Opinión

Horacio Rovelli

La dependencia y la crisis

(Por Horacio Rovelli) Miguel Juárez Celman, concuñado de Julio Argentino Roca, se había casado con la hermana menor de la mujer de Roca, fue ungido presidente en la elecciones fraudulentas de 1886, práctica habitual que se ejercía desde la presidencia de Mitre en 1862, hasta que por la Ley Sáenz Peña se aplicó el sufragio secreto y con ello la posibilidad que llegara al gobierno Don Hipólito Yrigoyen en 1916.

Juárez Celman era un hombre de buena posición económica en su Córdoba natal, pero acérrimo liberal creía que había una minoría de la sociedad, a la que el pertenecía, que tenía el derecho de mejorar sus riquezas y posesiones a costa de los demás y que esa tarea estaba unida a la subordinación al capital inglés.

No bien llegó a la Presidencia de la República acordó nuevos créditos con la banca Baring Brothers, con la cual realizó importantes obras públicas y extendió la red de ferrocarriles, haciendo centro en el puerto de Buenos Aires pero adentrándose en el país. En ese fin, hizo que el Ferrocarril del Oeste (Hoy la línea Sarmiento) que había hecho la oligarquía, esa que Sarmiento definía como “Olor a Bosta” y que administraba el Estado (que eran ellos mismos) se privatizara, vendiéndolo a los ingleses.

Como la libra inglesa ingresaba a caudales, la protesta de la oligarquía por pagar más caro el transporte de sus ventas se reducía a las tertulias y a cierta defensa nacionalista que no quedaba más que en el recitado. Hasta que los intereses de las fuertes deudas contraídas, que se sumaban a las de Rivadavia en 1825 y a las de Mitre en la guerra de la triple infamia contra el Paraguay, más el costo del flete y el seguro inglés, y sobre todo la fijación del precio de la carne por la “rubia albión”, produce la crisis del sector externo y en junio de 1890, el gobierno de Juárez Celman anunció que no podía hacer frente a los vencimientos de la deuda, produciendo la primera cesación de pago de la Argentina.

La crisis externa fue el fin de la aventura de dejarle a los bancos emitir dinero en el mercado interno para poder pagar con la libra inglesa la deuda externa a la banca extranjera. Esa emisión desmedida y sin control provocó un proceso inflacionario que aumentaba el precio de las acciones de las empresas y de los títulos públicos mientras ingresaba la divisa inglesa, pero cuando se revierte el ciclo a partir de 1889, se genera una caída estrepitosa de esos valores y una depreciación aún mayor de la moneda local. Con ello desciende fuertemente el poder adquisitivo de los salarios y se producen las roturas de las cadenas de pago, esa generalización de incumplimientos causa las suspensiones trabajo y el cierre de establecimientos, provocando corridas bancarias y cambiarias que hacen quebrar a los bancos. La burbuja financiera iniciada por la banca inglesa, le estalla en pleno gobierno de Juárez Celman, generando daños irreparables a la sociedad, que debe ver “con los brazos cruzados cuando el hambre viene”.

La oligarquía y sus mejores representantes, comprenden que llegó la hora de desprenderse del inútil y fastuoso “burrito cordobés”, y se dividen en dos frentes, el mitrista, con Bartolomé Mitre a la cabeza que apoya la insurgencia de la población azuzada por Leandro N Alem, verdadero caudillo popular que venía exigiendo el voto secreto y con ello que el sector de inmigrantes del campo y la ciudad asumieran funciones de gobierno y en la sociedad. Y el de las oligarquías provinciales representadas por el mismísimo Julio Argentino Roca, que ve la oportunidad para sacárselo de encima a su concuñado, acordar con Carlos Pellegrini, un hombre por cierto muy inteligente, que ve la imperiosa necesidad de darle mayor valor a la carne y al trigo y producir bienes industriales para y en el país.

