La cruda realidad

Por Javier Lewkowicz

Modelo en deconstrucción

Las propias cifras oficiales muestran la debacle de la economía. El Indec reconoció que en diciembre la industria se hundió casi un 15 por ciento, la mayor caída desde 2002, cuando estalló la convertibilidad. También reflejaron el derrumbe de la construcción, que superó el 20 por ciento.

La producción manufacturera registró en diciembre una caída del 14,7 por ciento en la comparación frente al mismo mes de 2017. Es el peor resultado desde el primer semestre de 2002, en pleno estallido de la convertibilidad. En forma acumulada, el año pasado terminó con una reducción de la actividad industrial del 5 por ciento. Sin excepción, todos los sectores industriales tuvieron fuertes caídas en diciembre pasado y también hubo un amplio resultado negativo si se toman los doce meses del año. En el período 2016-2018, la industria destruyó 123 mil puestos de trabajo.

La producción fabril acumula ocho meses de caída interanual. El derrape comenzó en mayo, junto a la crisis cambiaria. La actividad retrocedió ese mes 1,1 por ciento, para luego encadenar bajas del 8,1 en junio; 6,5 en julio; 6,2 en agosto; 12,6 en septiembre; 8,5 en octubre; 13,9 en noviembre y ahora 14,7 en diciembre. Para encontrar un peor resultado hay que remontarse a junio de 2002. En aquel momento se estaba transitando una larguísima agonía para la industria: en agosto de 2000 comenzó una caída de la producción que se extendió por 28 meses consecutivos, hasta octubre de 2002. El peor registro en el interanual es de marzo de 2002, con una baja de 22,3 por ciento.

De todas maneras, cabe aclarar que con el indicador de diciembre debutó el nuevo Indice de Producción Industrial (IPI) del Indec, en reemplazo del Estimador Mensual Industrial (EMI). El organismo señaló que el nuevo informe cuenta con un mayor nivel de desagregación, aunque el objeto general de estudio es el mismo para ambos cálculos. Los nuevos datos presentan caídas más pronunciadas que las que estimaba anteriormente el EMI. Por ejemplo, en agosto la baja antes era del 5,7 y ahora es del 6,2 por ciento; en septiembre pasó de -7,3 a -12,6 por ciento; en octubre, de -6,8 a -8,5 por ciento, y en noviembre, de -13,3 a -13,9 por ciento.

El sector industrial de maquinaria y equipo, que cuenta con un nivel relativamente alto de agregación de valor, está entre los más afectados por la política económica oficial. En diciembre, maquinaria y equipo tuvo una baja del 29,4 por ciento y cerró el año con una merma del 18,4. Los peores resultados en doce meses se dieron en maquinaria agropecuaria, aparatos de uso doméstico y otra maquinaria de uso especial. Entre productos metálicos de uso estructural y envases metálicos la caída acumulada en 2018 es del 1,4 por ciento. La metalmecánica depende de la inversión productiva del sector privado, que se derrumbó de la mano del consumo en el mercado interno. La producción de equipos de informática, televisión y comunicaciones en Tierra del Fuego cayó 31,9 por ciento en el año, mientras que equipos y aparatos eléctricos lo hizo un 8,4 a raíz de la contracción de la demanda y del mayor ingreso de artículos importados.

El sector textil tuvo una baja sustancial en diciembre del 36,3 por ciento por el derrumbe del 45,1 por ciento en hilados de algodón. El año cierra para el sector textil con una caída del 10,7 por ciento. Entre las prendas de vestir, cuero y calzado, la baja fue del 10,8 en diciembre y del 6 por ciento en todo 2018. A lo largo de tres años del gobierno de Macri, el sector textil se achicó en al menos una tercera parte.

El capítulo de alimentos y bebidas tuvo en diciembre una caída del 2,8 por ciento interanual y cerró el año con una baja del 1,5 por ciento. Se trata de un rubro particular dentro del entramado industrial porque tiene buena salida exportadora y además su demanda en el mercado interno se compone de bienes más inelásticos que el resto de la industria local. El principal subsector que contribuyó al resultado negativo fue molienda de cereales y oleaginosas, que bajó en el año un 10,7 por el impacto de la sequía, que redujo la producción de soja. En el acumulado también cayó la producción aviar, gaseosas, aguas y jugos y azúcar, productos de confitería y chocolate. En cambio, a lo largo del año se registraron mejoras en carne vacuna, lácteos y producción de frutas, hortalizas y legumbres.

La industria química tuvo en diciembre una baja del 11,1 por ciento y cerró el año con una merma del 6,2 a raíz del declive en la producción de agroquímicos, pinturas, detergentes y jabones y remedios. El sector de muebles y colchones cayó un 31,1 por ciento y acumuló en doce meses un retroceso del 12,6, mientras que caucho y plástico muestra una baja del 17,5 por ciento en diciembre y del 10,1 en el año. En tanto, papel, madera, edición e impresión tuvo una caída anual del 3,1.

El bloque automotor registró en diciembre una debacle del 25,1 por ciento, ante la fuerte suba de precios por la devaluación y las altas tasas de interés que impiden tomar créditos. Sin embargo, acumuló en el año una tibia mejora del 2,8 por el impulso de las exportaciones. Entre los minerales no metálicos, que agrupa a insumos para la construcción, diciembre cerró con una caída del 15 por ciento, aunque en el acumulado del 2018 quedó parejo frente a 2017. Una dinámica parecida tuvo la siderurgia, que en diciembre tuvo una baja del 21,3 por ciento y terminó el año sosteniendo una mejora del 3 por ciento. La refinación de petróleo, coque y combustible nuclear tuvo una merma acumulada del año del 4,4.

(*) Fuente: Página 12

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