Opinión

Nicolás Canosa

Netflix: Cascos Blancos y O Mecanismo para el avance imperial en Brasil y Siria

(Por Nicolás Canosa) El curso de los acontecimientos a abordar en este artículo desnuda las tensiones entre la ilusión de continuismo del mundo unipolar post-caída de la URSS dominado por Estados Unidos y la existencia concreta de nuevos polos de poder como China, Rusia, India, con proyectos estratégicos en cuanto al comercio (la Nueva Ruta de la Seda), desarrollo de la fuerza militar y la sustitución del patrón dólar como única moneda de intercambio, lo cual se constituye como una insubordinación a los intereses de las potencias occidentales. En este contexto, los Estados Unidos pretenden reasegurar el dominio de la región latinoamericana “que no necesita nuevos poderes imperiales (en alusión a China y Rusia)” (1) , como manifestó el ex Secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, en su gira por América Latina, y, tal como manifiesta las “acciones prioritarias” de la estrategia de seguridad nacional del 2017 para esta zona del mundo, tomarán acciones en cuanto a apoyar en “la profesionalización de fuerzas de seguridad, emprender reformas judiciales y mejorar la información para apuntar a criminales y líderes corruptos” (2). Por último, merece destacarse el protagonismo de una oligarquía financiera con pretensiones de dominio global, que también interviene y juega en los distintos escenarios, incluso sojuzgando a los pueblos de los países centrales mediante las políticas que exige implementar a los gobiernos.

En esta columna, trataremos de explicar de la forma más sencilla posible un ejemplo de imperialismo cultural del neocolonialismo, analizando dos hechos geopolíticos recientes que están siendo fundamentales en las disputas de poder de dos regiones estratégicas: América Latina y Medio Oriente, con la detención de Lula en Brasil y el reciente ataque militar a Siria. Asumiendo el carácter complejo del orden geopolítico mundial, sumado a los múltiples y simultáneos escenarios en que se desenvuelven las luchas de poder en el siglo XXI, avancemos hacia el abordaje del carácter cultural del neocolonialismo, que no se agota en las producciones de una plataforma de enorme alcance como es Netflix (más de 125 millones de usuarios a nivel mundial) (3) , pero que ha sido protagonista en la construcción de imaginarios, subjetividad y representaciones sociales sobre la figura de Lula y el PT, como de la construcción de las causas y culpables de la situación en Siria.

A los efectos de este artículo, veamos el rol de Netflix y sus producciones culturales O Mecanismo y Cascos Blancos (ONG también conocida como Defensa Civil Siria), que fueron preparando la opinión pública para concretar la decisión de encarcelar a Lula, quien encabeza todas las encuestas para las elecciones presidenciales del corriente año, y la intervención occidental en Siria que ya lleva 7 años, sumado a los bombardeos recientes por presuntos usos de armas químicas, denunciados por esta ONG.

La construcción del Estado de opinión: O Mecanismo y los Cascos Blancos

La industria mediática está funcionando con gran eficacia como un entramado que posibilita avanzar en un sentido que Rafael Correa, en su reciente visita a Argentina, advirtió como un peligro en que estamos transitando: pasar del “Estado de derecho al Estado de opinión”. Esta afirmación es muy oportuna para analizar las relaciones de poder y los modos de dominación del neocolonialismo que pretende acabar, por todos los medios posibles, con la posibilidad de que vuelva a haber una oleada de gobiernos nacional-populares en América Latina. Asimismo, para abordar la construcción que se hace en Occidente sobre la situación en Medio Oriente.

De ninguna manera recomendando ver ambas producciones, excepto a los fines de analizar como construye el imperialismo cultural ese “Estado de opinión”, mediante determinadas representaciones sobre los gobiernos y liderazgos contrapuestos a los intereses que esta industria mediática representa. Relacionando O Mecanismo y Cascos Blancos, creo posible trazar una línea de comparación entre los sucesos ocurridos en Brasil y Siria, en el sentido de que en ambos casos se actúa en base a convicciones y creencias, construidas mediáticamente de acuerdo a intereses geopolíticos definidos con antelación, más que por las pruebas con las que se busca destruir al adversario.

