Isaac Bigio
Las Américas sin Cumbre
(Por Isaac Bigio) El que el presidente del país anfitrión de la cumbre pan-americana vete la presencia en ésta del mandatario de Venezuela puede dividir y socavar ésta, conduciendo a la ruptura del sistema diplomático que ha unido al hemisferio.
La octava Cumbre de las Américas a desarrollarse en Lima este 13-14 de abril se viene convirtiendo en la más conflictiva de su historia. Por primera vez en el transcurrir de estos cónclaves, a un país integrante de ésta se le quiere impedir que venga su jefe de Estado. El gobierno del Perú ha resuelto que no va a dejar que participe en dicha cumbre el Presidente de Venezuela. En respuesta a ello, Nicolás Maduro ha dicho que va a ir a dicha cita “contra viento y marea” mientras que la primera ministra peruana Mercedes Aráoz ha amenazado con derribar su avión si se atreve a volar sobre el Perú.
Si en la anterior cumbre que se dio hace 3 Abriles en Panamá participaron todos los 35 Estados de las Américas, incluyendo Cuba, y había con Obama una tendencia hacia una forma de reconciliación entre EEUU y los “gobiernos socialistas”, ahora con Trump hay una tendencia contrapuesta de querer excluir e incluso deponer a varios de estos gobiernos en el hemisferio. Nos encontramos en medio de un giro radical en las relaciones entre las Américas.
Cumbres
La cumbre de las Américas está diseñada para reunir cada 3 años a todos los 35 mandatarios de todos los 35 Estados soberanos de dicho continente. En diciembre 2004 se dio en Miami la primera de éstas, las cuales inicialmente fueron impulsadas por el anfitrión EEUU para sentar las bases de un Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), con el cual se eliminarían restricciones para las exportaciones e inversiones de dicha potencia en el resto del continente.
Entonces la idea era imponer el “Consenso de Washington” sustentado en una homogeneidad neoliberal y apoyado en la victoria norteamericana en la guerra fría donde el bloque soviético se desintegró en varios regímenes que buscaban salir del “socialismo” y promover distintas formas de capitalismo.
Sin embargo, al inicio del nuevo milenio la situación tan favorable a EEUU empezó a cambiar con el empantanamiento de sus invasiones en Afganistán e Irak, con la emergencia de nuevas potencias contestarias como Rusia, China o Irán, y por el avance del chavismo en Latinoamérica.
En 1998 Hugo Chávez gana las presidenciales venezolanas y poco a poco fue haciendo girar a su país hacia las nacionalizaciones. Primero se alió a Cuba y luego empezaron a ser electos una serie de gobiernos izquierdizantes, nacionalistas o amigos de Cuba en la mayoría de las repúblicas sud y centro americanas (tales como Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, Paraguay, República Dominicana y Uruguay), así como en diversas Antillas.
Venezuela inició con Cuba la Alternativa Bolivariana de Nuestra América (ALBA), en la cual están o han llegado a estar como miembros plenos u observadores 13 países (más de la tercera parte de los 35 Estados de las Américas). La alianza de Venezuela con los 3 gobiernos consecutivos de Néstor y Cristina Kirchner en Argentina (2003-2015) y con el Brasil liderado por el Partido de los Trabajadores en 2003-2016 acabó anulando la posibilidad del ALBA y gestó un Mercado del Sur (Mercosur) proteccionista y la primera Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
Ante dicho avance, Obama (presidente de EEUU de enero 2009 al 2017) fue buscando conciliar con esos gobiernos hasta llegar a restablecer relaciones con Cuba. En la última cumbre de las Américas (Panamá, abril 2015) participaron todos los jefes de gobierno americanos, incluyendo Raúl Castro haciendo que por primera vez Cuba fuera parte de dichos cónclaves. Solo Chile no pudo enviar a su presidenta Bachelet quien delegó a su canciller.
Exclusiones
Hace un año la administración demócrata en EEUU fue substituida por la de Donald Trump, quien ha manifestado que en el continente va a revertir los acercamientos hacia Cuba y Venezuela, países al que condena como “dictaduras”. Eso se ha ido expresando en la naturaleza de la cumbre.
