Medios y comunicación

Por Pedro Lanteri

En comunicación popular, pensar el 2020/2024 como un tiempo de crecimiento propio

( Por Pedro Lanteri (*) En un año de definiciones estrategicas respecto el futuro de nuestro país dos posibilidades concretas se presentan, a saber: se mantiene la actual gestión macrista o asume la oposición nucleada en el Frente de Todos.

En el primer caso está claro el deseo de profundizar la virulenta concentración hegemónica de medios reflejado en el desguace de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, despido masivo de comunicadores, desmantelamiento de la radio y televisión publica, disciplinamiento a través del manejo discrecional de la publicidad oficial, etc. etc.

La segunda alternativa seguramente planteara un cambio respecto la política hacia los medios de comunicación pero no vislumbro que sea extremo e inmediato, atento las prioridades que enfrentará en su primer etapa de gobierno definitivamente signada por una durisima herencia en el plano económico.

Por eso el terreno elegido para dirimir la concentración hegemónica de medios no será la ley 26.522 sino, como ya lo anunciara Alberto Fernández, las aplicación de las leyes de Defensa de la Competencia y de Defensa del Consumidor.

No nos equivocaremos en afirmar que cesará la actual persecución a los medios contrahegemonicos, se planteara una distribución consensuada de la pauta oficial, se revitalizaran los medios públicos; pero no esperemos mucho mas en una primer instancia.

El resto tendrá que ver con la correlación de fuerzas que logremos generar en un contexto nacional e internacional en el cual somos victimas de eso que se da en llamar "guerra de cuarta generación" donde la cartelización de los medios impone imaginarios colectivos, verdades virtuales muy distantes de las verdades reales, pero que influyen en la conductas de los pueblos.

Estratégicamente debemos generar las condiciones tendientes a desarrollar un debate profundo, federal y participativo en aras a construir un marco legal que asegure una real democratizacion de la comunicación entendida como un derecho humano.

En ese sentido es loable la reciente presentación del “Compromiso 2019 por una Comunicación Federal y Soberana” por parte de la Coalición por una Comunicación Democrática.

Pero en el aquí y ahora necesitamos los comunicadores populares reemplazar el terreno de la resistencia para abordar el de la construcción mucho mas árido e incierto pero realmente necesario.

Para ello, como nos indica el colega Aram Aharonian, el primer territorio a ser liberado son los 1.400 centímetros cúbicos de nuestro cerebro. Aprender a desaprender, desde allí comenzar.

La ley de Servicios de Comunicación Audiovisual permitió la “legalización” de cientos de emisoras de organizaciones sin fines de lucro y pequeñas Pymes, con una reserva del 30% del espectro destinado a ellas y fue un paso extraordinario y saludable pero, desde mi humilde opinión, incompleto. Porque eso nos permitió tener un continente para el cual no siempre supimos producir un contenido que refleje nuestras idiosincrasias, nuestras luchas, nuestros anhelos, nuestra memoria, resumiendo: nuestra agenda.

Una agenda en cuya construcción debe estar siempre presente el objetivo de la comunicación popular que es transformador y que para que esa transformación tenga lugar y cobre sentido resulta imprescindible encarar procesos comunicacionales que reconozcan y evalúen el rol de los sectores populares como artífices y verdaderos actores de toda transformación pensable.

En ocasiones parecería que de alguna manera hemos perdido el rastro de la interrelación cotidiana en nuestros lugares de origen, atados a estructuras y agendas instaladas directamente por los medios hegemónicos.

Para evitarlo deberíamos proponernos bucear en las características comunicacionales de nuestras comunidades y, a partir de ese reconocimiento, darnos a la tarea de desarrollar estrategias locales y puntuales, que obedezcan a nuestra propia idiosincrasia, construyendo puentes nuevos con características propias; para lo cual por supuesto no hay recetas, hay que laburar.

**La comunicación popular debemos concebirla “desde y con” los movimientos y organizaciones barriales, comunales, campesinas, estudiantiles, sindicales, populares, políticas, sociales sin olvidar que esta es también un acto de formación de valores (producidos y/o reproducidos por medio de la aprehensión de la cultura nacional y popular) que hay que desarrollar y entrenar. Por ultimo, y no menos importante, mencionar que las pintadas, los volantes, una convocatoria a una plaza, afiches, reuniones y asambleas, son herramientas comunicacionales validas como expresión de construcción popular de las cuales no deberiamos prescindir.

El mano a mano con el otro sigue siendo la mas fabulosa herramienta de comunicación. **

(*) RedComSur / Comunicadores del Campo Popular

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