Economía mundial

Informe Especial de Proyecto Económico y el OCIPEX/ Fernanda Vallejos en coautoría con la especialista, Sofía de Nícolo

Radiografía del accionar del FMI durante la peor pandemia de la centuria

El trabajo, realizado por la economista y diputada nacional, Fernanda Vallejos en coautoría con la especialista, Sofía de Nícolo, analiza los efectos negativos que ha tenido la pandemia sobre la población mundial, agravando la desigualdad y los niveles de pobreza, particularmente en las naciones de ingresos medios y bajos

La pandemia incrementó la pobreza y la desigualdad, golpeando con inusual dureza a los sectores medios de las naciones emergentes. Más de 150 millones de personas dejaron de integrar la clase media durante 2020. La crisis llevó las naciones desarrolladas a expandir el gasto casi un 10% del PBI y a replantearse el modelo económico. El FMI, en cambio, no aprendió nada. En 76 de los 91 países a los que les otorgó créditos, presionó por recortes profundos en los sistemas públicos de salud y en el gasto social, además de subas de impuestos que afectan a la población de menores ingresos. Es tiempo de audacia y Justicia social. Lecciones para Argentina.

El FMI, en cambio, no aprendió nada. En 76 de los 91 países a los que les otorgó créditos, presionó por recortes profundos en los sistemas públicos de salud y en el gasto socia

Mientras las naciones desarrolladas han impulsado políticas contracíclicas para sobrellevar la crisis económica derivada de la peor pandemia del siglo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le exige a los países emergentes políticas de ajuste fiscal y aumentos en los impuestos regresivos que castigan a los sectores de ingresos medios y bajos.

Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de un informe conjunto de Proyecto Económico y el Ocipex sobre “los efectos de la crisis en la clase media y el mundo emergente”.

En el primer tramo, el trabajo, realizado por la economista y diputada nacional, Fernanda Vallejos en coautoría con la especialista, Sofía de Nícolo, analiza los efectos negativos que ha tenido la pandemia sobre la población mundial, agravando la desigualdad y los niveles de pobreza, particularmente en las naciones de ingresos medios y bajos.

“El aumento de la pobreza es la consecuencia del impacto de la crisis sobre los sectores medios, trabajadores asalariados, profesionales, cuentapropistas, como pequeñas y medianas empresas”, puntualiza el informe al tiempo que refiere a un estudio reciente del Pew Research Center, según el cual “más de 150 millones de personas dejaron de ser parte de la denominada clase media durante el 2020, lo que significa la caída más grande en las últimas tres décadas”.

El panorama económico mundial actual permite concluir que la pandemia está afectando más a los países emergentes, particularmente los del sudeste asiático (exceptuando China) y América Latina y a los sectores de ingresos medios, una característica que diferencia a la crisis económica actual de la acontecida en el 2008, “donde el impacto fue generalizado, pero las economías emergentes lograron recuperarse más rápidamente”.

¿Por qué razón la crisis económica golpea ahora más a los emergentes que a los desarrollados? En este sentido, Vallejos-De Nícoli explican que a pesar de que “el empleo en los países de ingresos medio-bajos ha sido el más golpeado (una disminución del 14 por ciento en las horas de trabajo durante el año pasado), el gasto en estos países estuvo muy lejos de contener el empleo perdido”.

“el empleo en los países de ingresos medio-bajos ha sido el más golpeado (una disminución del 14 por ciento en las horas de trabajo durante el año pasado), el gasto en estos países estuvo muy lejos de contener el empleo perdido”.

Las consecuencias del deterioro del empleo tuvieron “su correlato” en la disminución de las clases medias que pasaron a engrosar la nueva pobreza. El informe explica, en cambio, que los países desarrollados adoptaron una política contracíclica y tomaron “medidas para contener el empleo y repatriar inversiones que anteriormente se habían deslocalizado”. Al respecto, Vallejos-De Nicolí puntualizan que “necesariamente, esto afecta a las clases medias de los países en desarrollo, como la Argentina, porque, en parte, los trabajos se pierden porque retornan a los países desarrollados”.

El reconocimiento del fracaso

Frente a la complejidad del cuadro de situación socioeconómica, los gobiernos de las naciones desarrolladas han decidido mantener en 2021 las medidas de impulso a la economía del año pasado.

Por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden anunció que invertiría este año u$s1,9 billones en medidas para reactivar el país. Además, Biden ensayó un fuerte discurso crítico en torno a las teorías económicas ortodoxas al reconocer ante el Congreso norteamericano que “la economía del derrame nunca funcionó'' y que “es momento de hacer crecer la economía desde abajo y desde el medio hacia arriba” porque “Wall Street no construyó este país. La clase media construyó este país y los sindicatos crearon la clase media”.

El doble discurso del FMI

Como contracara, el informe subraya el doble discurso del Fondo Monetario en la crisis que, por un lado, “admite el rol del sobreendeudamiento como un collar que ahorca las posibilidades de cualquier economía débil para afrontar una crisis como la que vivimos actualmente”, pero al mismo tiempo “sigue predicando sistemáticamente el ajuste bajo el eufemismo de la “consolidación fiscal de mediano plazo”.

