Por Raúl Hutin/ dirigente textil Pyme
La pobreza no es una cuestión técnica, es una cuestión moral
En los últimos días se conocieron los datos oficiales de la pobreza y la indigencia, que vienen a reflejar una realidad que observamos cotidianamente con dolor quienes vivimos en el conurbano bonaerense y conocemos todos los rincones de nuestro país.
Las cifras presentan y ponen en agenda una situación dramáticamente cuantificable. Pero la representación estadística no debe detenernosúnicamente en la dimensión técnica. Como ciudadanos y hermanos de una misma patria, tenemos que saber que no hay país posible con el 42% de nuestra sociedad bajo la línea de la pobreza, con ciudades que superan el 60% y con la mayoría de los jóvenes menores de 14 años padeciendo esta situación.
La pobreza es esencialmente una inmoralidad y nos tiene que dar vergüenza a todos los que contamos con medios para revertir este drama.
Buscar politizar las cifras de pobreza es, fue y será una actitud miserable. Ningún dirigente político puede hacerse el distraído, todos y cada uno tienen el deber de hacerse cargo de su cuota de responsabilidad. Particularmente, da mucha bronca la soberbia de quienes usaron la pobreza como slogan y luego de repetir durante cuatro años #PobrezaCero solo consiguieron multiplicarla. Hoy deberían tener la grandeza de no usarla electoralmente.
La pandemia amarilla dejó un panorama catastrófico, y nadie más que los PyMES sabemos de dónde venimos, luego de todo lo que no tocó atravesary soportar. Perdimos 25.000 empresas y 200.000 familias se quedaron sin trabajo, con sus sueños frustrados.También somos absolutamente conscientes de que la pandemia del covid-19 ha generado una caída del 9.9% del PBI.
Pero en los procesos históricos se verifica quehay ganadores y perdedores, y aquí los que pierden son siempre los mismos.Por eso, la discusión inevitable hoy es sobre la desigualdad: hablar de pobreza es hablar de su contracara, la riqueza exorbitante de unos pocos que se va afuera, que no se pone a producir en nuestra patria. Aunque a algunos no les guste hablar del tema, se impone con la fuerza de la realidad. En lo inmediato debemos proteger el mercado interno, cuidar el empleo ydetener la inflación. Para salir del diagnóstico y pasar a las soluciones urgentes necesitamos dos cosas fundamentales: primero, descalzarnos de los precios internacionales, ya que no podemos pagar el trigo, el maíz o el plástico al mismo precio que en EEUU y en Europa, cuando el salario de nuestros trabajadores es en el mejor de los casos cinco veces inferior. Segundo, proponemos implementar un programa de insumos cuidados, porque toda cadena de valor arranca con una empresa oligopólica o monopólica. Si controlamos a las 1000 empresas formadoras de precios el resto de la cadena se va a controlar. Hace falta poner ahí toda la energía del Estado para darle un cierre definitivo a los aumentos de precios obscenos e inescrupulosos.
Hay que atender ya mismo las necesidades de nuestros hermanos y hermanas que vienen siendo vulnerados en sus derechos más básicos. Estamos ante una situación dramática pero se abre la oportunidad histórica de dejar la miseria política de algunos de ladoy generar los consensos para queterminar con la pobreza sea efectivamentela prioridad, si es que de verdad queremos un país mejor para todos.
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