Medios y comunicación

Por TavoCibreiro (*)

Comunicación, trabajo y batalla cultural, ¿Qué estamos esperando?

( Por TavoCibreiro ) La comunicación popular no es sólo un lugar donde los sueños emancipadores encuentran refugio y se potencian. Es, además, un espacio de construcción horizontal y, entre muchas otras cuestiones, de interpelación individual y colectiva. Sin embargo, pocos conocen su potencial económico, generador de trabajo genuino – directo e indirecto - y valor agregado. Miles de Pymes, cooperativas y ONGs forman este entramado comunicacional no hegemónico muchas veces estigmatizado, ninguneado y, para las diferentes configuraciones estatales, prescindible siempre.

Desde los canales de televisión cooperativos hasta las radios administradas por Organizaciones sin fines de lucro, pasando por los portales digitales y diarios Pymes, se edifica el sector desde el regreso de la democracia hasta estos días.

Allí comunicadores, operadores, periodistas, productores, camarógrafos y sonidistas, por nombrar sólo algunas de las profesiones que intervienen en la cadena de construcción simbólica popular, trabajan todos los días a cambio de sueldos poco interesantes – muchas veces ni eso -pero con la firme vocación del querer ser y cambiar aquello que atenta contra los intereses comunes de la sociedad.

Por otro lado, cada año, a través de sus universidades nacionales e institutos terciarios, el Estado forma miles de profesionales en la materia, les entrega un diploma y, una vez fuera, no tienen a donde ir. La gran mayoría termina haciendo otras labores o iniciando carreras con una salida laboral más interesante.

En otras palabas, presupuesto y tiempo desperdiciados sin sentido, dentro de esta suerte de contradicción gubernamental recurrente. Hoy, en términos generales, pocos medios están en condiciones de pagar salarios dignos y respetar el convenio colectivo de trabajo. ¿Razones? Muchas. Entre ellas, la migración de la publicidad al universo digital, el mal reparto de la pauta pública y, en muchos casos, obsoletos esquemas de comercialización.

Sin dudas, más temprano que tarde, deberán surgir políticas de incentivo, y fomento, específicas, capaces de vigorizar la inversión y el desarrollo de la actividad periodística. En este sentido, los medios hegemónicos han encontrado en su diversificación sectorial la solución a este problema. La mayoría se ha transformado en corporaciones gigantes con intereses en casi todos los rubros de la economía y enlaces financieros transnacionales.

Por el contrario, la comunicación popular tropezó con su permiso de subsistencia en la relación con la sociedad a la cual pertenecen. Sus intereses están allí, en la articulación y diálogo con sus pares. Sin dudas, fortalecer el sector alternativo desde lo económico, es como incentivar el consumo desde la base de la copa, se verán de inmediato. No sólo en los datos de empleo, sino también, en la balanza informativa.

Hay capacidad técnica instalada, capital humano urgente y audiencia inquieta.Insuperable posición. Sólo falta la decisión política, ni más ni menos. Seguramente, de concretarse la idea, el recorrido nada tiene de sencillo y la paciencia tiene que ser una virtud insoslayable del proceso. Si por el contrario, el inicio se demora más personas quedaran fuera del sistema, sin ocupación ni oportunidad. Asimismo, la hegemonía modificará sus intervenciones, exacerbando su hostilidad y encriptando sus relaciones de poder una vez más. Entonces si, tal vez, ya sea demasiado tarde.

(*) Comunicador popular. Periodista. Integrante de Ucaya y colaborador en Comunicación de Motor Económico.

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