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Fernando Peirano: “Fabricar vacunas contra la COVID-19 en la Argentina implica creación de empleo, potenciar capacidades productivas y una posible fuente de divisas”

Por Estefanía Cendón) El presidente de la Agencia I+D+I, Fernando Perirano, analizó las características que comparten las vacunas contra la COVID-19 diseñadas en el país: adaptación a nuevas variantes, bajo costo de producción y ágil distribución en el territorio nacional. “Nuestro sistema científico y productivo está para más. Resolver un problema de logística en nuestro país es acercarle una solución a millones de habitantes en el mundo, que se parecen más a la Argentina que a los países desarrollados”, destacó.

Dos recientes anuncios confirman el potencial científico-tecnológico local, su relevancia a nivel regional y mundial. Por un lado, la Argentina fue distinguida entre los 10 países con más vacunas fabricadas. Asimismo, la empresa argentina SinergiumBiotech fue seleccionada para producir vacunas contra la COVID-19 de tecnología ARN mensajero, similares a las de las compañías Pfizer y Moderna, que serán destinadas a los países de América Latina mediante un convenio con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Motor Económico dialogó con Fernando Peirano, presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) para comprender el impacto y alcance de los proyectos de investigación financiados por dicho organismo para la producción de vacunas contra la COVID-19. “Las vacunas argentinas no necesitan ultrafreezer para su conservación, lo que representa un gran beneficio en términos de logística ya que asegura una fácil distribución en el territorio nacional”, confirmó.

El especialista en innovación aseguró que entre las características esperables de una vacuna de producción nacional se destaca una “amplia cobertura etaria y de refuerzo monodosis”, lo que genera “una combinación interesante para avanzar en países muy extensos y con mucha población, carentes de un soporte logístico similar a los países desarrollados”.

En este sentido, el economista también aproximó una visión geopolítica: “Resulta muy importante que la producción esté distribuida en distintos puntos del planeta. Esto implica reconocer que el modelo de la globalización de hiperconcentración de la producción es un modelo débil y factible de ser perturbado por grandes crisis, como la que atravesamos en el 2020”.

A continuación, la primera parte de la entrevista.

MOTOR ECONÓMICO: ¿Cuáles son los proyectos de investigación financiados por la Agencia I+D+i que trabajan en la producción de vacunas argentinas contra la COVID-19?

Fernando Peirano: En la gestión de innovación se conoce como "Pipeline" a una metodología que consiste en ir conformando una cartera compuesta por proyectos en distintos estadios, como si fuera una pirámide. Como por definición la Ciencia avanza en un territorio de incertidumbre, para protegernos ante esta situación, en la punta de la pirámide contamos con un proyecto bastante avanzado de producción de una vacuna contra la COVID-19, luego en un segundo escalón tenemos tres proyectos y en un tercer escalón contamos con doce proyectos.

Para ser más específico, en el vértice encontramos el proyecto de vacuna “ARVAC Cecilia Grierson: estudios pre-clínicos necesarios para avanzar hacia las fases clínicas”, de la Universidad Nacional de San Martín(UNSAM), liderado por la investigadora Juliana Cassataro. Debajo hay tres proyectos más que también se encuentran en la fase de estudios pre-clínicos. En este segundo escalón, por ejemplo, encontramos los proyectos denominados “Desarrollo de la vacuna argentina ARGENVAC a subunidad para prevenir la COVID-19” y “Estudios preclínicos para el inicio de una fase 1/2A con vacunas anti-COVID 19 de diseño propio”. Ambos desarrollos fueron presentados por diferentes grupos de investigadores del CONICET en asociación con otras instituciones del sistema científico-tecnológico nacional. A continuación, en un tercer escalón, hay doce iniciativas que estamos financiando desde la Agencia. Los mismos son investigaciones sobre distintas hipótesis acerca de cómo lograr inmunidad a partir de algún estímulo, que puede ser una proteína o antígeno, etc.

ME: ¿Esto responde a una línea específica de financiamiento instrumentada por la Agencia I+D+i?

FP: La Unidad Coronavirus, que engloba al Ministerio de Ciencia y Tecnología, el CONICET y la Agencia, decidió esto y nos otorgó instrucciones para armar dos convocatorias. Una convocatoria para financiar estudios pre-clínicos, contemplando un presupuesto de hasta 60.000.000 de pesos para cada proyecto, y una convocatoria especial deProyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) orientado a estrategias de inmunología, aquí es donde están agrupados los doce proyectos que mencioné.

