Aldea Global

Acerca del masivo extractivismo de datos en tiempos de cuarentena

“Los sentimientos son de nosotros/as, los datos son ajenos!” / PARTE 1

“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos. A. Gramsci

( Por Verónica Sforzin*) Mientras la gran mayoría de la población en América Latina y el Caribe se encuentra en cuarentena y con distanciamiento social, cumpliendo con el que parece ser el mejor método para frenar la propagación del COVID-19; en el mundo se libra una gran disputa geopolítica por la reconfiguración del orden mundial.

Estamos frente a una crisis del dominio y del orden Angloamericano, tanto del modelo más financierista especulativo, como del modelo planteado por los sectores del continentalismo de EE.UU.

Toda crisis, es una oportunidad y es condición necesaria para que se muera lo viejo y lo nuevo pueda nacer. Un mundo que vuelva a tener por eje lo productivo, multipolar y pluriversal, encabezado por la dinámica de la Ruta de la Seda impulsada por China, parece ser más posible que nunca; en tanto la decadencia de los proyectos anglosajones no nos lleven a situaciones de no retorno y pongan en jaque a la humanidad toda. Cómo se dará la transición, con cuanta inestabilidad mundial, y el resultado de la misma, es lo que se encuentra en juego.

En este marco geopolítico, se reconfiguran las relaciones internacionales y los Estados Nación vuelven a tener una centralidad en el debate social, por ser los únicos actores capaces de dar respuesta a la crisis de salud que plantea esta pandemia, y de poner un freno a la Gran Depresión del Siglo XXI, para que impacte lo menos posible en los sectores más vulnerables.

Se re jerarquiza el rol de los Estados, el cual estuvo bastardeado por décadas de modelo neoliberal. Los Estados se valoran socialmente para el manejo de la economía, de la salud, de la educación… ¿y qué pasa con la comunicación y la tecnología?

Uso y abuso de Datos y Meta Datos. ¿Hacia dónde van?

Muchas veces nos preguntamos acerca de cómo sería una cuarentena sin internet, que sería de la educación o de muchos trabajos sin poder realizarlos a la distancia gracias a las tecnologías; pero estas nuevas mediaciones, aparecen como un hecho dado, y por lo tanto son invisibilizadas.

¿Qué pasa con los Datos que en la vida con distanciamiento social, producimos masivamente? Es frecuente escuchar “no me importa que usen mis datos, no tengo nada que ocultar” (y muchas derivaciones, como “mi vida es bastante rutinaria o aburrida, no van a encontrar nada”, etc., etc.). Este es el primer problema: no sabemos qué pasa con nuestros datos… y no nos interesa! Trataremos de graficar el recorrido de nuestros Datos. En cuarentena nos pasamos prácticamente todo el día atrás del teléfono celular o de la computadora. Poniendo me gusta a publicaciones de otros en Redes Sociales; sacando fotos posibles de ser publicadas; escribiendo comentarios en las Redes; viendo y compartiendo videos, memes, flyers; usando aplicaciones como TikTok; discutiendo con algún familiar o conocido; mandándole algún mensaje de amor a alguien…cada una de estas interacciones está siendo grabada y monitoreada en tiempo real.

A esto hay que sumarle qué, si voy a hacer las compras, hay un geolocalizador de movimiento, que sabe a dónde voy, cual es mi rutina, cada cuanto salgo y cada cuanto no, si asisto a un centro de salud o a una farmacia. También se registra lo que buscamos en la Red: si “googleo” “centros de salud cerca”, o como “sacarme el maquillaje” todo esto también queda grabado y monitoreado; también queda registrada en la red nuestros pagos de servicios, nuestras cuentas, nuestras deudas, etc.

Hasta ahora no parece nada muy controvertido. Pero la siguiente pregunta que podemos hacer, es ¿Quién guarda (acapara) nuestros Datos y Meta Datos? ¿Acaso están guardados en un lugar público, cuidados por alguna agencia pública de los Estados? No parece ser la situación. Para describir quien guarda nuestros datos hay que separar las aguas, primeramente tenemos a las corporaciones dominantes en la cadena de valor de la tecnología, las cuales son unas pocas empresas de Tecnología, la mayoría de EE.UU., nacidas en el calor de California, en el Silicón Valley (las famosas G.A.F.A.M.: Google (Alphabet), Apple, Facebook (Instagram y WhatsApp), Amazon y Microsoft); y en segundo lugar tenemos a “las Telcos” muy pocas empresas que poseen los soportes físicos de Internet. Estas corporaciones son las únicas que tienen a capacidad de conseguir y acaparar todos nuestros Datos y Meta Datos.

