Entrevistas

“El trabajo territorial es la base: la política se debe nutrir de la calle”

(Por Estefanía Cendón) Camila García es politóloga y miembro del Grupo Callao. A partir de su participación en la reciente campaña electoral en CABA y el intenso trabajo territorial que desarrolla en la Ciudad de Buenos Aires, García comparte su visión en relación a diversos aspectos que definen cómo Cambiemos, el PRO, gobernó los últimos 12 años: “Se gastan millones de pesos en los canteros de Palermo, pero se esconde la pobreza estructural debajo de la alfombra”

ME: Usted integra Agenda Argentina a partir de su participación en el Grupo Callao. ¿Cuál es su rol al interior de estos espacios?

CG: Toda mi vida fui militante del peronismo de Capital Federal, por lo cual he formado parte de varias campañas políticas y mi militancia territorial está relacionada con el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dentro de la estructura del grupo Callao, al ser la de menor edad entre quienes integramos este espacio ya que tengo 33 años, mi intención fue ser la puerta de entrada de una generación a la política. Entiendo la política como una construcción colectiva. Mi rol en la campaña fue intentar referenciar a muchos compañeros con los que caminé durante años en el ámbito del peronismo en la Capital Federal y, además, en diferentes ámbitos técnicos que integré como militante. Hablo de compañeros que son figuras importantes para la futura gestión. Un aporte desde una mirada generacional, retomando este lugar que Alberto Fernández nos dio a los jóvenes durante la campaña electoral. Él ha sido inaugurador de generaciones, lo fue en el 2003 con el Grupo Calafate, y nos animó a que seamos nosotros los protagonistas en esta nueva etapa.

ME: ¿Qué lugar se le dio a la juventud en la campaña electoral en CABA?

CG: Los compañeros y compañeras que han acompañado a Matías Lammens en la campaña en la Ciudad fueron parte de una renovación generacional también. La Campaña de Alberto se enmarcó en una tonalidad más porteña: un ciudadano al que le interesa la gestión, los temas asociados a su barrio, se involucra en la política en temas más capilares como la recolección de la basura o los parquímetros. La cuestión ideológica existe, pero no es la protagónica o lo que incide en el voto del porteño. La política debe ser una espacio de escucha activa, nunca puede ser un espacio donde nos retroalimentemos nosotros mismos.

ME: En esa escucha activa, la Ciudad de Buenos Aires ha sido uno de los espacios en donde las mujeres se han manifestado con más fuerza ¿Qué políticas con perspectiva de género son importantes para la Ciudad?

CG: La ciudad de Buenos Aires no es inclusiva para las mujeres, es muy hostil. Necesitamos una política de cuidados, no puede ser que las mujeres tengamos que tercerizar el cuidado de nuestros hijos o hijas. En las clases populares las políticas de cuidado las establecen las mujeres entres sí cuando viven en comunidad, tienen una changa o actividad similar. Todos se cuidan entre sí. Esto no sucede en la clase media: deben pagarle a una persona para que cuide a sus hijos o ir a un jardín, lo que se vuelve muy costoso. Por otro lado, los tiempos para aplicar a un jardín maternal del Estado no son ágiles. Ante esta realidad, ¿cómo podemos esperar que la mujer ocupe lugares protagónicos en espacios de poder y de la política si no podemos tener garantizadas las condiciones necesarias para que sus hijos estén seguros y cuidados? Si no tenés plata no podés trabajar en lugares de poder. Hay una parte de la población a la que la política de la ciudad de Buenos Aires no le está hablando: son aquellas madres que están divorciadas, madres solteras que no pueden afrontar ni siquiera un alquiler. No pensamos en esas mujeres. No se trata sólo de lograr una ciudad más amigable en términos de hábitat, sino que posibilite que la mujer pueda desarrollarse en ese espacio.

ME: ¿Cómo calificaría la accesibilidad en el diseño de la Ciudad?

