Opinión

Por Beatriz Chisleanschi

La vida de los Otros y la perfidia de Cambiemos

“Pienso donde no soy, luego soy donde no pienso.”

                        Jacques Emile Lacan

(Por Beatriz Chisleanschi) Si hay algo que no le interesa a Cambiemos es el Otro, en ningún sentido. Sólo valen los otros que son ellos mismos.

Para quienes adhieren a la ideología de Cambiemos existe un pequeño otro estructurado en la proyección que hacen de su propia imagen, y que la encuentran reflejada en los de su misma clase económico-social. Y un gran Otro que no puede asimilarse a través de la identificación.

El Otro, ese otro es despreciado, denostado, arrebatado en su calidad de ser humano.

Para Cambiemos al Otro se lo puede despedir un 31 de diciembre o un 2 de enero, pude ser por mail o por medio de una lista que un policía verifica, nada importa: es material desechable. Al Otro se lo puede matar por la espalda, o dejar que se ahogue corrido por fuerzas armadas y luego premiar, a quienes ocasionaron su muerte, con un ascenso.

No importa la edad del Otro, puede ser un infante y dejarlo sin el subsidio de la Asignación por Hijo, un bebé y quitarle el Plan Qunita, un jubilado y reducirle al mínimo su haber jubilatorio o un joven o un adulto que quieren estudiar y eliminarles los planes que le permiten hacerlo.

¡Qué importa si son miles de miles o uno! El Otro vale tan poco que puede ser reprimido, se le puede apuntar con gas pimienta en la cara, pasarle por arriba con una moto, tirar balas de goma mientras que está cenando en un comedor infantil o bailando en una murga, impedir la instalación de una escuela itinerante en el Congreso a fuego y pistola, o detenerlo sólo por hacer una cobertura periodística o porque sale de su trabajo para ir a su casa.

Mucho menos importan los Otros, los 30.000 y entonces pueden herir la sensibilidad de una sociedad completa y dar prisión domiciliaria a genocidas, promulgar la ley del 2x1, devolver el poder a las Fuerzas Armadas o discutir si fueron 30.000 o menos.

Poco importa ese Otro que fabrica productos nacionales y tiene una Pyme, tampoco los tantos Otros a los que les aumentan las tarifas, el transporte, la comida y la ropa para vestirse.

Qué más da si aumenta la cantidad de Otros que se alimentan diariamente gracias a los comedores que no dejan de crecer, o los que duermen en la calle. Si son solo eso, un Otro.

Son Otros, muchos Otros que hasta diciembre del 2015 se encontraban incluidos en esa definición tan abarcadora, filosófica e ideológica que expresó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando en un discurso en el año 2013 dijo “La Patria es el Otro”. Un otro que incluía a todos los habitantes de este país. Donde cada uno era el otro de un otro y entre todos se construía la Patria, ese hacer cotidiano que marca nuestra idiosincrasia.

No se trataba de una yuxtaposición de personas a las que se las llama a construir “juntos” lo que destruyen unos pocos. Se trataba de solidaridad y de distribución.

Para la derecha de Cambiemos el Otro solo sirve, sí “sirve”, para lograr racionalizar sus pasiones, para ablandarles el corazón, para manejar sus emociones y conseguir su voto en una elección. No tienen rostro, son un Otro.

A la derecha no le importa la humanidad, sólo el capital. Cambiemos sólo valora a los de su propia condición. Las corporaciones económicas, judiciales y mediáticas son su pequeño otro y con ello les alcanza. No necesitan más.

La derecha odia, y en ese odio de clase intenta que el Otro pierda toda su dignidad y denigrarlo hasta hacerlo desaparecer.

  • Editora de Motor Económico y Motor de Ideas. Lic. en Ciencias de la Educación. Periodista. Tallerista

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