¿Para qué se usan estos Datos, los nuestros, de los que tenemos una vida aburrida sin ninguna novedad? Bueno, para varias cosas. Primero hay un monitoreo general, constante e invisible acerca de nuestros comportamientos sociales, que luego se procesa en función de diferentes objetivos.

Una vez que saben nuestros gustos, se nos vende la mercancía “que queremos”. A todos ya nos pasó que buscamos un producto y al instante se nos aparece la propaganda de productos similares en las demás Redes Sociales que usamos. Esto es porque se comparten los Datos y Meta Datos y son vendidos a otras compañías y empresas que nos venden mercancías. Pero incluso si no buscamos un producto, se nos aparecen posibles mercancías que en función de muchos Datos procesados intuyen (con Inteligencia Artificial) qué podemos llegar a necesitar; y el paso posterior es que inducen a que nos guste y a comprar determinado producto en función de nuestro perfil psico-social.

Esta situación se fue construyendo socialmente mientras, como plantea Van Dijck, negociamos comodidad por Datos, cedimos, muchas veces conscientemente, nuestra información, pública y privada, por la comodidad que otorga que estas corporaciones nos ofrezcan lo que “nos gusta” o lo que “necesitamos” en el momento indicado. Esta situación que se desencadeno masivamente no hace más de una década, encubre un modo de producción de lo social, en donde nuestros datos son una parte esencial de la valorización de estas corporaciones y consolida una dependencia tecnológica a las empresas del Silicón Valley. Esto se construyó de la mano del ideario de la bondad del mercado, el cual está para servirnos; mitos que la Gran Depresión del Siglo XXI y la Pandemia del COVID-19 implosionaron.

Podemos observar como los Datos, los tuyos, los míos, los de un montón de gente común, que no tiene nada que ocultar, son la base en la cual se estructura este nuevo régimen de acumulación. La clave es que sean grandes masas de información y monopolizar la capacidad de procesamiento.

Yesto no es todo. Luego del 11S esta tecnología se inscribió bajo la lógica de la “guerra contra el terrorismo”; y se expandió hacia el control social, esto es lo que denuncio Edward Snowden. Estas denuncias mostraron cómo estas tecnologías se usan para el control social y para marcar objetivos, ahora sí, con nombre y apellido, y proceder a eliminarlos o construirles una catarata de “fakenews” que desacredite su participación social, comunitaria, científica o política.

Este régimen de acumulación desarrolla toda una estructura económica de pequeñas empresas de servicios tecnológicos a partir de la llamada “Economía de los Datos” (o “Capitalismo de la Vigilancia” ) basadas en el deslumbramiento de lo que parece ser la solución para cualquier empresa y cualquier político: el manejo del Big Datismo. Estas empresas necesitan comprar Datos no nominales; y al igual que las grandes corporaciones, permiten el desarrollo de un conjunto de desarrolladores que arman programas que viven de la extracción y reventa de Datos. América Latina y el Caribe se inscribe en esta estructura, permitiendo su reproducción, cuya cabeza son las grandes corporaciones de las TIC.

Es decir que nuestra región tiene tres funciones fundamentales: permitir el extractivismo de Datos y proveer de un conjunto de “terciarizadas” pequeñas y medianas empresas dependientes de estas corporaciones; y por ultimo consumir los servicios de IA desarrolladas por las grandes corporaciones implicando una transferencia de riqueza y una consolidación de la dependencia. CONTINUARA….

(*) Socióloga. Doctoranda en Comunicación Social. Docente Titular UNLP. Investigadora CIEPE.

(3) Se hace referencia a la caída de las Torres Gemelas en EE.UU.

Ver: Politika: Nota Editorial (2019). “ShoshanaZuboff y la lógica del capitalismo de la vigilancia”. Localización: http://www.politika.cl/2019/03/04/shoshana-zuboff-y-la-logica-del-capitalismo-de-la-vigilancia/

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