CG: No es accesible tanto para las mujeres como para las personas con discapacidad. El diseño infraestructural se vuelve excluyente: si te movés con un cochecito para niños, si tenés que utilizar ascensores o si te movilizás mediante una silla de ruedas. Sin ir muy lejos, en las líneas de subte vemos escaleras por todos lados. Falta mucho por hacer en una Ciudad que es una de las más hermosas de Latinoamérica, pero que se vuelve hostil tanto para las mujeres como para las minorías, como aquellas personas con discapacidad. Esto coarta tu libertad, en todo sentido.

ME: En términos de Educación los principales problemas en CABA se asocian a la infraestructura y falta de vacantes.

CG: Han llegado a utilizar aulas-container por falta de espacio. Es importante garantizar la Educación Pública de calidad para todos y todas, algo que destacó a la Argentina durante años. El neoliberalismo destruyó la tradición de escuela pública de calidad y de excelencia a nivel internacional porque necesita gente que no esté educada para poder impartir la desigualdad social. Personas que no se prefiguren en un estadio más alto de la escala social. En esta instancia hay que reconstruir esa educación pública de calidad. Es esencial que haya más jardines maternales, mejoramiento de las escuelas y su infraestructura, ya que hubo muchos problemas edilicios que no se resuelven. Hoy se vuelve a discutir el hambre, el Estado debe garantizar en los comedores escolares la comida de calidad, con un plan nutritivo, garantizando que llegue a sus destinatarios.

ME: Con respecto al manejo de las fuerzas de seguridad, ¿Más presencia policial en la calle garantiza la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires?

CG: La policía en la calle es parte de una política del Gobierno de la Ciudad que al porteño más o menos le gusta. Es un modelo que forma parte de una estructura con la que se puede acordar o no, pero mayor presencia en la calle evidentemente no garantiza la seguridad de los porteños y las porteñas. Estos últimos años también vimos la criminalización de la pobreza: te llevan detenido por portación de rostro, te piden documentos si vendés pan en la puerta de un bar. Hay una estructura en relación a la seguridad que tiene que ver con el punitivismo y no con un modelo que realmente garantice la seguridad de los ciudadanos. Es importante dar un debate al respecto. Los índices de seguridad no bajaron. Sin ir más lejos el uso de las pistolas taser, son denunciadas a nivel internacional. No hay protocolos, por lo tanto si la aplicás con una persona que tiene un marcapasos podés matarla.

ME: ¿Cuáles son las alternativas para abordar la inseguridad en la Ciudad?

CG: Junto a las plataformas de trabajo del Frente de Todos en la Ciudad, durante la campaña, planteamos volver a las Mesas Interdisciplinarias de Seguridad Barriales. El trabajo territorial es la base: la política se debe nutrir de la calle. Cuando dejás de hacerlo es porque pasaste a un estadio superior donde no estás interpretando, ni representando a quienes te eligieron para gestionar la cosa pública.

ME: ¿Cómo es el trabajo de estas mesas barriales de Seguridad?

CG: Las mesas interdisciplinarias se implementaron durante la gestión de Nilda Garré: se estructuraban por barrio, los vecinos iban a un Club de barrio junto a representantes de la comisaría local y del ministerio de Seguridad de la Nación. Allí se debatían lo que sucedía y cúales eran las posibles soluciones que ofrecía el Estado para resolver esas cuestiones. Fue interesante esa experiencia como política porque permitía el contacto directo con los vecinos. Se logró poner mayor vigilancia en lugares donde hubo robos, entraderas en casas. Creo que la Seguridad se tiene que nutrir de las cuestiones particulares que plantee la sociedad.

ME: ¿Cuál es su opinión en referencia al tratamiento de la violencia de género en la Ciudad?

