El país que dejan/ Motor 10
Qué hacer, cómo lograrlo y por dónde empezar
(Por Gustavo López (*) Especial para Motor de Ideas) El desafío de este número de la revista plantea un interrogante sencillo de responder: ¿Qué hacer?, la respuesta es: ganar las elecciones Si no se desaloja a Macri del gobierno a través del voto popular, es imposible modificar el destino de este desastre al que nos han encaminado. Pero la pregunta inicial, dispara dos interrogantes, más importantes que la primera respuesta, ¿cómo lograr ganar las elecciones y después, por dónde empezar a gobernar?
El 10 de diciembre de 2015 asumió, por primera vez por elección popular, un gobierno neoliberal conservador y oligárquico, que está llevando adelante un programa de ajuste estructural manejado por el F.M.I. y que responde a las necesidades del gran capital financiero internacional y sus socios locales.
Vinieron a achicar los salarios, las jubilaciones, a desmantelar el aparato productivo, y a producir la mayor transferencia de ingresos de los sectores asalariados a 5 sectores concentrados de la economía, sólo comparable en magnitud al que produjo la dictadura cívico militar a través del terrorismo de estado.
Por vía del endeudamiento externo financiaron la fuga de capitales, volvieron a poner al Fondo monetario como guardián político del país y favorecieron con la bicicleta financiera a los grandes capitales especulativos.
Hoy el aparato productivo está destruido. No hay economía que resista a una tasa de interés que supera el 100% anual y a la apertura indiscriminada de las importaciones. En apenas tres años se perdió el 30% del poder adquisitivo del salario, vía devaluación y aumento de tarifas de servicios públicos. Se achicó el aparato productivo, se redujo el PBI, aumentó en 3 puntos la desocupación, incorporándose 500 mil argentinos a la legión de desocupados. Casi un tercio de la población está debajo de la línea de pobreza y 1 de cada 2 chicos son pobres en nuestro país.
Vinieron a esto, a provocar esta brutal transferencia de ingresos en favor de los bancos, las prestadoras de servicios públicos, los grandes productores agropecuarios, las petroleras y las mineras.
El 80% de la población financia con la pérdida del salario, la ganancia brutal de 5% de la economía concentrada. Es un modelo económico en el que sobran 25 millones de compatriotas. Pero además del desastre económico, provocaron una crisis institucional, reemplazando el Estado de derecho, por un Estado de Excepción.
Por primera vez en 35 años de democracia recuperada, hay presos políticos en nuestro país. La alianza entre el poder económico concentrado, los grandes medios, los intereses del capital financiero internacional y un sector del poder judicial, ha degradado aquí y en varios países latinoamericanos, al sistema democrático. A través del lawfare, los que antes golpeaban las puertas de los cuarteles para resguardar sus intereses, hoy golpean las puertas de los juzgados. *La trama de fiscales, jueces, periodistas y servicios de inteligencia, que funcionaba como organismo para estatal de extorsión recientemente descubierta, asemeja a la dictadura militar, condicionando la libertad individual de dirigentes opositores a los intereses de los grupos de poder. Es el momento de decir BASTA y octubre es la oportunidad.
No nos enfrentamos a un partido político sino a una gran coalición de poder. Por ello, para derrotarla, hay que generar otra, apoyada en la voluntad de las grandes mayorías del campo nacional y popular.
Desde Forja, en Unidad Ciudadana, creemos que hay que construir un gran Frente patriótico, anti neoliberal, amplio y generoso que basado en un programa de recuperación del empleo, la industria nacional, apostando al valor agregado a través de la ciencia y la tecnología, que convoque a todos los sectores dispuestos a tener una Argentina para todos y todas. Un gobierno de unidad del campo nacional.
