Por Patricia Barral
Nueva agenda integral para la comunicación
(Por Patricia Barral (*) Especial para Motor de Ideas 11) Son múltiples los sectores en los que hay trabajar para reconstruir el país que deja Cambiemos. La comunicación ha sido un área muy afectada: 4.000 periodistas y comunicadores perdieron sus empleos. El que viene “será un tiempo de pensar y crear lo nuevo en medios y contenidos”. Por lo tanto, es imperioso dar un salto dimensional y generar medios fuertes e irrefutables.
El I Ching, ese libro sabio y milenario de la tradición china, habla en algunos de sus hexagramas de los tiempos de oscuridad y de momentos en que, aparentemente, no podemos hacer más que retirarnos. Explica con esas bellas metáforas que muchas veces hay que detenerse para atravesar la mutación y el proceso interior. Pero que la espera no es quietud. Aprender lo que haya que aprender, aguardando el tiempo propicio, para luego salir nuevamente a cumplir con nuestra función o rol. La aparente quietud (que a veces confunde y desespera) es como un proceso de gestación, de desarrollo y maduración. Un proceso que indefectiblemente provocará cambios. Un intenso momento de reflexión, análisis y autoanálisis. El IChing es el Libro de las Mutaciones.
Más acá, los pueblos andinos también creían en los cambios que, natural e inevitablemente, se van dando como ciclos que deben respetarse y acompañarse. Creían en una suerte de travesía circular de las cosas, los estados y los seres. Los textos del filósofo argentino Rodolfo Kusch lo cuentan con poderosa intensidad.
Por esto, los momentos de repliegue no significan quedarse a esperar haciendo nada. Son momentos en los que hay que prepararse para el nuevo ciclo. “Luego de una época de derrumbe, llega el tiempo del solsticio, de la vuelta. La fuerte luz que antes fuera expulsada, vuelve a ingresar. Hay movimiento, y este movimiento no es forzado. (…) Lo viejo es eliminado, se introduce lo nuevo. Se forman asociaciones de personas que profesan ideas iguales. Y esa alianza se realiza con pleno conocimiento público” se lee al comienzo del hexagrama 24, El Retorno.
Este “tiempo propicio”, como diría el I Ching, podría significar en el contexto actual, construir lo nuevo y reconstruir distinto lo arruinado por el gobierno de Mauricio Macri. Significaría “el entendimiento que retorna después de una desunión”. Un tiempo que hay que tratar “con protección y delicadeza”. Esos cambios, esas mutaciones, serían individuales, pero también colectivas. Serían individuales para que las tramas de la organización colectiva sean más poderosas y efectivas.
A la luz de los datos conocidos, son muchos los sectores en los que habrá que trabajar para reconstruir al país que deja Cambiemos/Juntos por el Cambio. El daño aparece en todas las áreas salvo en el sistema financiero y las empresas energéticas. Habrá que ver en los próximos meses la dimensión real de la tragedia.
El área de la comunicación y los medios también requerirán reconstrucción, reconversión y construcción de lo nuevo. Habrá, seguramente, que pensar, repensar y seguir debatiendo en profundidad sobre el tema, pero ya con otras herramientas y posibilidades. Y no sólo sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que el macrismo dejó medio desguazada y arrumbada. Son muchas las dimensiones de la comunicación, el periodismo y los medios sobre las que después de reflexionar, debatir, discutir, conversar y revisar durante estos 4 años, se deberá trabajar.
La dimensión humana de la comunicación también se vislumbra como algo del orden de la emergencia. Más de 3.000 periodistas y comunicadores perdieron sus empleos. O, como la mayoría de lxs trabajadores, perdieron salario a manos de la inflación y las astronómicas subas de tarifas. Muchxs fueron desprestigiadxs, despreciadxs y estigmatizadxs por defender un proyecto de país. También por difundir información vinculada a los gobiernos nacional, provinciales o municipales que los grandes medios ocultaron.
Se cerraron fuentes de trabajo. Pero también se cerraron muchas puertas por cuestiones políticas o ideológicas. Se desfinanciaron medios comunitarios y populares y no se siguió con las políticas de fomento y desarrollo para aquellos vinculados al 33% del sector no comercial o identificados con la sociedad civil que determina la Ley. Se re-direccionó la mayor parte de la torta publicitaria pública y privada casi exclusivamente hacia medios y periodistas amigos del gobierno de Macri, Vidal y Rodríguez Larreta. La protección mediática que tuvo la gobernadora de Buenos Aires fue sólo superada por la que tiene el porteño Rodríguez Larreta. Hasta medios claramente opositores al gobierno nacional evitaron o lavaron noticias perjudiciales para el jefe de Gobierno de la ciudad.