CG: A nivel Nación hubo una disminución del presupuesto en políticas de género bastante importante. Hay muchas cuestiones que deben abordarse desde la Justicia y la Seguridad, las soluciones deben ser interdisciplinarias. En cuestiones de género es tan importante la denuncia por parte de las víctimas como que los jueces no dejen libre a un violador, por ejemplo, cuando el hecho consumado se probó. En esta cadena que enuncio no se cumplen todos los estadios. En la Ciudad como en el país las mujeres estamos dando la batalla cultural, pero si las estructuras institucionales del Estado no cambian en sus modelos patriarcales de toma de decisión es imposible que se pueda transformar esa realidad. Es muy difícil si no tenemos más juezas en el Poder Judicial, más mujeres en lugares de decisión. Entiendo que los hombres también deben hacer su trabajo cultural, pero se debe garantizar la perspectiva de género transversal. La perspectiva de género debe estar en todas las políticas de Estado.

Lo únicos informes que tenemos del Consejo de la Mujer son del funcionamiento de la línea 144. Existe una aplicación de la línea 144, pero no contamos con un listado de profesionales, no hay disponibilidad en la cercanía para aquellas mujeres que necesitan, por ejemplo, asistencia psicológica. Esto lo vi a través de un print de pantalla de una persona que utilizó la aplicación. Si vivo una situación de violencia: ¿dónde está el Estado? No sólo lo digo en términos de Ciudad, sino en referencia al país.

ME: Existen casos de abuso sexual que involucran a funcionarios del Estado. ¿Cómo debería ser el abordaje en estos casos?

CG: No hay protocolos de abordaje en estructuras laborales del Estado. Se están armando los protocolos por la misma disposición de las compañeras trabajadoras. No existen protocolos de abordaje de violencia de género laboral y violencia de abuso sexual, situaciones que se dan con frecuencia. Todas las estructuras del Estado y las empresas deberían tener un área de género. A muchas mujeres les da vergüenza hablar, debe haber una estructura que te contenga para poder contarlo. Esto no debe ser restringido al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, tiene que ser pensado en una estructura más amplia, integral, a nivel Estado. Sólo con la Ciudad no se cambia la estructura patriarcal del Poder.

ME: La gentrificación implica el desalojo de personas con bajos recursos de áreas de interés, por motivos como la localización o valor del suelo, priorizando la función inmobiliaria sobre esas tierras. ¿De qué manera se vive este fenómeno en la Ciudad de Buenos Aires?

CG: Lo que hizo el macrismo durante estos 12 años de gobierno en la Ciudad se puede sintetizar en una frase: si para los peronistas donde hay una necesidad, hay un derecho; para los macristas donde hay una necesidad, hay un negocio. En lo últimos cuatro años tomaron las tierras del Estado, le dieron viviendas a las clases populares, empezaron a urbanizar ciertas villas, como la villa 31, y ahora están relocalizando la Villa Rodrigo Bueno. Estas políticas están muy bien, pero hay que preguntarse: ¿qué hay detrás de eso? Detrás hay múltiples negocios millonarios para amigos del presidente, amigos del jefe de gobierno. Es importante revisar de qué manera se garantiza el acceso a esas propiedades por parte de las clases populares.

ME: También evaluar tanto la calidad de esas viviendas como qué tipo de vida se propone a partir de su construcción. El hacinamiento no es una alternativa.

CG: Claramente no lo es. El problema de la ciudad de Buenos Aires en lo que respecta al acceso a la vivienda es preocupante. Los edificios de la Avenida Triunvirato, cerca de Chacarita, supuestamente eran para las clases populares al igual que la Villa Olímpica. Pero, ante el modelo de pobreza estructural en el que vivimos las clases populares no pueden pagar ni la luz. Lo que hicieron fue tratar de entregarle esas viviendas a la Policía Federal, algunos bancarios o gremios de la Educación, quienes tienen la posibilidad de pagar un plan de viviendas.

No sólo las clases populares o los barrios populares que están dentro del marco de la ciudad de Buenos Aires necesitan ser urbanizados y contar con servicios dignos como el agua potable, la luz y el gas. A la clase media tampoco nunca le garantizaron nada. En mi caso particular trabajo hace años y no puedo tener mi casa, me suscribo a un alquiler. La ausencia de políticas de hábitat y vivienda para las clases medias nos afectó siempre. Es algo histórico.

ME: Aun así, la clase media aglutina en la Ciudad un caudal importante de votantes para el macrismo.