Si en la última de éstas (Panamá 2015) por primera vez todos los 35 Estados americanos estuvieron presentes, en la que se viene, Trump aún no ha garantizado su presencia y se contemplan hacer algunas expulsiones.
Venezuela se ha convertido en el blanco de la primera exclusión. A ésta se le acusa de tener un régimen que viene violando los derechos humanos y ser autoritario, mientras que Washington abiertamente promueve un golpe para destituir al “socialismo bolivariano”, el movimiento que inició la ruptura del aislamiento de Cuba y el fin del proyecto de libre comercio en las Américas.
Una norma consiste en que a todas las naciones que conforman una alianza diplomática se les permite enviar a su jefe de Estado a una cumbre oficial de éstos, los cuales, a su vez deben contar con la debida protección. Cuando al gobernante de uno de estos miembros se le veta participar, se está poniendo en juego los acuerdos de no injerencia y se está poniendo en juego el futuro de dicho bloque internacional.
Los EEUU deben incluso tener que permitir que arriben a Nueva York varios enemigos suyos para que puedan hablar en la sede de las Naciones Unidas, pero el presidente peruano Pedro Pablo Kuszynski ha decidido que puede romper unilateralmente ese principio e irrogarse el derecho de expulsar de la cumbre a uno de sus 35 integrantes sin que medie un consenso entre todos ellos acerca de eso.
Si a Venezuela no se le permite hacerse presente mediante su presidente, se corre el riesgo de que ésta no sea una cumbre de todas las naciones americanas y que se termine produciendo una ruptura de dicho organismo. El argumento que se da para excluir a Caracas es que dicho gobierno ha roto las cláusulas democráticas aprobadas anteriormente, pero, bajo este argumento también se podrían excluir a otras naciones, como veremos luego.
Esa es una situación sin precedentes y que produce un escenario muy grave. Por un lado puede conducir a auspiciar cada vez más abiertamente un “cambio de régimen” en Venezuela mediante un golpe castrense o una conjugación de distintos niveles de intervención extranjera en los planos económico, político o militar. Por otra parte puede llevar a una fractura de la Organización de Estados Americanos (OEA).
GL
El 8 de agosto pasado se conformó el “Grupo de Lima” (GL) para cuestionar al gobierno de Nicolás Maduro y demandar la “democracia” para Venezuela. El GL rechaza la legitimidad de la asamblea constituyente venezolana y el adelantamiento de las elecciones presidenciales a darse en ese país este 22 de abril y condenan lo que ellos llaman “violaciones a los derechos humanos” y “persecución política” a los disidentes, en particular al anterior candidato presidencial Henrique Capriles (a quien se le impide postular pese a que en las presidenciales pasadas quedó por poco detrás suyo) y al ex alcalde de Caracas Antonio Ledezma (quien está preso). El GL, además, acusa a Maduro de estar produciendo una descomunal crisis humanitaria haciendo que cientos de miles de venezolanos se encuentren desplazándose hacia otros países, lo cual linda con “crímenes de lesa humanidad”.
El GL está animado por EEUU y está compuesto por los otros 4 países más grandes en territorio, población y economía de las Américas (Canadá, Brasil, México y Argentina), además de Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía. Otros 3 países tienen cercanías con dicho grupo: Barbados, Granada y Jamaica.
Del 1 al 7 de febrero Rex Tillerson, Secretario de Estado de Trump, hizo una gira por Latinoamérica y el Caribe donde visitó México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica. Kuszynski, después de haberse entrevistado con él, sostuvo que la invitación que él le había cursado a su homólogo venezolano para que asista al cónclave en Lima se mantenía pero amenazándolo de recibirlo con protestas organizadas por decenas de miles de venezolanos que él ha acogido en Perú. Él dijo “Maduro puede venir a la Cumbre de las Américas, pero veremos cómo lo reciben”.
Una norma de la diplomacia es que el gobierno que sirve de huésped a una cumbre de mandatarios debe mantener el buen trato y la seguridad para todos los asistentes, aunque mantenga fuertes diferencias con ellos. La idea de que un determinado presidente llame a recibir a otro con protestas masivas es algo inusual en la diplomacia.
