Por Renata Estrella
Jorge Aleman: ¿Cómo se piensa una izquierda cuando la palabra Revolución ha perdido su eficacia simbólica?
(Por Renata Estrella) La omnipresencia del dispositivo capitalista y sus estrategias de dominación por medio de la oferta incesante de objetos de consumo simulan satisfacer completamente el sujeto, y promueven una reducción del deseo y del goce a la lógica de comprar, eso ha llevado a una creciente descualificación social y cultural, además de aumentar la desigualdad. Alerta a estas cuestiones e involucrado por el deber teórico de reflexionar sobre eso, tenemos a Jorge Alemán que es poeta, escritor y psicoanalista, con diversos trabajos publicados, entre poesías, ensayos y libros. Nacido en Buenos Aires, Jorge se fue exilado a Madrid en los años 70, hecho que salvo las diferencias geográficas y culturales de los dos lugares que tienen la misma lengua, es algo que él lo considera como factor que potencializó su formación y manera de pensar. Jorge Alemán es un activo participante en los escenarios políticos argentinos y español, llegando a considerarse casi como un activista.
Alemán publicó numerosos trabajos que hacen una articulación inédita entre el psicoanálisis y la política, cruzado por la filosofía. Él considera a Heidegger, Marx, Freud y Lacan como bases teóricas fundamentales. Dialoga también con Gramsci, Deleuze, Lefort, Negri, Badiou, Laclau, Miller y Borges. A Borges se refiere como: ‘la operación de lectura de Borges’ (Alemán, J. 2010, p.44), tal como lo considera en el ensayo titulado: “Apuntes preliminares: para una izquierda lacaniana”, extraído de conversaciones ocurridas en la primera década de los años 2000.
En ese ensayo, publicado en 2010 que figura en el libro Lacan, la política en cuestión, Alemán defiende que el psicoanálisis lacaniano y fundamentalmente las filosofías de Badiou, Laclau y Negri conllevan juntos la posibilidad de otra vuelta en la operación de arreglárselas [savoir y faire] con el lazo social. De ahí nasce la propuesta de una izquierda lacaniana. Para el autor, el concepto del sujeto del inconsciente es una vía interesante para pensar la democracia, ya que ésta presupone que no existe un sólo significante que pueda representarnos a todos. Según lo que él plantea, se trata precisamente del agujero entre el representante y la representación, lo que quiere decir que la construcción democrática se realiza por medio de lo que es imposible de representar, o sea un lugar vacío que sostiene la creencia de que siempre hay algo del sujeto que escapa a la representación.
La famosa frase de Lacan: “el inconsciente es la política” (Lacan, J. 1966-67), puede ser entendida poniendo el acento en el inconsciente como un proceso social, o sea como discurso del Otro. En ese sentido, expresa que no existe significante que pueda representar al sujeto, que sería representado únicamente por medio de los intervalos de la cadena significante. Sin embargo para Alemán, el agujero, que es esencial para la democracia, aparece cada vez más obturado por objetos técnicos, insignias, técnicas cognitivos-conductuales y toda suerte de controles. Por consiguiente, los individuos son liberados de la tarea creativa que requiere estar en el lazo social. La decepción de no poder encontrar la satisfacción garantizada por el mercado se convierte en una frustración insoportable que deja margen a la violencia, a las toxicomanías, al aumento de prácticas de encierre y las más diversas formas de exclusión social.
En su reciente libro En la frontera. Sujeto y capitalismo, el autor parte de la noción de santo la cual Lacan se refiere en Radiofonía y Televisión, planteandolo como aquél que podría causar un impasse en la lógica del dispositivo capitalista por impedir que el desecho sea reciclado. Para el autor no se trata de un nuevo líder, como problematizado por Freud en Psicología de las masas y análisis del yo, pero sí de que lo se refiere como “metáfora de una posible militancia” (Alemán, J. 2014, p. 43), lugar en el cual Alemán subrayó estar el movimiento español 15-M. Estas protestas ocurridas en España en 2011, emergieron espontáneamente de la sociedad civil, con el apoyo de algunas organizaciones, pero a principio sin cualquier institucionalidad, reivindicaban cambios políticos, económicos y sociales diversos. Además de eso manifestaban insatisfacciones con el sistema político vigente, denunciando no existir más la representatividad que pudiera equivaler a la forma de algún partido político. En esa dirección, esos hechos pueden ser equiparados a las protestas de junio 2013 en Brasil.
En este estado del arte, el desafío parece estar en la articulación de singularidades que ocupan las calles de las ciudades haciendo escansiones en la historia, lo que Alemán llama actos instituyentes, y que pueden surgir como lazo social. Para reflexionar sobre esta cuestión, Alemán propone el sintagma: Soledad: Común, título de uno de sus libros publicados en 2012 y que conlleva la idea de un colectivo de singularidades. La terminología “Común” fue pensada originalmente por Deleuze a partir de la noción de la vida como potencia libre de las instituciones que pretenden controlarla; o sea, una potencia que podría subvertir el dispositivo capitalista, así como también fue desarrollado por Negri.
