Para las corporaciones mediáticas, el COVID 19, junto a sus implicancias y secuelas, es un insumo más para vender
Ese virus era mi lujo
(Por TavoCibreiro (*) ) En los últimos días, la prensa hegemónica nacional modificó su transitar y, otra vez, comenzó a perseguir sólo sus intereses individuales.La tregua mediática con la casa rosada - si es que existió realmente - terminó antes que el aislamiento social obligatorio. Quizás era obvio. No obstante, y como dice aquel famoso dicho popular, la esperanza es lo último que se pierde.
Sin dudas, la aprobaciónde las políticas llevadas adelante por Alberto Fernández en relación al Corona Virus, junto a su altísima imagen positiva, aceleraron el inicio del ya clásico operativo desgaste. En consecuencia, la utopía de la salida colectiva quedó atrás rápidamente, dejando en evidencia a los medios masivos y a sus periodistas más convocantes.
Por otro lado, al mismo tiempo que la epidemia oriental ponía - y pone - en jaque al sistema capitalista, la información se transformaba en el único commodity rentable, capaz de multiplicar su precio durante toda la cadena de comercialización y de atravesar las fronterassin restricciones, ni controles.
Actualmente, en plena crisis sanitaria, el despacho internacional de datos, cifras y crónicas continúa como si nada ocurriera. Para las corporaciones mediáticas, el COVID 19, junto a sus implicancias y secuelas, es un insumo más para vender y una inédita herramienta para presionar y hacer política. Aunque suene algo extraño y un poco exagerado, de eso se trata el mercado de las comunicaciones.
Eso sí, para amortiguar el porrazo y enviar falsas señales a su entorno, levantan la bandera de la objetividad y la independencia. Más allá de esta búsqueda de protección, esa forma de contar ya no es tan funcional. La alegoría del periodista aséptico venció y, para desarmar la trama, sólo hace falta prestar un poco de atención.
Durante esta semana, el dueño de Swiss Medical, Claudio Belocopitt, tuvo una fuerte presencia en los medios de comunicación. Con la excusa del empresario desinteresado y con ganas de colaborar, fue invitado a numerosos programas de radio y televisión del Grupo América. Gracias a esa cardinal presencia mediática, logró defender los intereses de su sector y, porque no, hasta cancelar la nacionalización de la sanidad.
Sin embargo, en ningún momento se contó que posee el 40 % de las acciones del grupo periodístico y tampoco se hizo referencia del presupuesto millonario que su empresa de salud destina en publicidad cada año. Así nos informamos los y las argentinas. Esta misma lógica se repite invariablemente. Pueden cambiar los nombres pero la dinámica de las ambiciones encontradas continua. En otras palabas, las hegemonías económicas encontraron en la industria de la información un lugar donde moverse si ser vistos, donde acrecentar la rentabilidad y, como si aquello no fuera poco, marcar la cancha.
Frente a este ilustre diagnóstico, resulta imprescindible encontrar los fundamentos vitales de nuestra rebeldía, sin olvidar el punto de partida y con la convicción necesaria para afrontar los nuevos retos. La clave del éxito está en la certeza de lo posible y la comunicación alternativa, popular y comunitaria aparece como una opción concreta. En ella, el territorio de proximidad, la modestia subjetiva y la disposición colaborativa está por encima de todo y de todes. Si deseamos transformar, entonces no muy lejos de ahí debemos andar.
(* ) TavoCibreiro. Comunicador popular. Periodista. Integrante de Ucaya y colaborador en Motor Económico.
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