Este es uno de los temas que deben ponerse en la agenda pública: no puede seguir pasando que se compre silencio con pauta publicitaria. Y tampoco puede seguir pasando que haya periodistas tan vulnerables al poder económico. No puede seguir pasando que se armen con tanta facilidad causas judiciales a partir de operaciones iniciadas en la prensa. No puede seguir pasando que la agresión mediática furibunda se lleve puesta gente sin tener ningún límite.
El blindaje y la maquinaria destructiva sobre dirigentes de la oposición que el oficialismo generó durante estos últimos años en medios privados gracias a ese dinero no tiene precedentes en democracia. La discusión sobre la pauta publicitaria pública deberá estar rápidamente en agenda. Pero, también se debiera tener la capacidad para poder instalar el debate sobre la pauta privada. Como viene sugiriendo, entre otrxs, el colega Tavo Cibreiro habría que ver cómo se crean mecanismos que incentiven a lxs privadxs a poner publicidad en medios más pequeños, locales y/o regionales, que necesitan crecer y desarrollarse.
Aunque las reglas del juego sean las del capitalismo, hay que replantear y rediscutir el interés casi exclusivamente mercantilista que en los últimos 15 o 20 años abrazaron los medios tradicionales. Pero será clave hacerlo sin enfrentarse frontalmente con los oligopolios, ni entrar en las provocaciones de nadie, ni al juego táctico del periodismo de guerra. La discusión habrá que darla fortaleciendo otros espacios y abriendo otros canales de debate público, con formatos dinámicos y atractivos para no abrumar. Porque toda la sociedad debiera estar involucrada. La cuestión mercantilista mencionada se vislumbra no sólo en la búsqueda de realizar negocios desde los medios, sino que se aprecia también en una especie de “transacción de información” de manera encubierta, manipulando a la opinión pública.
Construir nuevos medios y fortalecer muchos de los ya existentes. Ayudaría, en este sentido, que políticos, dirigentes y responsables de áreas de comunicación conozcan más a fondo el trabajo realizado por los llamados “medios chicos” (definamos 'medios chicos') o comunitarios o populares o locales o regionales. Y que trabajen con ellos en el intercambio de información de prensa, entrevistas y comunicación en general para fortalecer la inserción y credibilidad en las audiencias. De esta manera se comenzaría a romper con la lógica impuesta por los más poderosos. Y no sólo actores de la política, sino también del arte, del espectáculo, de las Pymes, del Deporte y de todos los ámbitos de la vida pública del país.
Es fundamental replantear o rediscutir o deconstruir las ideas sobre prácticas de dirección y gestión en medios. Sería deseable – fundamentalmente los llamados “grandes”- que alguno vuelva a estar en propiedad y/o dirigidos por profesionales de la comunicación con capacidad de gestión y administración responsable y ética, y fundamental, con perspectiva de género. Por supuesto, es de esperar que en el próximo ciclo político muchas mujeres, y también trans, con esas características, soberanas profesional y políticamente, se hagan cargo de diarios, revistas, radios, canales de tv y plataformas digitales.
Hay que repensarse y reconvertirse. Si bien estos años no fueron sólo de resistencia, el tiempo que viene requerirá un inmenso trabajo de creación y construcción de lo nuevo. Y tal vez esa resistencia mute en potencia y solidez. Será un tiempo de pensar y crear lo nuevo en medios y contenidos.
Hay que dejar atrás esa suerte de guerra de guerrillas cultural y comunicacional encarada con voluntad, descomunal esfuerzo y casi sin fisuras estos años y activar una estrategia sólida que se sostenga en el tiempo para reconstruir la cultura, fortalecer y revitalizar las identidades y posibilitar el entramado de lo que llamamos pueblo.
Nuevas generaciones y generaciones mayores debieran compartir espacios, encontrando la manera de hacer interactuar esa energía vital con la experiencia de los años. La convivencia intergeneracional en los medios será fundamental para combinar sangre e ideas jóvenes, con experiencia y recorridos históricos.
Las Universidades y el Interior
Será fundamental retomar el armado y/o fortalecimiento de medios de comunicación en todo el país. Habrá que generar medios potentes con inserción en las comunidades. Las Radios Universitarias y sus eventuales canales de TV se vislumbran como fundamentales para la producción y difusión de conocimiento que “baje” a la sociedad. Y a la vez sean un canal para que el conocimiento empírico, no académico, “suba” a los claustros. Que científicos, pensadores, intelectuales, filósofos interactúen con la diversidad ciudadana en los estudios de esas radios y canales.
Se necesitarán medios que ayuden al desarrollo de las comunidades. Medios que ayuden a que los más jóvenes puedan elegir quedarse en sus lugares de origen y no migrar como única posibilidad de crecimiento. Para eso, se va a necesitar el aporte económico local, privado y estatal, y también de la Nación y los gobiernos provinciales. Los medios de comunicación debieran ser un pilar para desarrollar y fortalecer la identidad y reconstruir nuestra cultura.