Aunque para Alemán estos autores tratan la potencia del común entendiendola como producción de subjetividades, lo que es distinto de pensar el sujeto como constituido por medio del lenguaje en una operación que incluye el vacío estructural. En ese segundo caso, el acto de crear puede hacer la ruta del deseo al objeto, alrededor de ese vacío irrepresentable u creando una singularidad que quede afuera de la norma, pero que se pueda hacer transmisible. De este modo, el vacío, el agujero ontológico debe ser considerado en todas sus consecuencias, no existiendo potencia o producción de vida que no sean interrumpidas por esa fractura del ser, es lo que Alemán defiende como lo común en la experiencia humana.
- Renata Estrella: En 2009 usted publicó la obra desafiadora Para una izquierda lacaniana, planteó allí de forma inédita la relación entre política y psicoanálisis. En ese ensayo, considerando la distancia intransferible entre esas dos áreas del conocimiento, el psicoanálisis lacaniana hizo su contribución como herramienta transversal a una posible reformulación de la izquierda, sobre todo de la izquierda revolucionaria y utópica. En ese momento, después de otras tres publicaciones, usted retoma esa misma nominación en el contexto de una clase en Buenos Aires, buscando hacer una introducción a la izquierda lacaniana. Durante ese periodo muchas cosas pasaron en el paisaje mundial, argentino y podemos decir también brasileño, en ese sentido, ¿usted cree que es posible pensar una nueva izquierda que de a poco se está construyendo en nuestro tiempo histórico de hoy? ¿Cómo se viene dando ese proceso de forma concreta? ¿Podríamos ubicarlo de manera más intensa en la América Latina?
-Jorge Alemán: Pensar en una nueva izquierda me parece un deber teórico de primer orden dadas las dificultades implícitas en dicha operación. ¿Cómo se piensa una izquierda cuando la palabra Revolución ha perdido su eficacia simbólica, cuando ya no disponemos de entrada de un sujeto histórico ya constituido y que sea operativo, y cuando el capitalismo, a pesar de su cíclicas crisis, no permite pensar en su exterior? Lo que denominé de un modo conjetural "izquierda lacaniana" era la asunción de estos problemas. La experiencia latinoamericana, con toda su fragilidad y los impases que la atravesaban, fue determinante, en la medida en que jugó su partida en el interior del poder neoliberal, como una actuación contra-hegemónica, un hecho impensable en Europa, y que dejó muchas enseñanzas incluso en sus limitaciones y en el modo de pensarlas.
-RE: Es muy interesante el desarrollo de su argumento, en una clase en Buenos Aires y en las Obras ‘Soledad:Común’ y ‘En la frontera. Sujeto y capitalismo’ por considerar en la articulación entre capitalismo y neoliberalismo un crimen perfecto que el mercado ya simularía la fabricación de sujetos que pasan a verse cómo empresas de sí mismo por el consumo, proceso que intenta ignorar la singularidad irreductible de cada uno. O sea, por medio de la fuerza de los modos de producción capitalista y de la ideología neoliberal se deviene zeitgeist en el mundo la ilusión, añadiendo que sea posible satisfacer de forma plena los deseos humanos, siempre insatisfechos, y la idea de que cada uno debe buscar metonímicamente el consumo de objetos fabricados por el mercado. En ese sentido, usted sugiere la necesidad de un retorno de lo político, haciendo una interesante diferencia entre lo político, momento que le ocurre a un sujeto por el hecho del lenguaje, y la política, como lo que produce subjetividad. ¿Nos podría hablar un poco más acerca de esa diferencia y en qué medida una reformulación actual de la izquierda puede llevar lo político en consideración?
-JA: Debo aclararle por la pertinencia de su pregunta que mi marco teórico desde hace décadas se despliega a partir de Marx, Freud, Heidegger y Lacan cómo el cuarto termino que ordena la lectura de los otros tres. En efecto, como usted lo señala en su pregunta, siempre asisto a una confusión extendida entre filósofos, politólogos e incluso psicoanalistas, donde se emplea el término "subjetividad" como sinónimo de sujeto. Y aquí hay un problema, la subjetividad se deriva de las construcciones históricas del poder, especialmente el neoliberalismo la produce y la posee como su verdadero botín de guerra. En este punto, como Ud. lo evoca considero que el Discurso Capitalista presentado por Lacan en 1972, la estructura de la Técnica presentada por Heidegger y los desarrollos de Freud sobre la pulsión de muerte y el superyó nos permiten pensar la matriz lógica del neoliberalismo. Para ello es necesario distinguir la subjetividad históricamente producida por los dispositivos del poder, lugar donde la "política " se despliega, del advenimiento de la existencia sexuada, hablante y mortal, que por estructura, no puede ser producida .Es el efecto de una causa que siempre "cojea "Esta diferencia me parece relevante, porque si el sujeto, en este sentido último fuera capturado por los dispositivos de producción el crimen sería perfecto. El neoliberalismo lograría una desimbolización y una deshistorización absoluta del sujeto y tal como lo afirmaba Tatcher se quedaría con su "alma"
-RE: Usted insiste en el carácter contingente e histórico del capitalismo, justamente como una de las salidas frente a los estancamientos sociales que enfrentamos hoy. ¿Es posible admitir alguna hipótesis del rol de la política en caso de ocurrir una caída del mercado? ¿Cómo analiza usted la hipótesis de que el mercado funciona actualmente como el Otro, ya que regula nuestra relación con los objetos y con los otros?