Una semana después de esas declaraciones se termina una nueva cita del GL y el 13 de febrero el gobierno peruano vuelve a cambiar de posición planteando primero que Maduro no está bienvenido a Lima y luego que no permitirán que él asista a la cumbre. Después la jefa del gabinete habla de poder bombardearlo si es que se atreve a volar sobre suelo peruano.
Problemas
Mientras que la mayoría de los 35 países concurrentes a esta cumbre integran o avalan al Grupo de Lima, Venezuela es la cabeza de la ALBA compuesta por 11 miembros plenos (Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Granada, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Surinam) y uno observador (Haití).
Al parecer existen dos bloques claramente definidos: el del GL y el del ALBA. No obstante, ambos son heterogéneos.
Santa Lucía, pese a haber estado mucho tiempo en la ALBA, es parte del Grupo de Lima, y Ecuador se ha ido distanciando de Venezuela, algo que se ha acentuado tras que su presidente Lenin Moreno ganara un referendo para impedir que su predecesor y mentor Rafael Correa pueda volver a candidatear.
De otro lado, no todos los países miembros o afines al GL apoyan el veto de Perú a la presencia de Venezuela, puesto que, si bien pueden querer remover a Maduro del poder, saben que tal tipo de proscripción socava la diplomacia y puede terminar beneficiando a los bolivarianos y destruir el bloque panamericano de naciones. Es más, hasta la fecha la cancillería peruana es la única que amenaza con emplear la fuerza militar para evitar la llegada del mandatario de Caracas.
Además, existen otros países que no son miembros del GL o de la ALBA. Por ejemplo, la República Dominicana, El Salvador o Uruguay tienen gobiernos de raíz izquierdista que difieren de Venezuela pero que no apoyan su marginamiento.
El presidente socialdemócrata dominicano Danilo Medina, quien es uno de los que más popularidad interna goza en las Américas, ha hecho varios esfuerzos buscando “pacificar” el Caribe. Ha sido un gran instrumento para hacer que las FARC se reintegren a la “democracia colombiana” y para ofrecer a su país para que allí medien el gobierno y la oposición venezolanos.
En Santo Domingo el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus contrincantes de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) mantuvieron prolongadas conversaciones donde estuvieron varios países como mediadores. El acuerdo inicial fue vetado por algunos miembros de la oposición y, según afirma Caracas, tras las presiones de Bogotá y Washington.
En enero de 1962 EEUU logró el apoyo de todos los miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) para excluir a Cuba de ésta. Por aquel entonces Fidel Castro había nacionalizado a todas las grandes empresas, había instaurado una economía post-capitalista y centralmente planificada y había dado todo el poder a un partido único comunista.
Venezuela tras dos décadas de “revolución bolivariana” no ha hecho nada de éstos pues aún hay capitalismo, inversiones extranjeras, grandes empresas privadas, democracia multipartidaria y una prensa muy opositora. Además, más de un tercio de la cumbre tiene gobiernos que se reclaman de izquierda o amigos de Caracas.
La guerra de Kuczynski contra Maduro
Ante la decisión de Kuczynski de revocar la invitación a Maduro a asistir a la cumbre de Lima el mandatario venezolano dijo “¿Me tienen miedo? ¿No me quieren ver en Lima? Me van a ver, porque llueva, truene o relampaguee, por aire, tierra o mar, llegaré a la Cumbre de las Américas”. La primera ministra peruana Mercedes Aráoz retrucó “Un jefe de Estado no llega a un país sin una invitación, entonces él no puede llegar a pisar suelo peruano sin una invitación” y que “Ni el suelo peruano, ni el mar peruano, ni el aire peruano puede ser invadido por una fuerza extranjera”. Después ha alertado que las FFAA peruanas van a derribar a cualquier avión que transporte a Maduro sobre territorio nacional.
Esto último de darse sería una acción nunca antes dada en la historia continental. Jamás antes un gobierno anfitrión de una cumbre continental ha bombardeado al avión de un mandatario que asiste a ella o asesinado a éste y a su comitiva. De darse ello se estaría dando un acto de guerra que inflamaría toda la región durante décadas.
La posición de ambos gobiernos se ampara en su derecho a la soberanía nacional. Caracas afirma que ningún organismo internacional puede quererse entrometer en sus asuntos internos para forzar un cambio de gobierno y que tampoco le pueden vetar el derecho a su república a enviar a su mandatario a una cumbre de un sistema de países de la que Venezuela es miembro pleno y fundador. Lima aduce que nadie puede entrar a su país contra la venia del Estado.
