Medios y comunicación

La necesidad de fortalecerlos para la etapa que viene

Alerta roja para los medios y comunicación popular

( Por Tavo Cibreiro especial para Motor de Ideas (*) En América Latina, la historia de la comunicación no hegemónica se relaciona, en muchos casos, con procesos orgánicos de transformación social y, dentro de esos mismos espacios, con la posibilidad de generar instrumentos capaces de amplificar esa visión propia del mundo.

Las tensiones recurrentes y la necesidad de modificar las prácticas de producción cultural, entre otras cuestiones, son los pilares fundamentales de esa discusión por la apropiación de la “realidad”. En esta misma línea podemos mencionar como referencia inevitable a las radios mineras en Bolivia o la Ley de servicios de comunicación audiovisual en Argentina como resultantes concretos de diferentes concepciones teóricas, luchas y/o modelos de acción colectiva.

Sin embargo, las particularidades del sector no terminan allí. Esa suerte de “desperfecto endogámico”, condimentado por la coyuntura política de cada momento histórico, es sólo una porción de la complejidad. Desde siempre, el apetito de los grandes medios ha derribado cualquier búsqueda de armonía y, al mismo tiempo, la mercantilización de la comunicación se transformó en el ordenador ineludible de la escena informativa.

También, la ausencia de un estado promotor, la falta de recursos y la estigmatización de los jugadores más pequeños configuraron una escena compleja, monopólica y de poca participación ciudadana. Actualmente, en épocas de liberalismo explicito, ese modelo no sólo goza de excelente salud, sino también, posee el marco jurídico y, obviamente, la tenacidad necesaria para radicalizarse y profundizar sus privilegios.

Mientras las corporaciones crecen y absorben los pocos recursos disponibles, los medios locales sólo tienen aire para fiscalizar sus faltantes y visibilizar sus angustias. Entonces, básicamente, las radios populares no pueden sostenerse y se apagan, los portales digitales con información local ya no se actualizan con la constancia de épocas pasadas y/o el dinero para el papel no aparece fácilmente y se imprime “como se puede” y en forma discontinua.

En términos generales, las causas se repiten. El aumento desmedido de los costos (Luz, insumos tecnológicos, etc), la ausencia total de pauta privada (del 2015 al 2018 cayó casi un 50 %) y la falta de soporte por parte de los diferentes estados - y la entrega discrecional de la pauta oficial a las mismas 4 o 5 manos siempre - son las piezas cardinales de un escenario muy engañoso que silencia voces y potencia otras, las hegemónicas.

En ese sentido, Pablo Antonini, presidente de la mesa nacional de FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias), asegura: “Las radios comunitarias estamos pasando un momento muy complicado por varias razones. En primer lugar, muchas aplican a la general del pueblo argentino, como es lo difícil y cara que está la vida y en particular los servicios. Y también porque nuestros principales sostenes, que suelen ser son los comercios de barrio, las organizaciones e instituciones de las zonas donde estamos, también les afecta la misma crisis y, por lo tanto, a la hora de recortar y ajustar, una de las primeras cosas a la que se le echa mano es la publicidad o a los recursos que se destinan para tener un ciclo propio en una radio”.

A lo largo y ancho del país, la misma historia se repite. En La Matanza, por ejemplo, según el último censo de UCAYA (Unión de comunicadores audiovisuales y afines) en estos tres años de gobierno macrista, más de 20 radios apagaron sus transmisores para siempre. Un número similar, bajaron potencia y, de las que siguen trasmitiendo, la mayoría se encuentra en una situación de quiebra económica. “La situación es terminal” afirma Guillermo Saucedo, presidente de UCAYA, y agrega: “En la actualidad, con estos costos, sólo hay lugar para los poderosos, para los grandes. Los proyectos Pymes o comunitarios no dan más. Este contexto, no sólo borra de un plumazo la pluralidad de las voces, sino también, atenta contra el trabajo de periodistas, operadores y vendedores de publicidad. Por suerte el trabajo colaborativo y en red, permite que algunas opiniones sigan escuchándose”.

Además, y como si el escenario ya no fuese virulento, el estado nacional, en lugar de buscar alternativas y acompañar, está cerrando medios en forma autoritaria y sin peso legal. “Hay un protocolo vigente, el 9435, y dos resoluciones del EMACOM (Ente Nacional de Comunicaciones) que permiten la clausura e ilegalización de radios con un alto grado de arbitrariedad y a sola firma de funcionarios de segunda línea”, confirma Antonini; E inmediatamente, describe: “Esto último, ha costado el procesamiento penal de algunos comunicadores y comunicadoras, saliendo esposados delante de sus familias por cosas que no superan una dificultad técnica corregible, que además el estado debiera acompañar en su solución y no castigar y perseguir como si se tratase de delitos. Como si esto no alcanzase para silenciarnos, a casi diez años de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Ley 26.522) seguimos sin licencias en los grandes centros urbanos”

Por otro lado, la radiografía del sector gráfico arroja los mismos alarmantes resultados. Los ejemplares no se venden y los espacios de publicidad son cada día más escasos. “En promedio, la caída fue de un 50 %. A partir de este ajuste, los periódicos se financiaron endeudándose con el estado, disminuyendo la cantidad de páginas impresas, precarizando a sus trabajadores, entre otras cuestiones. Estas medidas, redundan en el deterioro de la calidad del producto. A todo esto, se le suma el aumento desmedido del papel, su principal insumo. Representa el 50 % del costo total y, en tres años, tuvo una suba del 220 % y un 25 % en dólares”, señala Jorge Déboli, presidente de La Cámara de Diarios y Periódicos Pymes de la Provincia de Buenos Aires, y sobre el reparto de la publicidad estatal, denuncia: “A la crisis, hay que agregarle la discriminación de la somos objetos en la distribución de la pauta oficial, tanto del gobierno de María Eugenia Vidal, como del presidente Mauricio Macri. En síntesis, esta mala configuración no sólo afecta a los editores y sus trabajadores, sino también, principalmente, a las comunidades que ven lesionado su derecho a informarse a través de un medio local”

(*) Técnico en Comunicación Popular / Fundador de FM fm freeway / Integrante de UCAYA / Forma parte del espacio Comunicadores del Campo Popular (CCP)

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