Sin amplitud para la unidad, no alcanza. El deterior de la economía no es suficiente en este momento para garantizar un triunfo. La alianza de poder que gobierna ha logrado construir una subjetividad que esquiva hablar del presente, que pone al futuro muy lejos y que sólo pretende hablar de un pasado que acomoda a sus intereses. Como ya han hecho los fundadores del estado nacional, como Sarmiento y Mitre, crean su propia historia y la convierten en la de todos. Deconstruir ese imaginario con la conformación de un frente de unidad es imprescindible para doblegarlos. Por eso nuestro sistema de alianzas debe romper nuestros propios límites y ampliarlos a todos aquellos dispuestos a compartir las mismas propuestas.
El programa debe contemplar como mínimo: La recuperación del salario y las jubilaciones como motor de la demanda económica y la justicia social La creación de empleo, como ordenador del sistema económico y social y para devolverle la dignidad a los trabajadores y trabajadoras argentinas. Cuidar la industria nacional, favoreciendo a las Pymes, que son las grandes generadoras de empleo. Atender la emergencia alimentaria. Que ninguna familia esté por debajo de la línea de indigencia y que ningún chico pase hambre en nuestro país. Abandonar las políticas impuestas por el FMI y recuperar la soberanía en las decisiones. Retrotraer los aumentos de las tarifas de los servicios públicos a diciembre de 2018 y desde allí, subir las mismas de acuerdo a los aumentos de salarios. Producir una reforma profunda en el Estado, para ponerlo al servicio del desarrollo sustentable y la integración regional. Producir una profunda reforma en el Poder judicial, que establezca la independencia de ese poder respecto de los intereses económicos de los grupos concentrados de la economía. Propiciar un gran acuerdo económico y social entre las fuerzas de la producción y el trabajo. Trabajar para un Pacto democrático que garantice una Democracia para siempre y una patria para Todos.
Lo urgente y lo importante
El último de los interrogantes es el de ¿por dónde empezar?
Hay temas urgentes, como la emergencia alimentaria y social o la renegociación de los vencimientos de la deuda, pero los temas importantes, los de fondo, tienen que ver con el cambio de matriz productiva, con el desarrollo sustentable, con la generación de empleo de calidad, la redistribución de la renta y con el sistema democrático.
Tenemos un sistema institucional basado en las ideas liberales del Siglo 18, anterior a la revolución industrial y anclada en los estados Nacionales.
Necesitamos una profunda reforma institucional/constitucional, que sin dejar de lado los derechos ya consagrados, tanto los individuales, civiles y políticos como los derechos sociales y los derechos humanos, encare definitivamente un sistema que garantice el bienestar general a través del sistema de representación político-democrático, frente al capital concentrado, que no reconoce Estados ni soberanías y que se maneja sin reglas internacionales.
La concentración, los monopolios, atentan contra el sistema democráticos, por eso es que hay que controlarlos y regularlos a través de estados democráticos.
Ex colaborador de Bill Clinton y hoy presidente de una consultora de negocios globales, David Rothkopfseñala que, para los Estados Unidos, “el objetivo central de una política externa en la era de la información debe ser ganar las batalla de los flujos de información mundial, de la misma forma en que Gran Bretaña reinaba antiguamente sobre los mares”.
SmirAmin observa que las asimetrías entre los centros hegemónicos, de los cuales las mega empresas son exponentes, y las periferias, se constituyen a partir de cinco monopolios que benefician a los centros de poder y alrededor de los cuales se articulan la eficacia de sus acciones.
1) Los monopolios en el ámbito de la tecnología
2) Los monopolios en el control de flujos financieros de envergadura mundial
3) Los monopolios en el acceso a los recursos naturales del planeta
4) Los monopolios de la palabra y de la opinión en los medios
5) Los monopolios en la esfera de los armamentos de destrucción masiva
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Por eso es tan importante encarar, además, una reforma institucional, para que el sistema democrático sobreviva y perdure frente a las nuevas formas del capital.
La tarea es enorme, hay que encararla gradualmente, pero sabiendo que al final del camino, para derrotar al neoliberalismo tenemos que unirnos.
Alfonsín soñaba por una Democracia para siempre, Néstor Kirchner, por una Patria para todos. Creo, es un buen horizonte hacia el que caminar (*) Presidente de Forja
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