Por Jorge Muracciole / Motor de Ideas 10
Hacer posible lo necesario
((Por Jorge Muracciole (*) Especial para Motor de Ideas) Vivimos tiempos difíciles. Desde que asumió la alianza Cambiemos la degradación de la vida cotidiana de millones, es parte de la geografía económica y social de Argentina. La derecha volvió al poder con una hoja de ruta bien definida: la efectivización de una profunda redistribución regresiva.
Para ese objetivo se priorizó un dispositivo comunicacional, basado en slogans propios del marketing publicitario, devenido en mensaje político.
Acordes con el actual estadío del capitalismo de consumo, donde las identidades sociales se desdibujan, en un proceso de individualismo exhacerbado.
Se intentó reforzar la idea del emprendedurismo a la de las salidas colectivas.
Más allá de la profunda contradicción entre los slogans de campaña y las políticas implementadas en estos tres años y medio, la instalación de ideas fuerza como “la pesada herencia” o “se robaron todo” ha calado hondo en un sector significativo de la población, en los primeros años de gobierno. Si bien el efecto desbastador de los tarifazos en los servicios públicos, más el fracaso en los objetivos inflacionarios y la debacle financiera, fue trastocando la opinión y el humor de importantes sectores que inicialmente apostaron con su voto al festival de la alegría macrista.
En la recta final del mandato de Mauricio Macri, la situación social no sólo de los sectores más vulnerables ha empeorado, sino que los sectores de asalariados no calificados, como los trabajadores de la industria, como de los servicios y estatales, se encuentran en una marcada pauperización de sus hábitos de consumo y desmejoramiento de su calidad de vida. Como ejemplo de lo afirmado, de diciembre del 2015 a la fecha el precio de los alimentos básicos como la harina y el aceite se cuadruplicó, y el de la leche, el pan y las gaseosas se ha triplicado. Si a estos componentes de la canasta básica de alimentos le sumamos los tarifazos de los servicios públicos, nos encontramos que la luz y el gas tuvieron un incremento del 2000%, el colectivo se sextuplicó y la nafta se triplicó.
A pesar de estos indicadores incontrastables, los funcionarios del gobierno se desviven por instalar frases que le quiten drama a la degradación de las condiciones de vida de la inmensa mayoría.
El Presidente Macri ya no plantea los brotes verdes, o que lo peor ya pasó, ahora nos invita a aguantar, y que vamos en el buen camino, y que esto recién comienza. Por su parte el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, ante la escalada inflacionaria asevera “que Argentina es un país con una estructura mental inflacionaria”, como si el problema fuera propio de la psiquis de los argentinos.
De las promesas electorales de mejorar día a día la vida de los ciudadanos por parte de la Gobernadora Vidal, se ha llegado promediando el último año de gobierno a un 32% de la población sumergida en la pobreza, siendo estos porcentajes superiores a la pobreza recibida en diciembre del 2015.
Tan solo en un año 1.700.000 habitantes se sumaron a la dantesca geografía de la pobreza extrema. Pese a este innegable fracaso, los funcionarios del Gobierno se felicitan de ser “el primer gobierno no peronista en terminar su mandato”, definiéndolo como un hecho histórico.
Con un claro objetivo de eclipsar la realidad, los medios hegemónicos han publicado una andanada de denuncias y procesos judiciales contra funcionarios del anterior gobierno, siendo su máximo exponente las fotocopias de los inefables cuadernos del chofer literato Centeno. Escritos de donde nunca se realizó un peritaje caligráfico ni se realizó ningún careo con los imputados, desencadenándose un festival de detenciones preventivas como forma de quebrar a decenas de empresarios para transformarlos en arrepentidos.
A pesar de centenares de tapas y horas televisadas, donde se judicializa la política, la realidad económica se torna inocultable y el principal objetivo del gobierno de Cambiemos, se reduce a tan solo llegar a las elecciones de octubre con un dólar que no supere los 50 pesos, mientras la tasa de interés se acerca a la astronómica suma de 70 por ciento.
Profundizando la recesión y destruyendo las empresas, ligadas al mercado interno, generando un círculo vicioso de recesión, despidos y pauperización social.
Ante tamaña tragedia social, el gobierno sigue afirmando que lo irracional y lo anormal es que los argentinos quisieran mantener un nivel de consumo similar al anterior a diciembre del 2015. En realidad lo irracional es que en un país que potencialmente podría dar alimento a 400 millones de seres humanos, más del 30 % de su población 14 millones de habitantes sean pobres y no puedan garantizar una alimentación mínima en proteínas a su descendencia.
Tampoco es lógico ni es justo, que la clase media asalariada, la heredera de la histórica movilidad social ascendente, tenga que financiar el pago de servicios, endeudándose con las tarjetas de crédito para poder llegar a fin de mes.
En síntesis, la descripción de esta tragedia social, nos debe hacer repensar el futuro a construir, para hacer posible lo necesario.
Que ningún habitante de nuestra geografía pase hambre, que ningún niño en nuestro territorio sea privado de una alimentación digna y suficiente en proteínas.
Para efectivizar un cambio radical del rumbo económico, y que dicha hoja de ruta transforme para mejor la vida de las grandes mayorías el nuevo gobierno emanado de las elecciones de octubre tendrá que ser capaz de transmitir un discurso que destruya la falacia de la racionalidad de la élite gobernante, donde el único camino posible es una suerte de ajuste sin fin, donde el círculo vicioso de recesión, pérdida del poder adquisitivo y cierre de fuentes de trabajo, sea el horizonte de futuro. Hacer posible lo necesario, que ningún habitante de nuestra geografía viva por debajo de la línea de pobreza.
Esto solo será posible si se trasciende el actual escenario de profunda atomización social y se supere las estrategias de sobrevivencia en una sociedad donde el trabajo, la producción y la igualdad sea nuestro norte como sociedad. (*) Sociólogo/ Periodista/ Docente / Comunicador Social
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