Motor Pymes

Bancos vs Pymes

“Los bancos no quieren brindar préstamos al 24 por ciento más allá de que el Gobierno les haya bajado los encajes para que lo hagan”

(Por Estefanía Cendón) Así lo afirmó el empresario Pyme Rubén López, dueño de la empresa productora de golosinas La Dolce. En diálogo con Motor Económico conocimos el origen de una empresa en continua expansión hasta que el 16 de marzo un incendio destruyó el 90 por ciento de una de sus fábricas ubicada en el municipio de Malvinas Argentinas. La imposibilidad de acceder a un crédito bancario hoy les impide reparar las maquinarias dañadas y pone en peligro la ocupación del total de los trabajadores de la planta.

La historia de La Dolce S.R.L, como la de muchas Pymes, está asociada a los lazos que se tejen en el ámbito familiar. Rubén López y Marcos Beltrami son dos amigos oriundos de San Justo con un pasado y un presente en común: se conocen desde la niñez, compartieron sus estudios iniciales y, llegada la adolescencia, ambos estudiaban en la UTN.

En 1982 López compró un kiosco con la expectativa de costear sus estudios universitarios. El negocio comenzó a prosperar hasta alcanzar la venta de golosinas al por mayor hacia fines de los ´80. Para entonces López y Beltrami ya eran socios, tenían a su cargo 30 empleados y amplias posibilidades de crecimiento en el rubro de la producción y distribución de golosinas.

Hoy La Dolce cuenta con una flota de 50 camiones que distribuyen a lo largo de todo el país golosinas de producción propia y, también, productos pertenecientes a otras marcas de renombre como Ferrero, Mondeléz y Arcor. A lo largo de su trayectoria la empresa logró adquirir marcas como Vauquita, Mentitas La Casa, Billiken, DRF y llegó a ser socia de la firma Georgalos.

Tres plantas conforman los centros de producción de la empresa golosinera. En 2002 Lopéz y Beltrami compraron la fábrica Vauquita ubicada en Trenque Lauquen. También sumaron la adquisición de la planta productora de Mentitas La Casa situada en el partido de Malvinas Argentinas y, por último, la compra a la firma Mondeléz en 2018 de la planta Billiken-DRF emplazada en Las Heras.

De los 30 trabajadores iniciales La Dolce alcanzó a emplear a 700 trabadores entre sus tres plantas mostrando un crecimiento anual cercano al 15 por ciento. “No sólo somos productores de golosinas, también exportamos dulces a Uruguay, Brasil y España”, asegura Rubén López. Los socios de la firma reconocen que, si bien han enfrentado períodos de caída en las ventas, siempre priorizaron la calidad en su producción sumando innovación en la elaboración de sus productos. “Somos una empresa familiar que involucra a varias generaciones en el negocio: nuestros hijos, sobrinos, mi señora. Todos apostamos al crecimiento continuo y a generar trabajo en el país”, describió Rubén López.

El incendio

El 16 de marzo la empresa La Dolce sufrió un duro impacto tras el incendio de su fábrica ubicada en Malvinas Argentinas. Aún se desconocen los motivos que dieron origen al incendio que generó un 90 por ciento de destrucción en la planta elaboradora de Mentitas La Casa, pastillas y masticables Bulldog, turrones y malvaviscos Gongys, entre otros productos.

De los 16.000 m2 que conforman la fábrica, el área más afectada fue el depósito y la zona donde se aloja la materia prima. Las llamas alcanzaron los 300 metros de altura, afectando los techos de chapa y destruyendo los impermeabilizantes que lo recubren. La elevada temperatura en el sector que reúne las maquinarias provocó el derretimiento del cableado y las computadoras que la componen.

La fábrica no estaba asegurada. Las primeras refacciones de la planta fueron costeadas con fondos de la empresa: en una semana se cambió parte de un techo, cuyo costo fue de 3.000.000 de pesos, se renovó el cableado y la luminaria. De los 200 trabajadores que empleaba la planta de Malvinas Argentinas actualmente 40 realizan funciones de mantenimiento junto a dos empresas que colaboran en estas tareas.

