Opinión

Lic. Alejandro Marcó del Pont

Aranceles, seguridad nacional y los rojos (I)

(Por Lic. Alejandro Marcó del Pont) Según The New York Times, el nuevo Secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, tiene cosas buenas y cosas malas. Del lado de las buenas se encuentra su verborragia, “dice todo lo que piensa”, del lado de los malas, “lo que piensa”.

Pero su locuacidad, virtud que le valió su precipitado ingreso dentro de los halcones que han cooptado la Casa Blanca, se encuentra en la misma sintonía que los desafortunados desatinos presidenciales, ya sean sobre la Asamblea General de las Naciones Unidas, “un club de gente que se reúne para hablar y pasarla bien”, del ámbito comercial, “los chinos son unos tramposos“, o en el tema de inmigrantes, personas que provienen de países que son “cagadero”.

Aun así, al tuitero presidente hay que juzgarlo por sus hechos más que por sus dichos. Y los hechos no pasaban de ser un bien parecido ABC de jefatura republicana, pero una serie de sucesos, para nada fortuitos, parecerían haber acelerado el rumbo de las políticas americanas hacia un nivel un poco más defensivo–violento, que las anteriores disgregadas arengas de potencia decadente.

El despertar chino redefinió el entorno externo del país, estableció nuevas reglas dentro de él, desarrolló la estrategia de comercio e inversión global más efectiva y agresiva. Inversión, complementación, ayuda, colaboración, son los nuevos vectores de una política de desarrollo mundial. Un modelo diferente que conlleva comercio, inversión y crédito.

Con el XIII Plan Quinquenal (2016-202), el 19 Congreso Partido Comunista forjó y dio a conocer al mundo “El sueño chino”, en el que se plasmaron las iniciativas del nuevo modelo de políticas internacionales a seguir, así como la conducción del mismo a través de su líder de Xi Jinping y su reelección indefinida.

China es uno de los diez principales socios comerciales de más de 100 economías, las cuales representan el 80% del PBI mundial. Para el comercio, y en especial la ruta de la seda, generó El Fondo de la Ruta de la Seda, U$S 140.000 millones comprometidos en inversión en infraestructura de los países que participan de esta idea de comercio.

Creó también el Banco de los BRIC (Brasil, Rusia, China e India) que opera en Shanghai desde el 2016, y el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés), quizás el más importante competidor del FMI y el BM, que cuenta con 57 países asociados de los cuales han quedado afuera EE.UU. y Japón.

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Una nueva matriz productiva, más servicios y menos industria, aunque esta tiene que ser extremadamente tecnificada y eficiente. Nuevos procedimientos que alertan al mundo, China inviertiendo en empresas con desarrollos determinados para participar de las innovaciones, ya sea de tecnologías de la información (militar) inteligencia artificial, o convirtiéndose en el mayor accionista a través de Geely de Volvo, Lotus o Mercedes Benz. O su compra de la joya alemana, Kuka, una de las principales empresas mundiales de robótica, lo que erizó los pelos de europeos y americanos.

Este formato de inversión, préstamos, compras de empresas y comercio, está poniendo a China como un competidor directo de Estados Unidos, dada su forma poco agresiva, menos intervencionista. Según las encuestas del Pew Research Center (https://goo.gl/pnJU3b), China está compitiéndole a Estados Unidos en el concurso de popularidad como potencia, así lo muestra el cuadro.

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En seis naciones -España, México, Turquía, Australia, Perú y Senegal- la dinámica entre las dos superpotencias ha cambiado, y China ha superado a Estados Unidos en cuanto a su favor.

Para ponerle un final a esta parte, y como advertiremos en el próximo artículo, la respuesta occidental, que quizás parte de esta mirada, tal vez acelere las causas de la reacción americana.

Dentro de los diez principales riesgos para el mundo en el 2018, Eurasia Group destaca algunas pistas falsas para olvidar y otras relevantes, como “depresión geopolítica” en tanto telón de fondo. Seleccionamos las siguientes:

El nuevo formato hegemónico y de competencia chino en la toma de decisiones de política internacional, así como su nuevo formato de desarrollo colaborativo para los países socios.

La mayor pelea del mundo sobre el poder económico se centra en el desarrollo de nuevas tecnologías de la información. Estados Unidos y China competirán por dominar la inteligencia artificial y la supercomputación, y lucharán por el dominio del mercado.(https://www.eurasiagroup.net/)

El aumento de los movimientos antisistema en los mercados desarrollados ha obligado a los responsables de las políticas a adoptar un enfoque de suma cero para la competencia económica mundial. Como resultado, las paredes están subiendo. El proteccionismo 2.0 crea barreras en la economía digital y las industrias intensivas en innovación, no solo en manufacturas y agricultura. Las nuevas barreras son menos visibles: en lugar de aranceles y cuotas de importación, las herramientas de hoy en día incluyen medidas “detrás de la frontera” tales como rescates, subsidios y requisitos de “compra local”.

De manera directa o marginal, más de seis de los diez riesgos refieren competencia directa entre EE.UU. y China. Quizás por eso los actos desaforados de la potencia atacada ante quien la reta, como pensaría hace tiempo Tucídides, el historiador de la Guerra del Peloponeso. La respuesta a China vendrá en el próximo escrito. American First es el modelo válido para el desarrollo mundial y para la seguridad americana.

(*) Fuente: El Tábano Economista

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