Las últimas dos acciones militares anunciadas por Trump en Siria, por presunto uso de armas químicas, se realizaron en base a supuestas pruebas que recogía la ONG Defensa Civil Siria/Cascos Blancos. Sin embargo, el propio Jefe del Pentágono James Mattis afirmó “no puedo decir que tuviéramos pruebas, a pesar de que contáramos con muchos indicios de medios y redes sociales de que se usó cloro o sarín".(4)

Cascos Blancos, curiosamente, fue el documental galardonado con el Oscar al mejor cortometraje del 2017, el cual retrata el accionar heroico de un grupo de rescatistas voluntarios en el conflicto sirio, en el que se estima que murieron entre 300.000 y 400.000 personas y hay 5.000.000 de refugiados. Escalofriante y creo que imposible de dimensionar en toda su magnitud para quienes nos consideramos humanistas y sentimos y pensamos en los rostros, las familias, los dolores que esto significa. Claramente, esta producción que tuvo gran protagonismo en los medios occidentales y en Netflix figuraba como la sugerencia principal hacia los usuarios por el Oscar conseguido, estuvo destinada a construir la legitimidad de la institución, como a destruir la opinión sobre Rusia en el conflicto, afirmando con frecuencia que “son los rusos” al escuchar los aviones y las bombas que caen, como también a horadar la imagen del gobierno de Bashar Al Assad.

El diario La Nación, que resalta en un artículo titulado “Los cascos blancos: el heroísmo en medio de la tragedia”, omite informar que estos grupos son financiados por Gran Bretaña y Estados Unidos, y que a su vez, hay múltiples denuncias de la realización de videos falsos y de la relación de integrantes de esta ONG con las organizaciones terroristas como la filial de Al Qaeda en Siria.

La Agencia de los EEUU para el Desarrollo Internacional, encargada de distribuir la mayor ayuda económica exterior no militar, financió a los Cascos Blancos con 32 millones de dólares, tal como figura en la página oficial (5) de este organismo, que tanto daño ha hecho en nuestra región y en los países de la ex URSS (recomiendo ver para esto el documental “el peso de las cadenas”). La mano británica está presente desde la creación de esta institución en Turquía, mediante la guía de James Le Mesurier, quien es un “ex militar británico con amplia experiencia en las guerras de agresión contra Serbia en Kosovo, Irak, El Líbano y la propia Palestina en apoyo a las fuerzas sionistas. Un militar que ha pasado por puestos de mando en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, la Unión Europea e incluso la ONU”. (6)

El “Estado de opinión” mencionado lo construye fundamentalmente el pilar mediático de un actor central del siglo XXI: la oligarquía financiera con pretensiones de dominio global. El pilar judicial, como es evidente en Brasil, es otro de los ejes por los cuales se asienta el intervencionismo sobre los países que se enfrentan o colisionan con los intereses de este actor mencionado y los intereses de las potencias occidentales. O mecanismo es una clara muestra del rol del poder judicial. No es casual que al finalizar cada capítulo, se resalte que la obra se basa en el libro del periodista de O Globo Vladimir Netto, titulado Lavado de autos, el juez Sergio Moro y el detrás de escena de la operación que sacudió a Brasil. Este juez formado en Harvard y admirador de Estados Unidos es representado por el personaje Rigo. En la serie no se animaron a mostrar que él condena por sus convicciones y no por pruebas.

A mi consideración, la serie guarda dos objetivos fundamentales, muy vinculados a las condiciones de posibilidad que entiendo que la oligarquía financiera necesita crear a nivel mundial para consolidarse como el principal actor del siglo: destruir los liderazgos populares que buscan distribuir de un modo más justo la riqueza y denostar la política como herramienta de transformación social, haciendo eje para ambos en la corrupción. Veamos:

La primera meta se relaciona con lo que manifestó el director de la serie José Padilha: "Lula va a ver la primera temporada en su casa, pero si hay una segunda, él va a estar en la cárcel" (7). No son inocentes las escenas en que el actor que representa a Lula está en el supuesto departamento por el cual hoy está preso injustificadamente, o cuando se vincula a los empresarios y corredores de dinero con la campaña de Dilma y sus ministros. En segunda instancia, se destaca la construcción de un imaginario acerca de que todos los políticos son iguales de corruptos, sin distinción de ideología, y que es imposible acabar con aquello que se presenta como el “cáncer” integral del país lusitano: la corrupción.

Por último, recomiendo leer el artículo (8) de Dilma Rousseff donde aborda con mayor precisión la tergiversación de hechos y personajes en una producción que supuestamente se basa en hechos reales.