“Paradójicamente, sus principales accionistas, los países desarrollados del G7, no dudan en expandir el gasto hasta donde sea necesario. Esta doble vara mundial no es nueva, pero se hace más visible en un contexto donde la injusticia se acrecienta”, puntualiza el trabajo.

Vallejos y De Nícoli hacen un paréntesis en este punto y recuerdan que “Argentina se encuentra renegociando con el FMI un préstamo que fue otorgado por razones políticas, con un cronograma de pagos inabordable, donde el Organismo incumplió” y advierten también que “para este nuevo acuerdo entre Argentina y el Fondo van a ser necesarias condiciones especiales, porque se trata de un préstamo irregular, y estamos en un contexto excepcional”.

El Fondo le hace pagar la crisis a los perdedores

El informe trae a colación un estudio de Oxfam que evidencia que “en 76 de los 91 países a los que el FMI les otorgó créditos durante la pandemia, se propusieron planes de ajuste que incluyen recortes profundos en los sistemas públicos de salud y planes de pensiones, congelaciones y recortes salariales para los trabajadores del sector público (como médicos, enfermeras y profesores) y prestaciones por desempleo, como la paga por enfermedad”. Asimismo, advierte sobre el sesgo político que ha tenido el FMI para conceder ayudas económicas durante la crisis pandémica ya que “más del 50% del financiamiento total por COVID-19 del FMI se ha comprometido a sólo tres países: Perú, Chile y Colombia… pareciera ser que el grueso de los préstamos va a parar a los países más alineados a nivel regional con la potencia del norte” y rememora lo ocurrido con el préstamo por U$S44.500 millones concedido en 2018 al gobierno neoliberal de Mauricio Macri.

Sin embargo, el trabajo de Proyecto Económico y Ocipex advierte que los préstamos que otorga el Fondo Monetario vienen acompañados de fuertes condicionamientos a las naciones emergentes. “El aparente “lado bueno” y “comprensivo” del FMI surgido durante la pandemia, no primó sobre los conocidos programas de ajustes estructurales que viene aplicando el organismo hace décadas”, alertan y remiten al caso de Colombia de Iván Duque, que con la excusa de la “progresividad y la necesidad de incrementar la recaudación se aumentaron las cargas impositivas sobre los sectores medios y bajos, ya fuertemente dañados por los efectos de la pandemia”.

Retos: más audacia para un verdadero cambio

Vallejos-De Nícoli hacen suya la crítica de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD) al sistema vigente porque entienden que “sin audacia en las propuestas no va a ser posible un verdadero cambio”.

En este sentido, el organismo internacional alerta que “para que la recuperación sea sostenible es necesario un crecimiento salarial más rápido en los empleos peor retribuidos, a fin de reactivar el crecimiento de la productividad y el empleo. Ven indispensable aumentar la recaudación fiscal mediante el aumento de salarios y un incremento en los impuestos a los deciles más ricos y a las corporaciones”.

Vallejos-De Nícoli hacen suya la crítica de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD) al sistema vigente porque entienden que “sin audacia en las propuestas no va a ser posible un verdadero cambio”.

En esta misma orientación, el informe de Proyecto Económico-Ocipex recuerda que la UNCTAD propone “expandir el gasto orientado a la inversión, cuidando el equilibrio entre sus componentes monetario y fiscal, hasta que se recupere el sector privado” y considera que “los bancos centrales deben afirmar su autoridad regulatoria para evitar la especulación de los grandes fondos de inversión, la fuga de capitales y la evasión fiscal”.

En lo concerniente a la deuda, Vallejos-De Nícoli puntualizan que “la UNCTAD plantea acciones urgentes y de fondo” y que “en el corto plazo, sostiene que debe haber moratorias a los servicios de deuda (mucho más amplias que las establecidas por el G20), al igual que la necesidad de expandir la capacidad de préstamos de los organismos internacionales” mientras que “en el largo plazo, ponen el acento en que “debería crearse una autoridad mundial de la deuda soberana, que fuese independiente, tanto de los intereses de los acreedores como de los deudores (institucionales o privados), con el fin de solventar las múltiples deficiencias en la actual gestión de las reestructuraciones de deuda soberana”.

Para Vallejos-De Nícoli los planteos de este organismo en materia de deuda “marcan una hoja de ruta con la cual se puede empezar a debatir la reconstrucción que será necesaria durante y después de la guerra que se está librando contra este enemigo invisible: el Covid-19”.

Por último, el trabajo de Proyecto Económico-Ocipex alerta que “la falta de respuestas claras y la crisis de valores, consensos y acuerdos políticos sólo acrecientan la incertidumbre sobre el futuro de los pueblos”.

“No sólo es necesario reducir la pobreza, sino acrecentar las clases medias, y eso implica crear y redistribuir riqueza, resaltando la importancia de incorporar la perspectiva de género y de la sostenibilidad ambiental en los nuevos modelos de desarrollo. Para países semiperiféricos como Argentina es imprescindible encontrar Estados que sean aliados estratégicos para plantear las acciones necesarias que permitan reconstruir un país y un mundo más justos". Sin mayores niveles de justicia social, no habrá recuperación económica ni cesará la conflictividad global, señala a modo de síntesis el informe.

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