Roberto Feletti
La salida de la Argentina de UNASUR
(Por Roberto Feletti) La salida de la Argentina y cinco países más de la reunión de UNASUR, define la clausura de la etapa abierta en el continente en Mar del Plata en el año 2005 con el rechazo a la Iniciativa para las Américas, más conocida como ALCA o zona de libre comercio continental americana.
El encuentro de líderes suramericanos para plantear un proyecto común para nuestros pueblos es algo que ocurrió contadas veces en nuestros dos siglos de vida independiente desde la malhadada entrevista de Guayaquil entre los libertadores. Sin embargo, en Mar del Plata ocurrió y se plasmó un consenso de integración decidida desde la política y no desde la conveniencia de las uniones aduaneras tan convenientes a los consorcios empresarios.
El camino hacia la UNASUR fue el intento de consolidar un escenario de paz, democracia plena, crecimiento económico inclusivo y estabilidad macroeconómica, convirtiendo al continente en un territorio ampliado para la decena de países que lo integran, aprovechando al máximo la ecuación favorable en energía, alimentos y la base industrial argentino-brasileña, sin hegemonías y con un fuerte sentido de autoprotección.
La descripción precedente no constituyó un decálogo del deber ser de la Patria Grande sino un recorrido que involucró a todas las naciones, aún las más refractarias en ese objetivo con resultados muy concretos. En principio, el intercambio suramericano se decuplicó en quince años, aumentando de u$s 15.000 millones a principios de los ’90, a u$s 150.000 millones en el 2011, ese volumen de comercio intra-regional fue decisivo para sortear con éxito el “crack” financiero internacional, pues mientras el comercio mundial se contrajo un 26 % en Suramérica se redujo en apenas un 12,5 % en el año 2009. Habíamos capeado como continente hermanado un desastre global, o más propiamente el “NO al ALCA” había impedido que las naciones poderosas nos transfirieran su crisis. Algo absolutamente novedoso en la historia de la Patria Grande.
La debacle financiera planetaria del 2008/2009 aceleró los debates en procura de generar pensamiento y acciones que aseguraran la solvencia alcanzada frente al exterior, la UNASUR conformó diversas comisiones técnico-políticas que sugirieran medidas concretas para acelerar la integración en todos los planos. Tuve el honor de ser designado coordinador técnico de la Comisión de Integración Financiera, correspondiendo a la Argentina su presidencia.
Se avanzó en la revisión de las instituciones de integración financiera existentes hasta ese momento, con tres objetivos dotar a Suramérica de una banca de desarrollo multilateral propia autonomizándola del BID y el Banco Mundial, desdolarizar el comercio en la región utilizando al máximo las monedas locales en el intercambio propio y constituir un fondo de reservas común para afrontar ataques especulativos.
Se definió la capitalización de la CAF como banco de todos los países suramericanos, se sentaron las bases constitutivas del Banco del Sur, se revisó el funcionamiento de ALADI y se pusieron en marchas otros sistemas de pago en moneda local como el SUCRE o el argentino-brasileño SML, también se evaluó ampliar el existente Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) separándolo de los estándares del FMI para acceder al mismo.
A fines del 2011 se reunieron en Buenos Aires, con asistencia perfecta, los Ministros de Economía y presidentes de Banco Centrales de las 12 naciones independientes, incluidas las antiguas Guayanas. Los equipos trabajamos 48 horas y definimos en sendos documentos consensuados no sin dificultad, un verdadero sendero de independencia financiera continental, abordando y agotando los temas planteados con medidas concretas para su realización práctica. Suramérica discutía, pero también soñaba, tal vez como pocas veces lo había hecho en su historia común. La partida de Néstor y Hugo y la salida de Lula de la presidencia de Brasil quitaron liderazgo y fuerza a un programa que había logrado convencer hasta a los países del Pacífico, Chile, Perú y Colombia.
La UNASUR como entidad no fue una proclama sino una realidad de autonomía y protección continental, su abandono significa que el continente nuevamente será vulnerable a los impactos de un mundo incierto y violento.
- Secretario de Hacienda de La Matanza. Integrante del Instituto Independencia
(*) Fuente: Instituto Independencia
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