Motor Pymes

Porducción/ Javier Lewkowicz

Crisis de las pymes industriales y la agricultura familiar

Desde 2016 pymes industriales sufren bajas en sus ventas, siendo las pequeñas las más afectadas. A su vez, el achicamiento del mercado interno, el ajuste, la recesión económica y la retirada del Estado han hecho mella en la agricultura familiar. Once mil ya cerraron

( PorHéctor Bazque (*) ) - En Argentina la dinámica comercial y productiva de las pymes, principales generadoras de empleo, siempre se encontró ligada a lo ocurrido en el plano macroeconómico. Además, el grueso de su producción se destina al mercado interno, donde las políticas contractivas, que provocan caída del consumo, tienen un impacto negativo directo.

Según la Fundación Observatorio PyME (FOP), en 2016 las cantidades vendidas de las pymes industriales registraron una baja importante, siendo las pequeñas las más afectadas. Para el 2017, se registró un aumento de las cantidades vendidas, pero con estancamiento del nivel de ocupación. El 2018 no fue un período mejor que los anteriores, con caída de la producción y de la ocupación. Para la Unión Industrial Argentina (UIA), en su “Informe de Actualidad Industrial”, publicado el 19 de febrero de 2019, la industrial cerró el 2018 con una contracción de 3,4 por ciento.

Las altas tasas de interés, el incremento de las tarifas de los servicios públicos, el aumento de las importaciones, la extraordinaria inflación acumulada del ejercicio económico, que fue superior al 45 por ciento, y la caída de la demanda, conformaron un escenario muy adverso para las pymes. Así, los efectos de la devaluación se trasladaron a los costos de producción, más que en los precios de venta del sector.

En términos de rentabilidad, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en todo el 2016 la industria pyme cayó 5 por ciento. El 56 por ciento de las firmas tuvo rentabilidad negativa o nula, y creció la incertidumbre sobre el rumbo de la economía. En 2017 comenzaron a surgir como temas de preocupación i) el aumento de la competencia externa, mediante las importaciones, y ii) las subas de las tasas de interés, que incrementaron los costos financieros. Luego, a partir de junio de 2018, la caída de la producción fue una constante hasta final del ejercicio. En diciembre, el uso de la capacidad instalada terminó siendo del 56,6 por ciento, donde sólo el 32,6 por ciento de los empresarios trabajaron con rentabilidad positiva. A su vez, el atraso en los pagos, las subas de costos, especialmente insumos, servicios y financieros, fue deteriorando progresivamente la rentabilidad del sector.

En materia de empleo, la situación actual en la industria dista mucho de mejorar. La Secretaría de empleo confirma la mala dinámica del sector. En su “Reporte del trabajo registrado”, publicado el paso miércoles 27 de febrero, señala que la cantidad de asalariados de las industrias manufactureras cayó un 5,1 por ciento en 2018, registrando el peor valor del período en relación al resto de los sectores de la economía argentina.

En relación al comercio exterior, 2017 fue un buen año para las exportaciones industriales argentinas. De acuerdo con datos publicados por el Indec, las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) crecieron un 11,2 por ciento con respecto al 2016 (donde se exportaron 16.804 millones de dólares). Sin embargo, las pymes industriales quedaron al margen en la recuperación de las MOI en el comercio exterior argentino. Según la FOP, hacia julio del 2018 la proporción de pymes industriales exportadoras estables fue igual a la mitad de las registradas en 2009.

A nivel macroeconómico, recién desde septiembre la balanza comercial argentina comenzó a ser positiva, pero el nivel de exportaciones e importaciones se encuentra por debajo de los valores de 2011, y el saldo es más el reflejo de la reducción de las compras al exterior que del incremento de las ventas. Paradójicamente, este pobre desempeño se da en un contexto donde el tipo de cambio real multilateral es más competitivo.

Nuevamente se ha impuesto una clara interrupción en el sendero de desarrollo de las pymes de la industria argentina. Este es el resultado de dejar el futuro del sector librado a su suerte. Si no hay cambio de rumbo, que se materialice en la definición y diseño de instrumentos de política pública, entonces ¿por qué mejorarían los indicadores?

  • Director de la Licenciatura en Comercio Internacional de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ)

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