explica los orígenes del aislacionismo nacional de EEUU, e ironiza acerca de una sociedad que tras las guerras mundiales, se sintió nuevamente llamada a asumir el papel de salvadora del mundo, única superpotencia y gran reformadora global.
En nuestros días, muy lejos del destino manifiesto, la pesadilla tan temida por Henry Kissinger y ZbignewBrzezinski: La Alianza Estratégica de China y Rusia, se torna una realidad palpable.
En 1904, el geógrafo Halford John Mackinder escribe “El Pivote Geográfico de la Historia” y en las primeras dos décadas del siglo XX continúa el desarrollo de su teoría del Heartland, que consistía en lo esencial en sostener que cualquier poder político, establecido en el corazón de Eurasia, centro cardial del mundo, podía adquirir la fuerza suficiente para dominar el mundo en una era de importancia declinante del anteriormente invencible poder marítimo. Decía: Quien gobierne en Europa del Este dominará el Heartland; quien gobierne el Heartland dominará la Isla-Mundial; quien gobierne la Isla-Mundial controlará el mundo." “
El presidente Reagan llegó a decir en 1988, asumiendo la argumentación de Mackinderde la teoría del Heartland, “La primera dimensión histórica de nuestra estrategia es relativamente simple, clara y enormemente sensata. Es la convicción de que los intereses de seguridad nacional fundamentales de los EE. UU. se pondrían en peligro si un Estado o grupo de Estados hostiles dominaran la masa de tierra euroasiática. Y desde 1945 hemos procurado evitar que la URSS sacara partido de su posición geoestratégica ventajosa para dominar a sus vecinos de la Europa Occidental, Asia y Oriente Próximo, con lo que se alteraría el equilibrio mundial de poder en nuestro perjuicio”
Hoy al temor a la relación estratégica de China y Rusia -a la que Irán acaba de confirmar su adhesión- debemos sumar, completando el marco geográfico, el acercamiento notable de la India y delos países de Eurasia a China y Rusia y, en lo conceptual, el desapego cada vez mayor de Europa Occidental a la visión de EEUU como gran protector de su integridad y garante de sus valores democráticos liberales.No olvidemos que el presidente norteamericano alentó el Brexit y propuso al primer ministro británico Boris Johnson, una alianza sajona en reemplazo a la pertenencia británica a la Unión Europea.
Este panorama desfavoble a los intentos norteamericanos de evitar la expansión de la influencia china en el mundo encuentra una nueva decepción para Whashington tras el fracaso de Pompeo en Medio Oriente.
Irak y Líbano están negociando activamente su ingreso a la Ruta de la Seda que implicaría para el Líbano la construcción de un ferrocarril que uniría Trípoli a través de Beirut con Naquora en el Sur, la reconstrucción de sus puertos y la instalación de varias centrales eléctricas. En el caso de Irak un Memorando de Entendimiento firmado en septiembre de 2019 establece la incorporación iraquí a la Ruta de la Seda. Este plan contempla la reconstrucción por parte de China de la región devastada por la guerra que incluye ferrocarriles, carreteras, proyectos de energía y agua, un nuevo programa de infraestructura para el petróleo.como así también hospitales, escuelas y centros culturales.
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