Los dos presidentes (el de Perú y el de Venezuela) buscan cada uno a su modo sacar ventaja de esta guerra de palabras. Maduro quiere ganar las elecciones generales que se van a dar en su país una semana después de la cumbre de Lima. Su postura tiene como meta hacerlo aparecer como abanderado de la patria contra la injerencia de EEUU cuyo mandatario va a estar en Lima en una cita donde se quiere evitar la presencia del representante oficial de su república.
Kuczynski, ampliamente debilitado internamente, quiere utilizar ello para evitar ser depuesto por el congreso y llamar a la unidad antichavista para impedir un nuevo pedido de vacancia presidencial. Al apelar al antichavismo, Kuczynski quiere unir a la derecha y evitar que el principal partido de la derecha y el parlamento peruano (Fuerza Popular) vuelva a llegar a cualquier acuerdo con sectores de la izquierda para buscar tumbarlo.
Maduro
El presidente venezolano sostiene que la grave crisis económica que padece su país se debe al “sabotaje” de “imperialistas” y “oligarcas”, quienes planean un nuevo golpe. Sus partidarios reclaman que desde la primera victoria electoral del chavismo hace 2 décadas hasta hoy su país ha pasado por tantas elecciones como años en el poder, todas las cuales, menos dos, ha ganado.
Los chavistas aducen que ellos han ganado 5 elecciones presidenciales multipartidarias desde 1998 y apuntan a ganar la de este abril, lo cual les daría 6 mandatos presidenciales constitucionales consecutivos en solo 20 años, algo que ningún otro movimiento político en el mundo puede mostrar. Muchos de ellos afirman que mientras los venezolanos eligen directamente a su jefe de Estado, 9 de los 35 estados americanos nunca lo ha hecho, pues deben aceptar a una reina que vive foránea en otro continente como su soberana (como pasa con Bahamas, Barbados, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Saint Kittis y Nevis, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas).
También afirman que su país, a diferencia de EEUU, elije de manera directa a su presidente, mientras que EEUU no lo hace así y por ello Trump, quien está instigando dicho veto, nunca ha ganado una elección presidencial pues él llegó a la Casa Blanca tras haber perdido por casi 3 millones de votos.
Maduro en su discurso de rechazo ha llamado abiertamente a que se vaya el presidente brasilero Michel Temer a quienes sus compañeros acusan de haber hecho un golpe para haber sacado del poder a “la mujer más votada de todos los tiempos” (Dilma Rousseff) y ahora quieren hacer que al favorito para ganar las presidenciales brasileñas de este año (Lula) se le impida candidatear y, más bien, se le busque poner bajo rejas.
Caracas ha acusado a Washington de haber organizado previamente los golpes que depusieron a “presidentes progresistas” en Paraguay y Honduras, mientras que en esta última república atacan a Juan Orlando Hernández de haberse postulado contra la constitución y luego haber retenido la presidencia con fraude.
Kuczynski
Quien ha impuesto el veto a Maduro es el presidente peruano, quien solo pudo haber llegado a su puesto en las elecciones del 2016 gracias al apoyo que le dio la mayor parte de la izquierda y de los chavistas en Perú.
Él es el único mandatario latinoamericano que en la primera ronda presidencial apenas obtuvo el 21% de los votos. Como él mismo dijo “por un pelito” entró al balotaje y también por otro luego él lo ganó. Solo le sacó el 0.2% de ventaja a su adversaria Keiko Fujimori en la vuelta final, gracias a votos prestados, especialmente del centro y de la izquierda.
El 21 de diciembre el congreso peruano votó una moción de vacancia presidencial debido a las denuncias de que Kuczynski, cuando fue ministro, se había beneficiado de contratos con Odebrecht, una multinacional brasilera envuelta en varios casos de corrupción en todo el continente.
