América latina

Por Oscar Laborde. Presidente del Parlasur

¿NOS VAMOS DEL MERCOSUR ?

Con títulos de catástrofes y aseveraciones sin fundamentos los medios hegemonicos instalaron en estos días esa duda, que fue repetida insistentemente por ignorancia o mala intención. Lo sorprendente es que, los que mas trataron de destrozar al organismo de integración regional son los que parecen mas preocupados. Esta claro que Argentina no solo no abandono el Mercosur, sino que intenta recuperar su espíritu inicial, que es comercio intraregion, fortificarlo y hacerlo crecer..Pero, tratemos de ver la complejidad de la situación a la que ha sido llevado el bloque, por los cambios políticos en su seno y en particular por compromisos violatorios de las normas del MERCOSUR asumidos en el año 2019.

Para comenzar, digamos que la regla de decisión del MERCOSUR ha sido el Consenso, lo cual implica que todos tienen formalmente poder de veto, al tratarse de una Unión Aduanera (UA), los países delegaron la soberanía de su política arancelaria, aplicando un Arancel Externo Común (AEC), lo que los obliga a realizar negociaciones en bloque

Esto cambió en 2016 al llegar o consolidarse gobiernos aperturistas en los socios mayores, y hubo consenso para concluir las negociaciones con la Unión Europea -UE-, y con la European Free Trade Area –EFTA-, iniciar otras con Corea, Canadá y Singapur y explorar acuerdos con Vietnam e Indonesia, entre otros. La mueva orientación, y las necesidades políticas de Macri y Bolsonaro, condujeron a concluir en junio del año pasado la negociación con la UE, para lo cual se retiraron las líneas rojas históricamente establecidas desde el MERCOSUR. Este acuerdo, de implementarse, profundizará la primarización del bloque y limitará la posibilidad de aplicación de ciertas políticas activas.

Como agravante, a fin de condicionar a la administración entrante ante un posible cambio de gobierno en Argentina, los gobiernos se comprometieron a que el Acuerdo pueda implementarse bilateralmente para cada socio del MERCOSUR que lo ratifique -una vez aprobado en la UE. Es decir si la Union Europea aprueba el cuerdo, no hace falta que lo hagan los 4 países, Brasil podria, si lo confirma su congreso, implementar inmediatamente un acuerdo como país con toda la Union Europea . Este compromiso es violatorio de los principios del MERCOSUR, erosionando la regla del consenso e instala la amenaza de fractura del bloque como una Union Aduanera.

En el sector automotriz, el que explica la mayor parte del comercio entre la Argentina y Brasil, la firma entre este último y México de la liberalización del comercio en este sector, implicará en el corto plazo una perforación de gran magnitud de la Union Aduanera, además de poner en riesgo el funcionamiento efectivo del régimen automotriz bilateral.

Otra violacion grave a los acuerdos del Mercosur fue la decision del gobierno de Brasil de autorizar la importación sin aranceles desde cualquier origen de 750.000 toneladas de trigo por año, una medida que en la práctica perjudica a los exportadores argentinos del cereal al quitarle la preferencia tarifaria de la que gozaban sin que hubiera habido una sola queja del gobierno de Macri.

Con estos antecedentes, y ante el intento por parte de Brasil de acelerar un acuerdo con Corea del Sur, quinto exportador mundial, que dispondrá de un gran excedente de producción en un momento de desmorone del comercio internacional, Argentina tenia que hacer un gesto fuerte. Y estaba en una disyuntiva. Si hacia valer su poder de veto, trabando la negociación, era posible que, ciertamente, se rompiera el Mercosur, por lo que venia amenazando Brasil y este, hasta podía, impulsar una convergencia comercial con Uruguay y Paraguay Si aceptaba el acuerdo desprotegìa la producción industrial , cuestión que iba en contra de la esencia de su política económica interna. Por eso debía hacer un gesto fuerte, Una llamada de atención, y eso fue lo que logrò. El Mercosur debe ser una política de Estado, que no puede ser deformado, como se venia logrando en los últimos años, Es una política de integración, no una simple plataforma de lanzamiento para emprender negociaciones aceleradas por conveniencias de algún país.

El gobierno argentino cree que es un momento para actuar con cautela, evitar compromisos de mayor liberalización, y buscar preservar el MERCOSUR como una pieza que resguarde espacios de soberanía ante la imposibilidad de consensos. Habrá que esperar el cambio en ciertas condiciones políticas en los socios para que el bloque regional pueda retomar un diálogo constructivo y transformarse en un instrumento para mejorar la inserción internacional y potenciar el desarrollo.

Ahora se volvió a la mesa de negociación, pero con una fuerte señal de que debemos volver a recuperar el espiritu original del Mercosur y adecuarlo a un mundo que cambia, pero con responsabilidad y un necesario acuerdo entre todos los integrantes.

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