
El poder ningunea el reclamo obrero y hace enfrentar a los trabajadores
María de los Angeles Di Capua, docente en la Facultad de Ciencia Política, atisba detrás de la embestida fatal de un camionero sobre un piquete obrero en San Lorenzo la consecuencia de la cultura neoliberal que banaliza el reclamo de sectores populares y la mirada despectiva y odiosa se hace carne en esta misma clase. Responsabiliza al Estado y a los medios de comunicación y periodistas que reproducen este sentido.
¿Cuáles son los motivos por los que un trabajador atropella a otro que le interrumpe el paso en un acto de protesta por reivindicaciones colectivas? ¿Por qué se genera una tensión tan profunda entre sectores que comparten la misma realidad? Estas preguntas, y muchas más, surgen luego del asesinato en el piquete de San Lorenzo.
El homicidio de Jonathan Gardini, este jueves por la madrugada, por parte de un camionero que lo atropelló en el corte de la ruta 11 y la 10, no sólo alertó a diferentes representantes gremiales locales sino que abrió una serie de interrogantes sobre el accionar cotidiano de los argentinos y los valores que persisten en la sociedad actual.
Para pensar y reflexionar sobre el contexto social, económico y político en el cual sucede la muerte de un trabajador a manos de un par, Rosarioplus.com dialogó con la profesora de la Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, María de los Ángeles Di Capua.
¿Cómo analizás el hecho que ocurrió en San Lorenzo?
Hay dos aspectos desde dónde mirarlo: uno, como un acto delictivo de un individuo que pone en riesgo la vida de otros manejando un vehículo de ese porte, sabiendo que puede tener consecuencias, y que las tuvo. Es algo que va en contra de los valores básicos que tenemos respecto de la defensa de la vida humana en cualquier circunstancia.
También hay que pensar el incidente en el contexto en que se da. Va mucho más allá de un acto delictivo y tiene que ver con los niveles de violencia con los que nos podemos enfrentar. Hay una violencia simbólica muy fuerte en relación a los lugares que se le asignan a los distintos individuos en la sociedad.
En este momento, el de los trabajadores es un sector sumamente golpeado, pero no solo por la situación económica, sino por el trato que se tiene en el imaginario social. Se los pone en un lugar en el cuál parecería que lo que están diciendo es banal, no tiene importancia. Se termina estigmatizando los cortes de calles y generando una sensación de tensión muy grande.
Están enfrentando sectores que deberían ser aliados, esto tiene que ver con una violencia institucional muy fuerte por parte del Estado hacia los sectores más populares.
¿Este fenómeno es actual o viene desde antes?
Hay un plan deliberado en el cual los sectores populares están marginados; esto lo vivimos en los noventa, y en el Proceso pero con represión. Se ve y se escucha el ruido de los trabajadores pero no se lo atiende, es un modelo neoliberal que apunta a esto.
¿Por qué los trabajadores se ven representados por este discurso neoliberal?
Los medios hegemónicos reproducen esa idea todo el tiempo, algunos periodistas lo reproducen todo el tiempo. Además, tiene que ver con una cuestión muy profunda de rupturas de subjetividades, donde el trabajador se identifica con algo que no es y que no va a ser nunca. Se le presenta el modelo de una felicidad a través de una vía de ascenso individual. Hay una ruptura en la subjetividad en la proyección del individuo, donde no reconoce sus condiciones concretas sino que se proyecta en una imagen creada por los medios y algunos discursos políticos, donde cree que va a poder anclarse como sujeto. A esto, algunos teóricos lo llaman "falsa conciencia" de la realidad material en donde vive.
(*) Fuente: Rosario Plus
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