El mandatario peruano se volvió a salvar “por un pelo”. De los 130 congresistas 79 votaron por destituirlo, solo 19 le apoyaron, 21 se abstuvieron y 10 se retiraron, con los cuales no se llegaron a los dos tercios requeridos para vacarlo. Keiko Fujimori estaba casi segura de que con los 72 parlamentarios de su bancada solo hubiese tenido que conseguir 6 diputados de otros sectores para poder triunfar. No obstante, lo que le salvó a Kuczynski es que 10 congresistas fujimoristas decidieron desobedecer a su lideresa y a que la mitad de los 20 parlamentarios de la izquierda no votaron por la vacancia en aras de no favorecer al fujimorismo.
Tres días después de dicha votación, Kuczynski decidió indultar a Alberto Fujimori, quien gobernó al Perú en 1990-2000 y quien era hasta entonces el único ex presidente de un país en el mundo que había sido repatriado a su propio país para ser juzgado y sentenciado. En abril de 1992 Fujimori hizo un auto-golpe interviniendo los poderes legislativo y ejecutivo y durante su decenio gobernó muchas partes del Perú militarizando y suspendiendo los estados de derechos en varias de sus regiones.
Este indulto condujo a una masiva renuncia de varias personalidades, parlamentarios y ministros de Kuczynski, y a que los líderes de todos los partidos que habían llamado a votar por él en la segunda vuelta pidieran su salida.
Fuerza Popular, el partido liderado por Keiko, la primogénita de Fujimori, terminó dividiéndose y perdiendo la mayoría absoluta del congreso, pues ahora solo tienen 61 de los 130 miembros de dicho parlamento unicameral. Los 10 diputados ligados a Kenji, el hijo más fiel de Fujimori padre, han formado una bancada que en los hechos viene colaborando y cogobernando con Kuczynski, y que parece que va a ir reclutando a su lado a otros diputados del ala de Keiko.
Cinco marchas masivas en diversas ciudades han movilizado a decenas de miles pidiendo que se revierta dicho indulto y se vaya Kuczynski. Ahora los organismos de derechos humanos le cuestionan cómo él ha liberado a un “dictador sanguinario” para ahora pedir que no venga Maduro.
Según éstos, en la guerra interna murieron más de 70,000 peruanos, una buena parte de ellos en manos de Fujimori, a quien se le sindica de haber esterilizado forzosamente a más de 200,000 mujeres pobres, de haber impulsado escuadrones de la muerte que ejecutaron y torturaron en La Cantuta y Barrios Altos, y de haber cometido “crímenes de lesa humanidad”.
Numerosos de estos organismos también han cuestionado la situación de los derechos humanos en Venezuela pero el número de muertes en los enfrentamientos políticos entre el gobierno y la oposición durante el quinquenio de Maduro se estima en el orden de las decenas o, en todo caso, de pocos cientos. En cambio, aducen estos mismos, la cantidad de víctimas de Fujimori es cuantiosamente mayor pues éstas se han dado en números de millares o decenas de millares.
Kuczynski ha decidido que la mejor manera de poder estabilizarse en el poder es convirtiéndose en el más afín aliado de Trump. Del 23 al 27 de febrero él ha de viajar a EEUU donde se reunirá con Trump a fin de coordinar la cumbre de Lima y planificar cómo remover a los “bolivarianos” del poder.
Marcha
Frente a esas manifestaciones que se han dado en Perú en contra suyo, Kuczynski quiere ahora impulsar una masiva para apuntalarle. Para la víspera de la cumbre él ha logrado unir a todos los partidos del centro y la derecha para organizar una movilización contra la presencia de Maduro.
Ésta va a contar con un significativo destacamento de exiliados venezolanos quienes constituyen la gran mayoría de los inmigrantes que viene llegando al Perú en estos últimos meses. En todos los barrios de Lima y de las principales ciudades de dicha república se ven a venezolanos subiendo a los buses o en las calles vendiendo baratijas u ofreciendo su mano de obra.
El gobierno peruano les ha abierto las puertas para presionar a que haya una masa laboral dispuesta a trabajar por menos dinero y menos derechos, y para desacreditar a la izquierda, a la que éste considera hoy como su enemigo principal.
Llamando a unir a todos los peruanos contra la “injerencia venezolana” es que hace 12 años el entonces muy cuestionado ex presidente Alan García pasó de haber tenido menos de un cuarto de los votos en la primera vuelta presidencial del 2006 a ganar la segunda vuelta con poco más de la mitad de los sufragios. Ahora todas las bancadas que no son de la izquierda están planteando unirse en una marcha contra Maduro.