La Unión Cívica que era el frente político armado por Mitre y Alem, cuenta con el apoyo de vastos sectores del ejército, el General Manuel Campos encabezaría las fuerzas rebeldes que se concentrarían en el Parque de Artillería donde se instalaría la Junta Revolucionaria. Simultáneamente, la flota debía bombardear la Casa Rosada y el cuartel de Retiro con el fin de evitar que las tropas del gobierno pudieran reunirse, y obligarlas a rendirse mediante un ataque combinado por tierra y agua. Al mismo tiempo, grupos de milicianos debían tomar prisionero al presidente Juárez Celman y cortar las vías de ferrocarril y telegráficas.

Pero el gobierno se entera de las tratativas y obviamente no por Leandro N. Alem y sus militantes, la base popular del movimiento, y detienen al Gral. Manuel Campos. En prisión se reúne con Julio Argentino Roca y “misteriosamente”, en esas condiciones le hace decir a Leandro N Alem que el plan seguía adelante. Alem y su gente, que luego forjarían la UCR, en la madrugada del sábado 26 de julio de 1890 tomaron la Plaza de Artillería (Hoy Plaza Lavalle), el Gral. Manuel Campos logra sublevar el Batallón de Infantería donde estaba detenido, pero en lugar de atacar las posiciones del gobierno y tomar la Casa Rosada, dio la orden de permanecer en el interior del Parque.

Tras dos días completos de batalla con más de 300 muertos y centenares de heridos, el Gral. Manuel Campos sostuvo que no tenían las suficientes municiones y que era necesario pedir una tregua, con la excusa de enterrar a los muertos y para obtener más balas y armas.

El martes 29 de julio de 1890 se firmó la rendición de los rebeldes. Pese a la rendición firmada por los líderes, en los barrios los insurgentes civiles se negaron a desarmarse y continuaron luchando, algunos de ellos incluso hasta el día siguiente.

Miguel Juárez Celman, convencido por Roca, se instaló en su provincia esperando el resultado, incapaz de comprender nada, se le comunicó que la primera condición para lograr la rendición de las fuerzas opositoras era que él renunciase a la presidencia de la República, cosa que los negociadores por el gobierno, encabezados por Roca y por Pellegrini, aceptaron inmediatamente.

De la historia a nuestra realidad

Eso ya es historia, pero demuestra palpablemente y en nuestro país cómo juegan los capitales, sin importarle ni los Juárez Celman, ni los Macri, por más que les hayan hecho triplicar y cuadriplicar en un poco más de dos años su patrimonio. Y también demuestra cómo juegan los grandes intereses nacionales, que se subordinan y aceptan las reglas de juego impuestas por el gran capital, pero que no están dispuestos a rifar sus posesiones. Esto es, hacen que apoyan al gobierno mientras sacan tajadas, ya sea fugando capitales, reduciendo el pago de sus impuestos, fijando sus precios libremente en el mercado interno, etc., para que una vez producida la crisis financiera (inevitable al tomar deuda y no tener con que pagarla), son capaces de subirse a los reclamos populares, siempre y cuando cuenten con los Generales Manuel Campos, para asegurarse que logran sacar de la administración al engreído, soberbio e inútil, que no solo no se da cuenta que la situación cambió y que la burbuja financiera creada le estalló en su gobierno, sino que insiste que tiene razón y que debe seguir persistiendo en el error porque tiene el derecho de ser presidente por las elecciones, que dicho sea de paso, se fundaron en mentiras y engaños propiciados y difundidos por los grandes medios, y quienes así engañados lo votaron, no votaron el acordar un plan incumplible con el FMI.