Además, se aprecia como vital el armado y la instalación de nuevas agendas en el debate público. Tal vez haya que apelar también a “las paralelas”, instancias que generan espacios alternativos por fuera de los circuitos oficiales o institucionales. Como cuando alrededor de un evento se genera otro “paralelo”, que cobija aquello que por distintos motivos quedó afuera. “Las instancias paralelas” pueden ser una gran herramienta.
La continuidad de la formación y la formación política aparecen como una tarea necesaria, urgente e impostergable. Se impone explicar con mayor precisión a esos ciudadanos y ciudadanas que nunca entendieron de qué habla el espacio identificado con el progresismo, los derechos humanos, lo nuestroamericano, lo nacional y lo popular. Hablar de la migración y los migrantes de manera diferente para romper mitos. Hablar otra vez de nuestras historias para tratar de explicar, una vez más, que las cosas que pasan en nuestra región no son producto de que “somos incorregibles” o “todos son iguales” o “la política es sucia” o cualquiera de esos clichés instalados desde los medios y el pensamiento hegemónico, tan conveniente a un statu quo. También es importantísimo, claro está, que circule con fluidez y claridad la información sobre el accionar y los objetivos del neoliberalismo y cómo funciona el poder real en este marco geopolítico.
La diversidad
Es imperioso dar un salto dimensional y generar medios fuertes e irrefutables, en los que el tratamiento de la información sea abordado integralmente con responsabilidad y ética, desde perspectivas de género y latinoamericanismos.
Se discutió miles de veces sobre lo hecho en el área de la comunicación y los medios. Sobre los aciertos y sobre los errores durante las gestiones kirchneristas. Teniendo en cuenta esa enorme cantidad de horas de debate y sus conclusiones, no parece hacer falta ahora, al menos, volver sobre el tema.
La generación de contenidos diversos, también para esos ciudadanos, ciudadanas y ciudadanes que no se sienten identificados con lo que llamamos Nac & Pop, parece imponerse. Eso tal vez pueda implicar abrir las puertas de la propia cosmovisión y abrazar otras formas, otras estéticas y otros sonidos. Y dejar espacio para ellas y no sólo para esas estéticas y formas más conocidas e históricamente identificadas con el campo popular.
Sistema de Medios Públicos
El Sistema de Medios Públicos de la Argentina sufrió estos 4 años desfinanciamiento, desprotección, vaciamiento, cierre de espacios y canales (en algunos casos con la excusa de reconvertirlos a plataformas digitales), despidos y todo tipo de atropellos.
El gobierno cortó la dinámica de las producciones propias. Una dinámica nacida de políticas normadas en la Ley de Medios que promovían y fomentaban las producciones nacionales, identitarias y diversas; que buscaban generar pantalla propia e información propia. La idea de las autoridades cambiemistas de generar contenidos supuestamente inocuos, supuestamente lavados de ideología, no fue más que un vaciamiento cultural e informativo. Y debe reconvertirse nuevamente en una política de producción potente que reinstale a los medios públicos como pilares de la comunicación, la cultura y las identidades argentinas.
Es falsa la idea que pretendieron instalar desde el Ministerio de Hernán Lombardi de que los medios públicos internacionales no hacen política, ni bajan línea ideológica. Vaya que sí lo hacen desde décadas atrás y lo hacen magistralmente. Lo hacen tan bien que Lombardi y los que piensan como él no conocen más formas que esas, las hegemónicas. Una porque esos medios internacionales son poderosísimos y están fuertemente bancados en sus países. Pero otra, fundamental, porque hay que estudiar y trabajar el pensamiento crítico para comprender esas cuestiones, sobre todo cuando las tenés que gestionar. Cosa que claramente no hicieron.
Hay que recuperar urgentemente las transmisiones de Onda Corta de Radio Nacional a través de RAE (Radiodifusión Argentina al Exterior). El país corre el riesgo de perder las frecuencias internacionales si no se vuelven a poner al aire las emisiones a través de los canales otorgados por la Unión Internacional de Telecomunicaciones. La administración de Cambiemos desarticuló y desactivó los históricos transmisores de esa radiofrecuencia por considerarlos “viejos” y vieja su tecnología. La ignorancia les impide ver que la Onda Corta es una herramienta de comunicación estratégica sobre todo para países como los nuestros.
La próxima etapa de gestión en el ámbito de la comunicación requerirá un enorme esfuerzo de equilibrio, de lucidez, de ductilidad, de honestidad y de apertura. Sin perder el estado de alerta y autoanálisis para no perder de vista ni el camino a seguir, ni los errores que deben evitarse. Quienes ocupen espacios de responsabilidad en medios o áreas vinculadas con la comunicación, en todas sus dimensiones, deberían poder encarar la construcción y el ejercicio del poder de manera transversal y colectiva manteniendo con firmeza la capacidad de conducción. Porque, como también dice el Libro de las Mutaciones en ese hexagrama 24, el Retorno no está exentos de peligros diversos. La responsabilidad de llevar adelante una etapa casi fundacional será inmensa.
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