A Kuczynski se le ve acudiendo a hacer obras públicas de la mano de Kenji Fujimori y de varios de los más cercanos partidarios del ex presidente Fujimori.
El congreso peruano, donde el fujimorismo tiene mayoría absoluta, ha pedido que Maduro no venga y Kuczynski al apoyar dicho planteo viene buscando evitar que se le pueda plantear una nueva vacancia presidencial. Esto se da justamente cuando han venido avanzando conversaciones entre el Frente Amplio (el ala de la centroizquierda que no votó por la vacancia) y la mayoría fujimorista tendientes a confeccionar un nuevo pedido de destitución presidencial.
Contradicciones en la Cumbre de las Américas
La actual amenaza del gobierno de Kuszynski para impedir la presencia del mandatario de Venezuela en la cumbre, incluso amenazándolo con matarlo si se atreve a querer venir, es algo que puede jugar en contra suyo.
Kuszynski ha decidido convertirse en un gran aliado de Trump buscando que la Casa Blanca le dé un cheque en blanco. Él espera que EEUU presione al fujimorismo para que abandone los intentos de deponerlo y colabore con su administración.
Por querer impedir la llegada de Maduro, Kuszynski pone en riesgo la viabilidad de la cumbre e incluso su futuro como presidente.
Para marzo se espera que se discuta en el congreso un segundo pedido de vacancia presidencial donde esta vez los 25 parlamentarios del centro a la izquierda estarían unidos en ello (y no divididos como en la votación de diciembre) y, si logran atraer a Keiko Fujimori existen muchas posibilidades para que Kuczynski pueda terminar siendo desaforado, con lo cual luego le vendrían acusaciones judiciales buscando apresarle.
De darse este último escenario, el presidente peruano que quiso impedir la presencia de su homólogo venezolano en la cumbre pudiese ser aquel que no participase en la cita de mandatarios de abril mientras que Maduro sí podría hacerlo.
Y, precisamente, dicho cónclave de las Américas tiene como eje la lucha contra la corrupción. Paradójicamente, el país que sirve de anfitrión a esta cumbre anticorrupción es uno donde su actual presidente ha recibido fuertes denuncias de ello y donde los 4 ex presidentes vivos tienen fuertes denuncias por corrupción. Uno de ellos (Ollanta Humala, quien gobernó en 2011-16) está preso por ello junto con su esposa. Otro de ellos (Alejandro Toledo, presidente en 2001-06) está requerido y se ha fugado a EEUU donde Trump lo tiene protegido. Kuczynski acaba de liberar a Fujimori en cuyo gobierno se grabaron a decenas de autoridades recibiendo sobornos del oficialismo.
El principal país que integra el GL es Brasil donde se encuentra la multinacional que más ha estado involucrada en escándalos de corrupción en todo el continente (Odebrecht) y cuyo partido de gobierno (PMDB) es el que más denuncias tiene de ello.
Inmadurez
El intento de aislar a Maduro puede terminar sirviéndole a él. En Venezuela él puede aducir que ahora todos deben votar por él para garantizar la soberanía nacional en tanto que él azuza el peligro de una intervención militar extranjera que provenga desde Colombia.
Incluso muchas voces críticas a Maduro pueden ahora estar saliendo en defensa suya. De un lado hay corrientes socialdemócratas o centristas que antes han cuestionado a los bolivarianos por haberse radicalizado y adoptado medidas autocráticas restando el poder al parlamento opositor y que hoy creen que es importante que hoy hay que evitar un clima de confrontación que puede acabar generando un baño de sangre en dicho país y en la región.
Por otra parte, varias corrientes de izquierda radical que cuestionan a Maduro por “mantener a una boli-burguesía”, seguir pagando la deuda externa y estar atacando los “derechos laborales” o el nivel de vida del pueblo, ahora proponen defender a Venezuela contra el “imperialismo”. Para estas corrientes la crítica que le hacen a maduro no es por reprimir a la oposición sino por no haber impuesto una “dictadura revolucionaria” que expropie a los capitalistas.
