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Objetos por comida: cada vez más personas buscan en el trueque lo que no pueden pagar en el súper
( Por Pablo Taranto ) "Un par de zapatillas, si son usadas se pueden cambiar por cinco o seis productos; si son nuevas, entre ocho y diez; y si son originales, por 12 y hasta 15 productos, que es el tope que ponemos acá. Y se cambian por leche, aceite, azúcar, fideos, arroz, galletitas, productos de limpieza… Lo que más busca la gente es leche en polvo y pañales, que es lo que más cuesta", cuenta Emilce Bravo, y explica: una leche La Martona, por ejemplo, es un producto; un aceite de litro y medio equivale a tres productos; un maple de huevos, cuatro; y un paquete grande de pañales, cinco.
La matemática popular del trueque ocupa un territorio cada vez más vasto, en un clima de penuria económica que no da tregua. Como en 2001 y 2002, el intercambio de bienes sin dinero de por medio viene imponiéndose en plazas del Conurbano al ritmo de la crisis macrista. Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), casi la mitad de las personas que asisten regularmente a estas ferias llegó en los últimos tres años. "En este contexto, las ferias (y en muchos casos las plazas públicas) son ocupadas por grupos de nuevos desocupados/as, amas de casa, jubilados/as y pensionados/as, o simplemente trabajadores y trabajadoras que no llegan a fin de mes y buscan una salida a sus problemas económicos", describe el estudio (ver recuadro).
Pero el actual escenario de fuerte pérdida del poder adquisitivo le agrega al fenómeno características novedosas: hay cada vez más ferias dedicadas casi exclusivamente a cambiar prendas y objetos por comida. Nada extraño en un país en el que uno de cada tres habitantes sufre inseguridad alimentaria.
Las lluvias de jueves y viernes dejaron su pesada herencia de barro en la plaza detrás de la Unidad de Pronta Atención (UPA) de Villa Fiorito, en Recondo y Camino Negro, pero el sábado salió el sol y unas 300 personas animan una feria muy particular. Emy Bravo camina entre los que tiraron sus mantas en las partes secas. Es una de las administradoras de un grupo cerrado de Facebook que se llama "Trueque!! Sin dinero sólo x alimentos!! (Fiorito, Lomas de Zamora)", creado en abril de 2017, que ya tiene más de 78 mil miembros.
"Somos tres administradoras y cuatro moderadoras, todas mujeres", dice Emy, que tiene 31 años y vive sola con sus tres hijos, tres varones. En el actual marco de pérdida de empleo, el segmento de las mujeres jóvenes es el más perjudicado, con una tasa del 23% de desocupación. "Nosotras vamos contestando los comentarios y aprobamos las publicaciones, siempre que respeten las reglas". Que son sencillas pero inflexibles. Nada se vende. No se intercambia alcohol ni medicación, tampoco celulares ni tablets, tampoco animales. Se publica la foto del artículo: ropa nueva o usada, utensilios de cocina, juguetes, electrodomésticos usados, etc. El primer comentario en Facebook, tras la publicación, tiene prioridad. Si no se arregla con el primero, se espera media hora para pasar al siguiente, siempre respetando el orden. No se arregla "por privado" ni se pasan números de teléfono, todo debe ser visible para el grupo. Por fin, el intercambio virtual se concreta cara a cara en el descampado atrás de la UPA, de lunes a sábado de 14 a 16:30, aunque los sábados es el día de mayor afluencia. El instructivo en la red social, con una manifiesta especificidad de género, cierra así: "Si dejan plantadas dos veces, serán eliminadas del grupo, y si se faltan el respeto en los comentarios, también. Si van a faltar a una entrega, hay que avisar con dos horas de anticipación. ¡Seamos compañeras, pero sobre todo, seamos responsables!".
Emi y sus compañeras monitorean las equivalencias de lo que se publica, es decir, la cantidad de productos alimenticios que vale cada objeto o prenda. "Esto lo empezó una chica que publicó en una página de compraventa. Yo me enganché y nos hicimos amigas. Empezamos siendo 15 personas en la plaza. Después ella se mudó a Laferrere y quedé a cargo, y el año pasado se me empezó a ir de las manos, empezó a caer gente de Moreno, de Varela, así que se sumó otro grupo de administradoras. Lo hacemos de corazón, no se cobra manta ni pedimos mercadería. El que intercambia en el grupo, bien, y si no puede venir y tirar manta lo mismo, con lo que tenga, pero con las mismas reglas".
Lo que se nota, dice, es la necesidad cada vez mayor de acceder a alimentos. "Y claro, vas al chino y con 500 pesos ya no te comprás nada: el aceite de litro y medio esta 120 pesos; la leche, 50. Entonces, sacan la ropa que no usan, un pantalón, una campera que se pusieron un par de veces y están casi nuevos, y es una manera de suplir la plata que no te alcanza en el súper. Lo triste es que acá viene gente que tenía un trabajo en blanco, y que le cerró la fábrica, y no les queda otra que hacer esto. Vienen muchas mujeres con criaturas chiquitas a buscar leche, pañales. Y esto crece. Ayer llovió, hoy está todo embarrado y vienen igual, porque claramente la necesidad está, hay que llevar algo a casa para comer".
La inseguridad alimentaria afecta a 14,2 millones La inseguridad alimentaria ya afecta en la Argentina a 14,2 millones de personas. El dato, que ilustra la profunda crisis económica que vive el país y explica el auge de estas ferias de trueque de objetos por comida, surge del informe "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019", elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y publicado la semana pasada.
Esto significa que la falta de acceso continuado a alimentos la padecen 5,9 millones de personas más que en el período 2014-2016, cuando la inseguridad alimentaria moderada o grave afectaba a 8,3 millones. Del 19,1% del total de la población con déficit alimentario, en sólo dos años se pasó al 32,1 por ciento. Es uno de los incrementos más altos (71% en la comparación bianual) a nivel mundial, sólo comparable al que registraron países como Níger, Sierra Leona o Afganistán.
El informe explica que quienes "experimentan una inseguridad alimentaria moderada afrontan incertidumbres sobre su capacidad para obtener alimentos y se han visto obligadas a reducir la calidad o la cantidad de los alimentos que consumen debido a la falta de dinero u otros recursos". Esto disminuye la calidad de la dieta, altera los hábitos alimentarios normales y puede tener consecuencias negativas para la nutrición, la salud y el bienestar. Quienes afrontan una inseguridad alimentaria grave "presentan una alta probabilidad de haber experimentado hambre y, en las situaciones más extremas, haber pasado varios días sin comer". Según la FAO, en el país se duplicó el número de personas que padecen inseguridad alimentaria grave, pasando de 2,5 a 5 millones en sólo dos años.
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