ME: ¿Qué características tienen las vacunas argentinas en desarrollo que las diferencian de las que se aplican actualmente en el país?

FP: Hay algunas características que son claves y es importante destacar. Lo primero es que al abrir la caja tecnológica, y tener dominio pleno sobre el diseño, contamos con la posibilidad de hacer adaptaciones ante nuevas variantes o frente a la posibilidad de combinar con otras vacunas y producir, por ejemplo, vacunas trivalentes o cuatrivalentes. Como referencia, imaginemos una vacuna que pueda brindar protección frente a la gripe.

Estas vacunas argentinas comparten también un rasgo, por lo que se diferencian de la vacuna de Pfizer, ya que no necesitan ultrafreezer para su conservación. Esto implica utilizar una estrategia que no tensiona con esa limitación que puede tener la logística: al no emplear sistemas de conservación que dependan de ultrafreezersse asegura una fácil distribución en el territorio nacional. Este es un detalle importante ya que el mundo se parece mucho más a la Argentina que a Estados Unidos o Europa, países más avanzados donde sípodés contar con una cadena logística que presente una cadena de frío muy sofisticada como exigen ciertas vacunas.Resolver un problema de logística en Argentina es acercarle una solución a millones de habitantes en el mundo, que se parecen más a Argentina que a los países desarrollados. Otra característica relevante es el costo no elevado para la producción de las vacunas argentinas contra la COVID-19 y el aporte a la experiencia local en su producción.

ME: ¿En el diseño de estas vacunas se contemplan características poblacionales y estructurales de países en vías de desarrollo?

FP: Considero que debería ser una aspiración, además de las cuestiones vinculadas a la logística, que estas vacunas sean monodosis. Esto se debe a que es más difícil que la gente pase dos veces a vacunarse, por lo que la monodosis sería un rasgo deseable. Otra cuestión es que la vacuna ARVAC Cecilia Grierson presenta ciertas propiedades que la acercan a ser una solución como vacuna pediátrica, no sólo como booster. De esta forma se obtendría una vacuna de amplia cobertura etaria (ya que lo que se le puede dar a un niño, se le puede dar a un adulto), de fácil logística y de refuerzo monodosis. Esto genera una combinación interesante para avanzar en países muy extensos, con mucha población y que puede no contar con ese soporte logístico que es clave.

ME: ¿Se puede abordar este tipo de desarrollos como un posible ingreso de divisas para el país?

FP: Nosotros sabemos que cuando la vacuna se fabrica en un país esto significa salud, pero también desarrollo y soberanía entendida como la posibilidad de atender a emergencias sin depender de la buena voluntad de otros. En términos de desarrollo se crean empleos, se potencian las capacidades productivas y, por qué no, también puede ser una fuente de divisas. Estamos ante un hecho donde invertimos pesos y podemos llegar a obtener dólares, lo cual es una ecuación muy interesante para la situación Argentina.

Al respecto recibimos noticias muy importantes al finalizar esta semana. Por un lado, la Argentina fue distinguida entre los 10 países a nivel mundial con más vacunas fabricadas, la otra noticia es que la empresa argentina SinergiumBiotech fue seleccionada para producir vacunas contra la COVID-19 de tecnología ARN mensajero, similares a las de las compañías Pfizer y Moderna, que serán destinadas a los países de América Latina mediante un convenio con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

"Al respecto recibimos noticias muy importantes al finalizar esta semana: la Argentina fue distinguida entre los 10 países a nivel mundial con más vacunas fabricadas"

PEIRANO

Lo que está observando Estados Unidos es que la vacuna es salud, desarrollo y soberanía, pero también es estabilidad geopolítica ya que resulta muy importante que la producción esté distribuida en distintos puntos del planeta. Esto implica reconocer que el modelo de la globalización de hiperconcentración de la producción en un punto, para abastecer al resto del mundo a través del comercio internacional, es un modelo débil y factible de ser perturbado por grandes crisis como la que atravesamos en el 2020.

De hecho, todos los ciudadanos vimos cómo se resintió el flujo de bienes y servicios en el 2020. Entonces, hay un reconocimiento de que ese modelo productivo, y el abastecimiento que dominó durante varias décadas conocido como "modelo de globalización", tenía límites y debilidades. En temas críticos, como es el acceso a una vacuna, hasta Estados Unidos y las organizaciones como la OMS reconocen la conveniencia de ir hacia un modelo mucho más policéntrico.

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