Medios y comunicación

Por TavoCibreiro.

Es urgente comprometerse con otra comunicación

Mientras las corporaciones periodísticas aceleran su paso devorador, frente a una sociedad perturbada por una cuarentena en loop, la comunicación no hegemónica, popular y alternativa transita su momento histórico más complejo. La necesidad concreta de batallar sobre la construcción de sentido en tiempos pandémicos, choca de frente con la imperiosa condición de conseguir recursos económicos reales, sin retenciones y, en lo posible, cash.

Luego de cuatro años de Neoliberalismo amarillo, llegó el Covid – 19 y la tormenta perfecta se volvió inevitable. Nadie la vió venir. No Obstante, aquí está, dispuesta no sólo a quedarse, sino también, a terminar con cualquier esperanza de cambio en el corto plazo.

Por estos días, la ausencia de políticas estatales de fomento, la ya esquiva pauta pública y fundamentalmente la caída total de la publicidad privada, han llevado al sector no masivo al borde de la quiebra. En consecuencia, al no poder pagar los gastos fijos, dos de cada tres radios populares ponen en duda su encendido y, para los diarios clásicos, conseguir papel se ha transformado en una misión imposible, y por el precio del dólar también suicida.

Según Gramsci, el presente contiene todo el pasado. Sin embargo, y más allá de lo mencionado anteriormente, nada está perdido. En ese sentido, la incomodidad de la periferia permanente obligó siempre a utilizar la imaginación como herramienta vital de subsistencia. Bajo esa premisa básica, los medios populares comenzaron a profundizar sus encuentros y a tejer redes sostenibles, empáticas y profundamente disruptivas.

Con esa práctica, por ejemplo, y buscando una salida precisa a la crisis, surge “La red de medios del oeste”,un colectivo de colectivos, donde 20 radios transmiten en red, comparten – y potencian – información y socializan su tandero (publicidades). O, el trabajo conjunto entre Motor económico y Cítrica radio, donde a través del análisis detallado de sus realidades, hallaron los instrumentos necesarios para incrementar sus rendimientos.

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Sin lugar a dudas, esta asfixiante configuración mediática, donde sólo las empresas transnacionales gozan de una buena salud relativa, pone en riesgo sanitario a la sociedad argentina. Suena pero no es exagerado. Al contrario, en el siglo XXI, no tener acceso a buena información, es tan significativo como no haber tenido agua potable durante las últimas décadas del siglo anterior. Entonces, si la multiplicidad de voces y miradas, fue un intento frustrado de reorganización informativa, habrá que consensuar otra vez los modos y acuerdos. Es momento de cambiar. Tal vez, el ejercicio crítico de la resistenciaencontró su punto de saturación y ya no hay vuelta atrás. Es ahora o nunca.

Si un mundo diferente es posible tras la pandemia viral, también es viable un nuevo entramado comunicacional, donde los medios populares y pymes tengan las mismas oportunidades que los corporativos y hegemónicos. No sólo para dar la batalla cultural necesaria, sino también, para generar todos los puestos de trabajo que hoy no sobran.

TavoCibreiro. Comunicador popular. Periodista. Integrante de Ucaya y colaborador en Motor Económico.

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