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Intermediación financiera y estructura de la banca latinoamericana: el efecto de la fuga de capitales

( Por Sergio Martín Páez y Guillermo Oglietti ) CELAG continúa llevando a cabo una investigación de la banca en 10 países de América Latina[1], basada en los registros públicos de los estados contables y de resultados que las instituciones brindan a las agencias reguladoras del sistema financiero. En nuestro primer informe “La rentabilidad de la banca en América Latina: la punta del ovillo” nos concentramos en la rentabilidad del sistema bancario y destacamos la disociación entre los magros resultados de las economías latinoamericanas durante 2019 y la elevada rentabilidad bancaria observada en el mismo año, sólo superada internacionalmente por los bancos africanos. En el segundo informe “La rentabilidad de la banca en América Latina: ¿quién se lleva la lana?” identificamos quienes fueron los principales ganadores con un énfasis en aquellas entidades que se especializan en la banca de inversión y servicios de wealth management.

En este tercer informe, realizamos una radiografía del tamaño de los sistemas bancarios de la región. Si bien la bibliografía especializada no identifica un tamaño “deseable”, se reconoce que un sistema financiero relativamente reducido dificulta cualquier trayectoria de desarrollo o de transformación productiva. En particular, se destaca la importancia de las instituciones oficiales de desarrollo, bancos industriales o de fomento (Rougier, 2011).

Teniendo en cuenta estos elementos, argumentamos que la desregulación y fuga de capitales son el hilo que conecta la inestabilidad, descapitalización y concentración del sistema bancario con las recurrentes crisis de balanzas de pagos y las exuberantes ganancias del sistema financiero.

Principales hallazgos

El presente informe articula e interrelaciona dos ideas: Un sistema financiero de tamaño relativamente elevado en términos de activos intermediados no necesariamente es positivo. No obstante, sí afirmamos que un sistema reducido es perjudicial dado que imposibilita el financiamiento de cualquier proyecto de inversión productiva, tecnológica y/o social. A lo largo del siglo XX, la región ha experimentado crisis recurrentes de balanza de pagos que, en algunos casos, han derivado en crisis dobles por generar un contagio hacia el sector bancario. A partir del análisis de los datos de los balances, se observa que los activos intermediados en el sistema bancario regional no necesariamente se relacionan con el tamaño de sus economías. Esto esta explicado por dos motivos: (i) la fuga de capitales y la descapitalización de la banca y, (ii) bajo multiplicador monetario. Colocando el foco en el primer elemento, realizamos un ejercicio de simulación en el cual el stock de fuga regional se canaliza domésticamente. Los resultados indican, de forma conservadora, que la intermediación bancaria regional crecería un 50 %, incorporando 1,8 billones de dólares. Argentina triplicaría su sistema financiero, México lo duplicaría mientras que Chile alcanzaría los niveles medios de OECD en términos de PIB. Uruguay y Colombia lo incrementarían en un 50%. Si bien esta expansión seria notable, la media de participación en términos del producto de la región (115,7 %) aún sería la mitad que el promedio de la OECD (213,6 %) y un tercio que el sistema bancario chino (320 %). Sobre esta base, el informe argumenta que la desregulación y la fuga de capitales son el hilo que conecta la descapitalización de los sistemas bancarios regionales con las crisis de balanzas de pagos, la concentración y las ganancias exuberantes del sistema bancario regional. [1] El informe está realizado sobre 10 países: Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia y México.

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