Economías regionales

Primera Parte

El INTA promueve los circuitos cortos de comercialización

En el marco de la iniciativa interministerial “Acercar alimentos de productores a consumidores”, el instituto acompaña iniciativas que buscan contribuir con la seguridad y soberanía alimentaria en todo el país. El proyecto, además, ahorra el costo de intermediación y acerca a los productores con los consumidores.

Una de las líneas de trabajo del INTA es el fortalecimiento de circuitos de comercialización en todo el país. En este marco, la institución participa de la mesa de articulación interministerial “Acercar alimentos de productores a consumidores”, conformada por la Jefatura de Gabinete de la Nación, los ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca, Desarrollo Social, Desarrollo Productivo y del Interior. Se suman el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.

La iniciativa tiene como objetivo fortalecer, mediante acciones concretas y coordinadas, canales cortos de comercialización y contribuir a la seguridad y la soberanía alimentaria, y la integración al comercio de las economías regionales y comunitarias.

“Buscamos acercar alimentos a zonas que por distintas circunstancias hoy se encuentran en situaciones de riesgo y/o vulnerabilidad alimentaria, y acortar las cadenas de comercialización, promoviendo la generación de espacios de intercambio comercial para fortalecer el desarrollo de mercados locales determinados, acercando el productor al consumidor”, comentó Gustavo Tito, integrante por el INTA en la mesa interministerial.

Entre Ríos

Las iniciativas que acompaña el INTA son vastas y abarcan las regiones del NEA, el NOA, Pampeana, Cuyo y Patagonia. A partir de 2016 un equipo técnico del INTA Concordia –Entre Ríos–, junto con productoras y productores de la agricultura familiar de la zona, comenzó a pensar en una estrategia superadora de las ferias, en el marco de la Red de Comercio Justo Piri Hue.

“Surgió la idea de trabajar a través de un mercado digital”, señaló Dariela Carlini, técnica de INTA Entre Ríos. En principio se elaboró un formulario on line que se enviaba a los consumidoras y consumidores para generar pedidos con una entrega segura. “Lo que se buscaba era que las productoras y los productores tengan asegurada la venta”, explicó.

El proceso fue creciendo hasta que se llegó a concretar un sitio web de comercio digital. Por otra parte, en 2019, cuando se lanzó el Plan Argentina contra el Hambre, en el ámbito de la Mesa de Gestión para la Economía Social y Solidaria de Concordia se estableció la necesidad de fortalecer la producción popular para consumo popular.

“Cuando se puso en marcha el uso de la tarjeta Alimentar nos vinculamos con el Banco Nación y se gestionaron posnet. Con esto se lanzó la estrategia ‘Alimentar cuidándonos’ en enero de 2020 y logramos comercializar los productos de la agricultura familiar con la tarjeta”, expresó Carlini y agregó que “con la pandemia tuvimos que repensar la estrategia, hicimos una campaña comunicacional para cada productor y ellos hacían los envíos a domicilio. También creamos ‘Alimentar Barrios’, en aquellos sectores que habían recibido más tarjetas Alimentar, con la instalación dos puestos”.

En uno de ellos, una productora, que tiene la figura de intermediaria solidaria, se acerca a las quintas y se encarga de la venta. Se suma un puesto integrado en el que trabajan referentes del Movimiento Trabajadores Excluidos. “Además, a principios de 2020 las comunidades rurales quedaron aisladas. Entonces se salió con ‘Alimentar Comunidades’ con la misma modalidad de dos puestos”, recordó Carlini.

Tanto en la estrategia de ‘Piri Hue’ como en la de tarjeta Alimentar son los propios productores quienes definen el precio justo. En Piri Hue se agrega un 17 % al monto acordado. Así, se cubren gastos de logística y comunicación, y se reserva un fondo común que a fin de año se dona a proyectos de la economía popular de educación o cultura. En el caso de la estrategia Alimentar se suma un 15 % al precio de los productos para solventar la logística y horas de trabajo de las personas que atienden los puestos.

Ermelinda Ditrich, de Huerta La Gloria, expresó: “El espacio de feria que pudimos mantener a lo largo de toda la pandemia significó poder llevar el mango a casa, ayudarnos entre productores comercializando en las ferias, poder acercar a los pueblos y comunidades un alimento producido de manera local y a un precio justo. También nos sirvió para fortalecer los vínculos entre nosotros y trabajar más organizados. Valoramos mucho el poder tener este espacio de intercambio con la gente y que nuestro trabajo como emprendedoras sea reconocido”.

Tucumán

En Tucumán, se está trabajando desde marzo de 2020 en la iniciativa “De la Huerta a la mesa”. El proceso comenzó a través de una labor conjunta con la organización Tucma, que reúne a una cooperativa de productores cañeros de la zona de Santa Ana, en el sur de la provincia, a la asociación civil Militantes del Pueblo, a un conjunto de organizaciones y cooperativas formales, y a grupos no formales coordinados con el MNCI.

Con acciones desde ProHuerta, PROFEDER y luego en el marco del PROICSA, Programa para incrementar la competitividad del sector azucarero del NOA, desde el INTA se llevaron a cabo tareas de extensión y asistencia técnica con grupos de pequeños cañeros. Desde 2015 también se implementaron dos proyectos especiales, que se vinculaban con el fortalecimiento de la producción hortícola y de granjas.

“Se realizó un sistema de pedidos y entrega utilizando tecnologías digitales. Arrancaron con seis puntos de venta y un acuerdo básico: ofrecer un buen producto y económico al consumidor, pero a la vez tener una cadena corta que permita el máximo de aprovechamiento del valor de la producción y bajar el gasto en distribución y la logística” explicó Carlos Aragón, del INTA, y agregó que “esa red fue creciendo y hoy existen 20 puntos de venta que incluyen a 700 familias de manera semanal, en promedio”.

Empezaron ofreciendo entre 300 y 400 bolsones por semana. Cada bolsón incluye entre 6 y 8 kilos de verdura variada de estación: papa, batata, tomate, pimiento, perejil, zapallitos, zapallo y zanahoria. También se puede solicitar un complemento de 3 frutas, que se suman a las de producción local y de otras regiones. Actualmente se venden entre 600 y 700 bolsones, con picos de 1000.

Al ser más puntos de venta se comenzó a organizar la distribución. Se utilizan 3 camionetas y todo se fracciona en 3 unidades de acopio y redistribución. En relación al precio final y el costo que tiene en sí, un 70 % queda en valor de producción para el productor. Del 30 % restante, 15 % está destinado a la logística y 15 % es para quien registra la demanda y se encarga de la última distribución.

El precio que recibe el productor, en una relación de uno a uno, es casi el doble de un precio normal. Hay variedad de productos y se aprovecha la diversidad agroclimática tucumana. El INTA apoya en la organización, asesora y capacita en la formulación de proyectos y asiste técnicamente a productores en transición agroecológica y monitoreo de plagas, entre otras actividades. “Hay un ida y vuelta entre las ideas y proyectos que las organizaciones van manejando y cuáles son las perspectivas que podemos ver nosotros, en discusión que enriquece ambas instituciones. Hay mucha juventud en los diversos grupos, iniciativas y crecimiento en lo territorial, pero también mucha experiencia de trabajo con agricultura familiar”, sostuvo Aragón.

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