El extraño mundo al que “volvimos”: ¿cuáles son los países deudores del FMI en la actualidad?
Actualmente, apenas 34 de los 189 Estados Miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI) tienen algún tipo de arreglo con el organismo internacional con sede en Washington. Como describiremos a continuación, hablamos de países que no son precisamente los que el presidente Mauricio Macri buscó exhibir como “modelos a seguir” cuando, a comienzos de su mandato, visitó el Foro Económico Mundial que se celebra anualmente en Davos, Suiza. Mucho menos se parecen a los Estados que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la cual desde 2016 Cambiemos intenta infructuosamente ingresar. En la lista tampoco hay ningún país del G20[1].
En primer lugar, quienes que comparten con Argentina el “honor” de ser acreedores de la línea conocida como “Acuerdos de Derecho de Giro” o “Acuerdos Stand-By”, son Jamaica, Iraq y Ucrania. Los últimos dos, para prevenir a algún distraído, son países que han padecido conflictos armados en su propio territorio hasta hace no mucho tiempo.
Por su parte, aquellos elegibles para el denominado Servicio Ampliado del FMI (en inglés, Extended Fund Facility -EEF-), eran, hasta hace unos días, Angola, Barbados, Bosnia y Herzegovina, Costa de Marfil, Ecuador, Egipto, Gabón, Georgia, Jordania, Moldavia, Mongolia, Sri Lanka, y Túnez.Desde el 12 de mayo, esta lista tiene un nuevo integrante: Pakistán. El Gobierno de Pakistán y el FMI anunciaron el domingo pasado una línea de crédito de 6.000 millones de dólares, que llega en medio de una crisis de balanza de pagos del país asiático. Las condiciones del préstamo que trascendieron hasta el momento son: ajuste fiscal de un 1% del PBI, suba de impuestos, aumento de tarifas de gas y electricidad, mayor autonomía del Banco Central y libre flotación del tipo de cambio. ¿Suena familiar?
La nómina de deudores del Fondo por vía de la línea denominada “Servicio de Crédito Ampliado” (en inglés Extended Credit Facility -ECF-), la completan Afganistán, Benín, Burkina Faso, Camerún, República Centroafricana, Chad, Guinea, Guinea Bissau, Madagascar, Malawi, Mauritania, Níger, Sierra Leona y Togo. Moldavia y Costa de Marfil también son “beneficiarios” de este acuerdo.
Finalmente, México y Colombia por un lado (Línea de Crédito Flexible – LCF-) y Marruecos por otro (Línea de Crédito Precautorio -LCP-) también han suscripto acuerdos con el FMI, pero ninguno de los tres ha efectuado un giro en el marco de los mismos.
Ahora bien. De todos los países que actualmente hacen uso de los recursos financieros del Fondo, Argentina es, por lejos, el de mayor pasivo. Los casi 57 mil millones de dólares acordados bajo la figura del Acuerdo Stand-By prácticamente quintuplican los destinados a Egipto, el segundo país en el ranking global de deudores del organismo con 12 mil millones de dólares. A mayor distancia aún, siguen Iraq (U$S 5.300 millones), Ecuador (U$S 4.199 millones), Ucrania (U$S 3.874 millones) y Angola (U$S 3.698 millones). No por nada, el paquete de rescate financiero concedido a Cambiemos es el más grande en la historia del FMI[2].
Este breve repaso de países deudores del Fondo y del lugar de Argentina en esa lista, ciertamente hace extrañar el debate que, hasta no mucho tiempo, dividía las aguas entre quienes apostaban por un modelo de desarrollo basado en exportación de bienes primarios y servicios (a la “australiana”) y aquellos más inclinados a la priorización de un desarrollo industrial mirado en el espejo de los casos exitosos de los “tigres” Sudeste asiático.
Haciendo a un lado consideraciones respecto a los fundamentos y pertinencia de uno u otro modelo para la Argentina, sería interesante conocer la opinión de aquellos funcionarios e intelectuales del macrismo que apostaron por la primera alternativa respecto a la plausibilidad de su aplicación hoy en día. Porque si de algo no cabe duda, es que las políticas de liberalización financiera total y endeudamiento externo acelerado de los últimos 3 años han colocado a nuestro país bastante lejos de la Australia ya no contemporánea, sino siquiera de finales de los 70.
FUENTE: OCIPEX
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