Cómo puede ser que existe un país, llamado Argentina, que es capaz de alimentar a más de 400 millones de personas (y exporta granos para satisfacer a esos millones), que solo tiene el 10% de esa población y en barriadas enteras van a los supermercados a “pedir comida“. Paralelamente cada vez se rompen nuevas cadenas de pagos, los telegramas de despidos van al mismo ritmo de los cheques voladores (en lo que va del año 550.000 cheques rechazados por unos 21.000 millones de pesos). No ingresan divisas genuinas, los exportadores de granos liquidan sus ventas en cuenta gota y siempre y cuando no le vuelvan a cobrar las retenciones (derechos de exportación), cuando en lo que va del año se depreció nuestra moneda en más del 50% y en un año a esta parte, el 75%, y siga disminuyendo la retención de la soja al 0,5% por mes para ser del 18% en diciembre de 2019. El vencimiento de capital intereses hasta fin del mandato constitucional de Macri supera ampliamente y siempre que lo reciba en su totalidad[1], los 50.000 millones de dólares acordados con el FMI. Y no para la sangría de la fuga de capitales, de enero de 2016 a mayo de 2018 y en forma creciente, fueron 45.700 millones de dólares los que se fugaron de la Argentina, según contabiliza el Balance Cambiario del BCRA, como Formación de Activos Externos de residentes argentinos (FAE)

Cómo es posible que esa administración, como la de Juárez Cellman, causante del estado de situación, exija a su población y a las provincias que son formalmente estados federales pero que dependen, en mayor o menor medida de la recaudación nacional, que apliquen un riguroso ajuste de sus economías que implica despedir empleados públicos, reducir gastos en educación, en salud, en asistencia social, en obra pública, en pago a las jubilaciones y pensiones, solo para generar ahorro que o se fuga del país o se emplea para pagar intereses y capital de deuda, deuda que se usó básicamente para fugar capitales. Por lo menos, comparando con la historia, parte de los empréstitos de la Baring Brothers se emplearon en extender la red ferroviaria, en hacer el puerto de Buenos Aires, en hacer la red de aguas y cloacas, etc.

Es claro que los bancos extranjeros hicieron fuertes ganancias y se fueron, y que el gobierno de Cambiemos lo posibilitó y lo permitió.

A ese gobierno le quedan dos opciones, o tratar de aplicar el plan de ajuste acordado con el FMI, lo que significará revueltas populares que siempre se sabe cómo comienzan, pero no como terminan; y no tienen un Gral. Manuel Campos para recurrir. O llama a elecciones anticipadas, sabiendo que ha perdido toda legitimidad y que es necesario reencausar los destinos de la República.

No se puede pensar seriamente que un gobierno pueda mantenerse con tasas de interés de préstamos que supera el 100% anual, que tiene las tarifas energéticas y los combustibles, por acuerdos firmados por este gobierno, en dólares, cuando el dólar no tiene precio final.

Hoy los sectores más vulnerables van a solicitar comida a los supermercados, pero no se puede estar mucho tiempo sin comer, sin poder pagar la luz o el gas, o los medicamentos, máxime cuando el único horizonte que se ve es el del despido y el de engrosar el ejercito de desocupados.

Mañana, y ya se verá qué cercano es ese mañana, el reclamo se convierte en exigencia y la respuesta no va a ser no hay presupuesto porque lo acordado con el FMI no lo permite. Y si no se cumple con el FMI, el 20 de septiembre de 2018 cuando se realice la primera revisión de los compromisos asumidos por el Gobierno de Cambiemos, el Directorio del “Fondo” no va a otorgar la cuota de U$s 3.000 millones, esa sola señal hará que el dólar se vuelva a disparar, perjudicando aún más el poder adquisitivo de la población, en un circulo perverso que siempre termina mal.

Referencias:

[1] Falta que el acuerdo con la Argentina lo apruebe el plenario de los Directores del FMI, así como se controlará trimestralmente, que se cumplan las fuertes medidas de reducción del gasto público firmado

  • Economista especializado en temas fiscales y monetarios. Profesor de Política Económica en la Universidad de Buenos Aires. Ex Director de Políticas Macroeconómicas del Ministerio de Economía. Miembro de EPA (Economía Política para la Argentina).

(*) Fuente: Revista Tecla Eñe

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