Por Héctor Bernardo
Laborde: “En Brasil, el establishment prefirió apoyar a un fascista antes que permitir que vuelva un gobierno popular”
Oscar Laborde, parlamentario del Mercosur, analizó la primera vuelta electoral en Brasil en la que el líder de ultraderecha, Jair Bolsonaro, obtuvo un 46 por ciento de votos y deberá enfrentarse en un balotaje contra el candidato del PT, Fernando Haddad, que obtuvo un 28 por ciento. El parlamentario remarcó que este resultado “hará que se envalentonen los que quieren meter presa a Cristina”.
(Por Héctor Bernardo) Las elecciones presidenciales del domingo 7 de octubre en Brasil dejaron en primer lugar al candidato ultraderechista Jair Bolsonaro con un 46 por ciento de los votos, y en segundo lugar al representante del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, con un 28 por ciento. Al no superar ninguno de los candidatos la barrera de los cincuenta puntos, ambos deberán enfrentarse en un balotaje el 28 de octubre. Allí se definirá quién será el presidente de Brasil desde el 1º de enero de 2019.
En diálogo con Contexto, Oscar Laborde, parlamentario del Mercosur, analizó el resultado de la primera vuelta, las expectativas del campo popular de cara al balotaje del 28 y cómo puede repercutir este resultado en Argentina.
¿Qué lectura hace del resultado en la primera vuelta en Brasil y del contundente apoyo que recibió el candidato de ultraderecha, Jair Bolsonaro?
Ha sido un golpe muy duro para el movimiento popular. Todo el esfuerzo que ha hecho la derecha para denostar los procesos populares, para atacar y destruir al PT, en esta elección ha dado resultado.
Desde el golpe a Dilma Rousseff en 2016 se comenzó a trabajar para desprestigiar al PT. El plan del establishment era poner como candidato a alguien que fuera más representante de las élites paulistas. Este resultado también representa una crítica a los partidos tradicionales. En la recta final, el partido del golpe, el PMDB, quedó muy lejos, el PT pudo seguir en la pelea y el que quedó al frente es un fascista.
En esta recta final, toda la derecha se encolumnó detrás de Bolsonaro.
Las élites industriales de São Paulo, los capitales financieros, los sectores agroexportadores, un sector de la Iglesia evangélica, todos apoyaron a Bolsonaro. En Brasil, el establishment prefirió apoyar a un fascista antes que permitir que vuelva un gobierno popular. Este resultado también hay que leerlo como una crítica de un sector importante del pueblo al sistema político tradicional.
¿Qué posibilidades puede tener el campo popular de cara al balotaje?
Hacia el 28 se vislumbran muy pocas expectativas. Se ha generado una tendencia muy fuerte que pinta un panorama muy oscuro. Todo indicaría que Bolsonaro va a ser el próximo presidente de Brasil y eso es una gran vergüenza para todo ese país.
Será hora de que los sectores que expresan la voluntad popular hagan una autocrítica muy fuerte. También hay que reconocer que se obtuvo un 28 por ciento a pesar del terrible ataque mediático de la Rede Globo y sus socios, que no se detuvieron ni un instante en su trabajo de denostar al PT. Claro que haber conseguido un 28 por ciento en el marco de un triunfo de un candidato fascista deja todo muy deslucido. Pero hoy es necesario empezar a pensar cómo reinventarse, porque la lucha continua.
¿Cómo puede influir este resultado en Argentina?
Esto lamentablemente genera una influencia negativa para Argentina. Es un resultado que va a envalentonar a todos aquellos que creen que se pueden tomar las medidas más injustas y más ilegales y, aun así, tener éxito político.
No se le pudo explicar a la mayoría del pueblo que lo que le sucedió a Dilma fue un golpe y que lo que sucede con Lula es una injusticia. Eso hará que se envalentonen los que quieren meter presa a Cristina. De la misma forma que la oleada de procesos populares influyó positivamente, ahora esto va a influir negativamente. Los que quieren que los movimientos populares no vuelvan más a los gobiernos de la región hoy están envalentonados.
En ese contexto, ¿cuál será el futuro del expresidente Lula da Silva?
Hay dos posibilidades. Tal vez, ahora que no representa una amenaza para el sistema, le permitan continuar el proceso judicial en libertad, como corresponde, y apelar a la tercera y en caso de que sea necesario a la cuarta instancia en libertad. La otra posibilidad es que la arbitrariedad y la injusticia se profundicen.
(*) Fuente: Diario Contexto
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