-JA: En este punto debo reconocer una ambivalencia que me lleva a una elección forzada, por un lado en la tesis de Lacan el capitalismo se presenta como un movimiento circular, capaz de conectar todos los lugares, contaminando son su “plus” de gozar hasta el ultimo confín de la vida, sin posibilidad de corte alguno , y marchando autopropulsado desde su propio movimiento interno, hacia su "consuncion". No hay un apriori que nos permita indicar una etapa histórica posterior, ningun sentido finalístico de la historia pemite esto, pero a su vez la exigencia etico-política de intentar pensar en nuevas lógicas emancipatorias nos impone pensarlo como un hecho contingente e histórico, no como la última palabra sobre la condición humana .Como ustedd puede perfectamente imaginar, esto inaugura problemas muy complejos sobre como una experiencia de transformación colectiva se vincula con aquello que hay de más singular de cada uno. Arduo problema que intentado dilucidar con el sintagma Soledad:Común.
-RE: Por otro lado, vemos cada vez más aparecer en diversos países grupos de activistas de la prensa, del derecho, del medio ambiente, de las artes, entre otros, como ya pasó de forma inolvidable en Brasil desde los movimientos de junio de 2013. Usted trabaja con una noción muy interesante de los actos instituyentes para ubicar el nuevo que entra en la historia a partir de las tramas simbólicas ya existentes, pero creando rupturas con las redes establecidas, o sea, con las instituciones, que apenas demuestran ser históricamente y socialmente establecidas. Prosiguiendo con su propuesta en la conversación ‘En la frontera. Sujeto y capitalismo’, ¿podríamos considerar esas manifestaciones en las calles y de ocupación de los espacios públicos, sobre todo por medio del arte, como actos instituyentes, por demostrar en impasses de la lógica del capitalismo? ¿Podríamos decir que una reformulación de la izquierda pasa por la escucha de esa ‘voz en las calles’ que, no por azar, parece ser el lugar de las ciudades que sería menos dominado por el mercado?
-JA: Estoy totalmente de acuerdo con usted sobre esos actos instituyentes donde se pone en acto lo que llamo la Soledad Común, es decir, el tiempo donde lo más singular de cada uno toma la forma de lo Común, como algo bien diferente de la famosa "psicología de las masas". Pero aquí nos encontramos con una fatalidad de lo político mismo, el acto instituyente luego reclama la Institución que lo aloje, sin la institución que acoja el acto instituyente no conocemos nunca las consecuencias del mismo, la permanencia es el desafío del acto instituyente, pero a su vez la institución, permita que lo diga de esta manera sencilla, nunca está bien hecha para alojarlo, tiende a limar las aristas del acto instituyente, sofocar la invención se su irrupción. Es un riesgo que no hay más remedio que correr.
-RE: La idea de santo, sugestionada por Lacan en Radiofonía y Televisión y trabajada por usted especialmente en la obra ‘En la frontera. Sujeto y capitalismo’, hace referencia a una forma de cortar el movimiento circular de la ingeniería capitalista por considerar lo inasimilable o lo desarticulado. Esa operación impide que lo demás sea reciclado, generando un estancamiento en la lógica del discurso capitalista. ¿Usted identifica algún ejemplo actual en la política que tenga hecho algún movimiento parecido en ese sentido? ¿Lo podríamos pensar con Pablo Iglesias y Podemos en España?
-JA: El momento de santidad fue el 15M, una experiencia colectiva de lo Común, no toda, que no poseía ni interior ni exterior, y era radicalmente inconsistente. Podemos ya es la traduccion institucional de aquel acto instituyente y habita en esa tensión, ya veremos qué ocurre.
*Psicoanalista. Doctorada en Ciencias de literatura – PPGCL / UFRJ. Traducción al español: Bruna Guaraná
Publicada originalmente en Subversos Editorial http://subversos.com.br/uma-esquerda-lacaniana-entrevista-com-jorge-aleman/
- Referencias Bibliográficas
ALEMÁN, J. (2014). En la frontera sujeto y capitalismo. Conversaciones con Maria Victoria Gimbel. Buenos Aires: Gedisa Editorial. ALEMÁN, J. (2010). Lacan, la política en cuestión. Conversaciones, notas y textos. Buenos Aires: Grama Editora. FREUD, S. (1921/1990) Psicología das massas e análise do ego. In: Edição standard brasileira das obras psicológicas completas de Sigmund Freud. V. 18. Rio de Janeiro: Imago. P. 89-179. LACAN, J. (1966-67/1986) Le séminaire Livre XIV - La logique du fantasme. Inédito. LACAN, J. (1974/1993) Televisão. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor. LACAN, J. (1970/2003) Radiofonia. In: Outros escritos. Rio de Janeiro: Jorge Zahar.
(*) Fuente: Tecla Eñe
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