Opinión

Por Beatriz Chisleanschi

Las plus mentiras mediáticas actúan cual imán del axolotl

El poder de los medios de comunicación terminará transformando a todos y todas en axolotl.

(Por Beatriz Chisleanschi) Los axolotl, cuenta Julio Cortázar a través del protagonista de su historia en uno de sus maravillosos relatos de Final de Juego, son formas larvales de origen mexicano, una especie de batracios provistos de branquias que pueden vivir en tierra o agua. El relator, un hombre sin nombre, se deslumbra frente a su presencia y movido por esa fascinación acude a diario al acuario de Jardín de Plantes a observarlos a través del vidrio, como quien ve un programa por televisión. A estos extraños ejemplares no les gusta moverse demasiado, pues “el tiempo se siente menos si nos estamos quietos”. El protagonista entendió que abolir el espacio y el tiempo era la voluntad secreta de estos particulares ejemplares acuáticos y esto lo maravillaba al punto de no poder despegar su cara del vidrio.

Así, fascinados por los colores, por las imágenes rápidas, por la información desinformante, por la oferta desmedida, nos encontramos los pobres mortales frente al poder de los medios de comunicación.

La tan mentada democracia favorecedora de saberes diferentes y de multiplicidad de significantes que pregonaban las filosofías posmodernas como oposición al sentido único y totalizante, se desvanece frente a una sociedad de mercado que pretende proyectar un pensamiento hegemónico formador de conciencias. El filósofo y sociólogo eslavo Slavoj Zizek señala refiriéndose al capitalismo cultural que “La ‘eficacia simbólica’ autónoma es tan fuerte que a veces puede generar efectos que son siniestramente mentirosos.” Y es precisamente esta eficacia simbólica la que garantiza la continuidad del sistema, la imposibilidad de la crítica y del análisis. Hoy el plus valor está en el dominio de nuestra conciencia y allí los medios de comunicación juegan un rol fundamental.

Los medios se han convertido en los partidos políticos de este siglo, y quienes mejor y más eficientemente los han utilizado ha sido la derecha, con muestras de una habilidad inusitada para inventar campañas de desprestigio de los líderes populares logrando una importante ascendencia en la susceptibilidad de la gente.

Es evidente que en toda sociedad, donde una clase social corporizada es dueña de los medios que producen vida, también lo son del modo de producción de las ideas. Y en un mundo motorizado por el mercado, también las ideas ocupan un lugar de “compra venta”, más venta, que compra.

O acaso, ¿qué vende el Grupo Clarín a través de todos sus voceros cuando dice que fue detenido (o liberado, según corresponda) “un dirigente kirchnerista amigo del Papa”? Así sin nombre, despersonalizándolo, cosificándolo, (des) calificándolo. El dirigente que además es abogado se llama Juan Grabois y tiene una larga historia en la defensa de cartoneros, manteros, y “villeros”.

¿Y no vende ideología América TV cuando en el programa de la noche hablan de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y los supuestos hechos de corrupción de su gobierno, siempre con anuncios de primicias y de mensajes que llegaron en ese momento al whatsapp de algunos de los panelistas, mientras cierran pymes todos los días, crece la pobreza y la indigencia, aumenta la fuga de divisas y se gobierna para las grandes corporaciones en desmedro de la producción y la industria nacional?

La acusación liviana y la estigmatización se han convertido, al decir de Carlos Marx, en un fetiche de los medios o mejor aún de sus voceros quienes se erigen en exégetas del bien y el mal. Donde, por supuesto, el bien está en su relato y el mal está encarnado en la Senadora Nacional Cristina Fernández de Kirchner, máximo fetiche, y todas las personas que se relacionan con ella resultan fetichizadas.

Si el acceso a la información es un derecho humano esencial, tal como lo estableció la Corte Interamericana de Derechos Humanos, quien inventa información, construye relatos falaces, no nombra o lo hace en forma estigmatizante ¿no está violando un Derecho Humano Universal y no debería ser condenado por ello?

Entre plus mentiras y pos verdades allí va la sociedad hipnóticamente dispuesta a convertirse en un axolotl.

La observación pasiva frente a un vidrio, lleva al protagonista del cuento de Cortázar a quedar convertido en un axolotl sintiendo que allí estaba en su mundo y junto a él el horror de verse transmigrado con su pensamiento de hombre, un axolotl ajeno a su vida de hombre.

Toda estrategia política debe tener una estrategia de comunicación, y toda estrategia de comunicación tiene que estar asociada a un modo de organización donde no sólo se cuente lo que se hace, sino que pueda acumular en el plano de las ideas. Por ello la disputa por el sentido se convierte en vital y transformar a la dilución (1) en rebeldía, una obligación.

No sea cosa que terminemos convertidos todos y todas en axolotl.

Notas:

  1. Fenómeno social que es caracterizado como supuestamente anormal y, por consiguiente, rechazado por la opinión pública como si fuese un cáncer
  • Editora de Motor Económico y Motor de Ideas. Docente

  • Ilustración: Belén García Monroy

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