CG: Sí. Son muchas las personas que deben suscribirse a un modelo usurero de alquiler. Jóvenes de mi edad, alrededor de 30 años, tuvieron que regresar a la casa de sus padres porque no pueden pagar un alquiler. También para las madres solteras, jefas de familia, es muy difícil enfrentar el gasto de un alquiler. Otros tantos tuvieron que irse a vivir al Gran Buenos Aires por el mismo motivo, con el desarraigo que implica adaptarse a un nuevo lugar. Lo que no gastás en alquiler lo gastás en trasporte público, peajes. El macrismo vino a ofrecer recetas del Medioevo, nos desordenó la vida a todos por igual.

ME: ¿Qué sucede con la gente en situación de calle?

CG: El problema de la gente en situación de calle tiene que ver con aquellos que siempre formaron parte de las clases populares, que quizás tenían un trabajo y lo perdieron como consecuencia del neoliberalismo. La situación de empleo disminuyó, por lo que estas personas no pudieron acceder a tener una vivienda. Estamos ante la ausencia del Estado ya que la ciudad de Buenos Aires es la ciudad más superavitaria de la Argentina, tiene un PBI enorme ¿Cómo puede ser que la gente viva en la calle? No hay un interés político para resolver esos problemas en particular. El macrismo gobierna desde Rivadavia hacia el norte. Pero… andá a Pompeya, Soldatti, Mataderos o Montecastro. Caminá esos barrios. En Villa Mitre, por ejemplo, se empobreció su estructura productiva, un barrio fabril donde hay clases medias que sobreviven como pueden.

ME: ¿Cómo es el panorama en relación a la Salud Pública en CABA?

CG: En aquellos barrios donde no hay un hospital público, los Centros de Atención Primaria garantizan servicios básicos. Con la crisis económica la gente dejó de tener obra social al quedar desempleados. Otros no pueden pagar una prepaga y necesitan la atención del Hospital Público, hospitales que en la Ciudad de Buenos Aires están saturados. Esto no se debe a que atiendan a inmigrantes, es importante aclararlo. La República Argentina nunca fue excluyente en cuanto a la inmigración. La política no le habla a la inmigración porque son temas que electoralmente no convienen. Aun así, existe una problemática en la que los inmigrantes se ven sometidos a condiciones injustas de trabajo, sin acceso a derechos. La Salud y la Educación fueron concebidas de manera inclusiva para todos aquellos que viven en la Ciudad. Hoy eso no sucede: no hay insumos en los hospitales, no se le pagan los sueldos a los médicos quienes están precarizados laboralmente. ¿Puede ser que los profesionales de la salud y los docentes no estén bien pagos en nuestro país? Son quienes fundan el futuro y garantizan las condiciones de vida…

ME: Son muchos los excluidos en la Ciudad.

CG: Sí, pero se necesita de un gobierno que empiece a mover la rueda económica, sino parece que todo depende del Estado. Una vez que empiece a funcionar la rueda económica, la Argentina empieza a gastar, por lo que el consumo interno se activa y hay más trabajo. Una vez que haya más trabajo, el Estado debe estar presente facilitando las condiciones de acceso a la vivienda, a la Educación, la Salud.

En la Ciudad de Buenos Aires tenemos un modelo de pobreza estructural garantizado por una política de Estado abierta que maquilla la ciudad y la pone hermosa. Se gastan millones de pesos en los canteros de Palermo, pero se esconde la pobreza estructural debajo de la alfombra. Te invito a que un día de lluvia viajes desde Lugano hacia el centro de la Ciudad, se vuelve imposible. El neoliberalismo no nos representa como forma de gobierno en la Argentina, representa a una casta elitista que viene desde el siglo XIX hasta hoy y que lo único que quiere es fundar las bases de un modelo de pobreza estructural en la Argentina, sin ascenso social. La Argentina siempre se caracterizó por la movilidad social, y esto va más allá del peronismo. Hay que revalorizar las construcciones sociales presentes en nuestro país.

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