Priorizar el trabajo

Tras el incendio, los socios de la Dolce buscaron alternativas para sostener los puestos de trabajo de los 160 empleados que quedaron inactivos. Con este objetivo decidieron generar un tercer y cuarto turno en la fábrica emplazada en Las Heras e incluiros en su producción. Al decretarse el aislamiento social obligatorio, como medida preventiva ante la pandemia del COVID-19, esta posibilidad se vio truncada: el intendente de la ciudad solicitó que no se traslade a los trabajadores.

El pago de los salarios se cumplió al 100 por ciento hasta la última quincena, período en el que los trabajadores inactivos percibieron el 60 por ciento de su sueldo, mientras aquellos que realizan tareas de mantenimiento continúan con el pago de la totalidad de su salario. Actualmente la empresa ensaya un sistema de alternancia que ocupa a diversos grupos de 20 trabajadores, de los que han quedado inactivos, para lograr que pueden alcanzar el cobro del 80 por ciento de su salario, en vez del 60 por ciento que percibido en última instancia.

“Nunca eché a un empleado en mi vida por falta de trabajo y no lo voy a hacer. Cuando cayeron las ventas compramos la fábrica de Mentitas La Casa, siempre buscamos alternativas e invertimos en la empresa. Nunca pensé que a los 59 años iba a sucederme esta desgracia, veníamos muy bien”, comenta Rubén López con pesar.

En contraposición, López destacó que durante la gestión macrista “la pasaron muy mal”. En 2015 La Dolce pagaba tarifas de luz que rondaban los 48.000 pesos por fábrica. En marzo de 2016 las tarifas ascendieron a 1.500.000 pesos de luz por cada planta. “Los gastos se nos fueron de las manos y perdimos mucha plata. Llegué a vender inmuebles para sostener la planta. Insisto en que siempre invertí y generé trabajo en mi país”, sostiene el empresario Pyme.

Bancos: ¿aliados o enemigos?

“Actualmente se encuentra en marcha entre el 15 y 20 por ciento de la planta. De a poco queremos recuperar las máquinas. El incendio nos dejó imposibilitados en términos productivos”, explicó el socio de la empresa. El martes 21 de abril La Dolce retomó la producción de un sector de la fábrica gracias a las refacciones que pudieron concretar en el último mes. Aún así, de los 200 trabajadores de la planta de Malvinas sólo 60 trabajan de forma permanente.

Con el objetivo de sostener las fuentes de trabajo, actualmente La Dolce se encuentra en gestión para obtener un Programa de Recuperación Productiva (REPRO), asistencia del Estado a las empresas que atraviesan una situación de crisis. Este programa consiste en el otorgamiento de una suma fija mensual remunerativa de un monto equivalente al salario mínimo, vital y móvil por trabajador destinado a completar el sueldo de su categoría laboral por un plazo de hasta 12 meses.

Sumado a la preocupación por volver a emplear al 100 por ciento de los trabajadores de la planta, el gran problema que enfrenta la empresa de golosinas es la adquisición de los repuestos necesarios para poner a punto las máquinas afectadas por el incendio. La Dolce intentó acceder a uno de los créditos bancarios que el Gobierno orientó al sector Pyme: “Buscamos adquirir un préstamo con un 24 por ciento de interés destinado a capital de trabajo. A pesar de que tengo aval y cuentas en siete bancos no me otorgan el crédito. Sólo el Banco Nación, sucursal Matadero, muestra intenciones de ayudarnos. El resto me dieron la espalda”.

“Hoy es una necesidad acceder un crédito, aún así no me lo dan. Los bancos no quieren brindar préstamos al 24 por ciento más allá de que el Gobierno les haya bajado los encajes para que lo hagan”, asegura el dueño de La Dolce. Las palabras del empresario Pyme reflejan la dura realidad del sector: “Más allá del incendio que nos afectó duramente, las ventas cayeron. En la actualidad estoy cobrando lo que vendí en febrero y todo lo estoy invirtiendo en la fábrica. No aumenté la mercadería, soy conciente del duro momento que atraviesa el país”.

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