Por Daniel Moreira Presidente de la Asociación Pyme y referente del Frente Productivo Nacional
Comunidad organizada versus establishment / Empezar por los últimos para llegar a todos
( Por Daniel Moreira Presidente de la Asociación Pyme y referente del Frente Productivo Nacional )La acuciante realidad que se vive en los barrios para hacer frente al persistente aumento de los alimentos esenciales nos obliga a idear nuevas estrategias para transformar la realidad en algo mejor. Se trata de ejecutar nuevas y más contundentes políticas públicas que beneficien a las mayorías, sin correrse ni un milímetro de la premisa por la que el Frente de Todos fue respaldado con contundencia en las elecciones presidenciales de 2019: empezar por los últimos para llegar a todos.
Antes de meternos en la propuesta, partamos de lo que ya sabemos: en Argentina, el establishment financiero, judicial y mediático busca conservar, a como dé lugar, el statu quo. Y todos sabemos cómo operan: con noticias falsas (o fake news) deliberadamente construidas arman una versión de la realidad y defienden sus intereses económicos que, luego, respaldan en la realidad, amedrentando con lawfare a todo aquel que se disponga a amenazar sus privilegios. Buscan sostener el “orden establecido” porque eso implica sostener sus negocios, a costa del trabajo de los y las argentinas.
En los años en que la alianza Cambiemos gobernó nuestro país hemos visto cómo desde el Estado se validaba ese “orden establecido”, siempre a favor de la transferencia de las riquezas socialmente producidas por el trabajo y la producción en manos de trabajadorxs, empresarixs y productorxs nacionales, hacia las grandes empresas o grupos económicos trasnacionales. Todo en defensa de un interés: que los ricos sean más ricos, para que los pobres sean más pobres.
Por eso, no basta sólo con buenas intenciones o con programas coyunturales para combatir el hambre en Argentina. El desafío es hacer una profunda autocrítica en este sentido, desde el campo nacional y popular, y entre todos y todas pensar iniciativas que apunten a una real redistribución de la riqueza, que dinamice la sinergia entre la producción y el consumo, y fortalezca el mercado interno.
Es por esta razón que desde el Frente Productivo Nacional proponemos, por ejemplo, frenar el aumento de alimentos esenciales y cambiar el paradigma impositivo actual que grava el consumo (IVA-IIBB), para pasar a gravar el patrimonio y la ganancia. Una iniciativa en este sentido podría darse con el establecimiento de mecanismos compensatorios para que los consumidores de productos de la canasta básica no paguen el Impuesto al Valor Agregado (esto se concretaría a través de la presentación de un ticket de compra de manera digital, para que el monto que corresponde a IVA sea discriminado en la factura de compra, para su posterior devolución al consumidor).
Pero este es sólo un ejemplo, que no debe ser ni el primero ni el último. Se trata de postular ideas para comenzar a ejecutar políticas públicas que discutan la concentración, que sólo multiplica la riqueza de unos pocos, y así poder solucionar pobreza. Porque si no se tocan intereses profundos, sólo se estará proponiendo paliativos que aportan, a cuentagotas, a sostener el “orden establecido”.
Hace poco, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) develó que la diferencia de precios entre lo que pagó el consumidor y lo que recibió el productor en el campo por sus alimentos agropecuarios subió a un 8,7% en abril. Estos datos nos alientan a profundizar el debate sobre la tajada que se llevan hoy los grupos concentrados de alimentos, de comercialización y de servicios, para hacerle entender al Gobierno que esa es una lucha que el pueblo necesita dar, y que las organizaciones sociales y políticas vamos a respaldar. Esto va en paralelo con un desarrollo de las economías regionales y la construcción de una referencia de precios con cooperativas y pymes, y está claro que este es un camino largo. Pero es necesario empezar cuanto antes a construir una red de comercialización distinta a la actual, que vaya del productor al consumidor final, y así cortar con el círculo vicioso que encarece, que genera inflación y beneficios para unos pocos. Se trata (y siempre se trató) de oponerle organización popular a las maniobras de una minoría que sólo busca conservar sus privilegios históricos. Es la comunidad organizada contra el establishment, para que todos y todas podamos vivir un poco mejor.
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