La propia oposición venezolana va a dividirse aún más, pues sectores que rechazan al “bolivarianismo” van a tener que defender el derecho de su nación a enviar a su jefe de estado a una cumbre.
Y, mientras tanto Colombia, que fue el último país en guerra política interna en todas las Américas, puede convertirse en el eje de un nuevo movimiento armado que busque expulsar al chavismo del poder.
Trump
Hasta ahora no se sabe si el presidente norteamericano va a asistir, como siempre suele suceder, a la cumbre. Todo depende de cómo evolucione la crisis abierta.
Mientras tanto el cónclave de Lima se viene convirtiendo en una excepción en el sentido que generalmente a donde Trump acude se generan protestas sociales en las cuales participan los izquierdistas y los amigos del “socialismo del siglo XXI”, mientras que esta vez son los amigos de Trump quienes preparan una marcha masiva contra la principal república bolivariana.
La Casa Blanca sabe que su juego es peligroso y que el tiro le puede salir por la culata. No obstante, Trump sabe que su política exterior es muy distinta a la de Obama, quien buscaba acuerdos con sus contrincantes y un mercado más globalizado.
Trump postula un proteccionismo mercantilista que va de la mano con fortalecer el poderío de su mega-potencia incluso a costa de debilitar a sus aliados tradicionales de la OTAN o la Unión Europea (cuya fractura alienta).
Mientras Obama buscaba acercarse a Cuba, Irán y Corea del Norte, Trump pasa a la contraofensiva contra Castro y desarticula la anterior tendencia hacia desarticular los campos de prisioneros de Guantánamo, llama a revisar los acuerdos nucleares con Irán y arma a los sauditas contra los aliados de dicho país en Yemen, ha bombardeado al gobierno sirio y amenaza abiertamente con un holocausto atómico en Corea.
La reacción de Trump también está ligada a su choque con Rusia y sobre todo China, país que ha terminado desplazando a EEUU como primer socio comercial con Argentina, Chile, Perú y otros países de lo que anteriormente consideraba como su “patio trasero”. Al inicio de su gira por Latinoamérica, Tillerson dijo que esta región no debería dejar entrar a nuevos imperios y con este tipo de presiones él busca evitar que sus aliados tradicionales se le distancien mucho y se mantengan bajo su hegemonía.
Trump viene tratando de no mostrar su rostro en el GL y no es 100% seguro que venga a la cumbre de Lima. No obstante, todo lo que viene aconteciendo en torno a la expulsión de Venezuela de este cónclave obedece a una nueva política suya de querer subvertir a todos los gobiernos contestatarios a EEUU en todo el mundo.
Escenarios
Kuczynski primero invitó a Maduro, pese a sus eternos cuestionamientos a la “revolución bolivariana” y a propiciar el Grupo de Lima. Ahora, después de haber recibido al secretario de Estado de EEUU, le retira la invitación. La cuestión es que le va a resultar muy difícil realizar una cumbre en Lima si es que diversos países deciden sumarse a Venezuela y boicotear ésta. Basta con que la ALBA o algunos de sus miembros amenacen con no acudir al cónclave para que otros gobernantes antichavistas traten de presionar a Kuczynski a que cambie nuevamente de decisión, algo que, a su vez, le va a generar nuevas críticas, pues él en Perú es acusado de ser un mandatario errático.
La posición dura de Kuczynski y de Trump hacia Maduro está diseñada para impedir las presidenciales venezolanas de abril, incluso mediante un alzamiento militar. Es posible que Maduro, cuyo país sufre una dura crisis económica e hiperinflación, se vea obligado a hacer nuevas concesiones al bloque liderado por EEUU.
No obstante, Maduro va a querer aprovechar este incidente para levantar su candidatura y tratar de retener la presidencia con un alto porcentaje. El hecho que la oposición carezca de un candidato único y carismático, el éxodo de cientos de miles de sus opositores y su nueva imagen como garante de la soberanía nacional trabaja en su favor.
Si logra hacer que Lima reconsidere el veto, él podrá aducir una victoria y si él termina por viajar a dicha cumbre y no se le impide aterrizar o bajar del avión entonces ello puede generar una terrible crisis o deserciones en dicha cumbre.
- Ha recibido grados y postgrados en la London School of Economics donde ha enseñado política latinoamericana.
(*) Alainet
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