La voz de los pueblos en la dignidad de Bolivia y una conclusión en clave de futuro

El politólogo Gene Sharp, pensador influyente del poder norteamericano, manifestó que la “naturaleza de la guerra ha cambiado en el siglo XXI” y que “nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas” (9). El caso de Netflix y estas producciones que analizamos son un caso ejemplar de guerra psicológica. Culminemos el artículo destacando algunos actores que resisten al poder imperial y se presentan como alternativas concretas para construir un proyecto de poder con otras bases y fundamentos. También, esbocemos algunas ideas que consideramos que deben ponerse en práctica para confrontar con efectividad esta situación.

La voz de los pueblos que repudian el injerencismo norteamericano, británico y francés se alzó en la dignidad de Bolivia, que denunció nuevamente la violación al derecho internacional ante el ataque militar decidido unilateralmente por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Sacha Llorenti, embajador ante la ONU del Estado Plurinacional de Bolivia, miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, comparó los sucesos recientes con la burda actuación de Colin Powell representando al gobierno de Bush en el 2003 en el mismo salón, argumentando la existencia de armas químicas nunca probadas en Irak, mostrando un tubito donde supuestamente estaría la prueba, buscando así legitimar la invasión que desencadenó nuevamente —la guerra del Golfo en 1991 como antesala— cientos de miles de muertes y la destrucción del país africano, como así también el caldo de cultivo para las organizaciones terroristas como el ISIS.

¿Hasta cuándo estaremos sometidos a la voluntad de poder de “los señores de la guerra” como dice el Papa Francisco?

Sin posibilidad de responder esta pregunta, pero asumiendo la tarea del momento histórico en que vivimos, debemos construir una voluntad de poder creativa, comunitaria y no destructiva del hombre y la naturaleza, que mediante la asociación y el diálogo evite los peligros de una escalada guerrera mayor a la ya existente y, en efecto, centre su lógica de pensamiento y acción en el bienestar del ser humano y de los pueblos y no en la ilimitada, irresponsable e inhumana reproducción del capital.

En América Latina, si queremos constituirnos como un polo de poder y no seguir siendo un espacio de dominación tanto para Estados Unidos como para las potencias emergentes, debemos seguir las enseñanzas geopolíticas del uruguayo Methol Ferré, quien instaba a que nos conformemos como un “Estado continental industrial” (como lo son las potencias que surgen), con eje en la industrialización, la integración regional y la profundización de la democracia, siendo el desarrollo de la ciencia y la tecnología otro de los aspectos centrales para reducir la dependencia. Esa voz que pudiera elevarse en caso de realizar semejante pero imprescindible tarea, no podría eludir la responsabilidad histórica y humanista de constituirse como una voluntad de poder de carácter universal, en el sentido de construir una “comunidad de esperanza” (10) y alentar a un cambio profundo como civilización humana en favor de la paz, el diálogo de civilizaciones e interreligioso, la solidaridad social, la hermandad de los pueblos y la justicia social. Cabe interrogarse: ¿un polo de poder para qué?

La Tercera Posición que nos legó Juan Perón, surgida luego de la Segunda Guerra Mundial, en la cual emergieron dos estados continentales como potencias imperiales (Estados Unidos y la Unión Soviética), es una posición filosófica y política que aboga por la unidad continental, el derecho a la autodeterminación de los pueblos y la soberanía de los Estados. A instancias de un neocolonialismo depredador de la humanidad, la naturaleza y del Estado como órgano de conducción política de la comunidad, creemos que la Tercera Posición actualizada al Siglo XXI puede y debe aportar al multipolarismo en ciernes. Su vigencia se mantiene tanto por su trasfondo filosófico humanista como por los posicionamientos geopolíticos de no alineamiento a los intereses de las potencias. Recordemos que quien gobernó el país entre 1946-1955 y 1973-1974, afirmaba que “nosotros estamos amenazados a que un día los países superpoblados y superindustrializados, que no disponen de alimentos ni de materia prima pero que tienen un extraordinario poder, jueguen ese poder para despojarnos de los elementos que nosotros disponemos en demasía con relación a nuestra población y a nuestras necesidades. Ahí está el problema planteado en sus bases más fundamentales, pero también las más objetivas y realistas. Si subsistiesen los pequeños y débiles países, en un futuro no lejano podríamos ser territorio de conquista, como han sido miles y miles de territorios desde los fenicios hasta nuestros días” (11). Y en este sentido, llamaba a la unidad continental diciendo que “separados somos indefendibles, unidos inconquistables”.

Asimismo, la experiencia reciente del proyecto continentalista soberano, en el cual coincidieron simultáneamente enormes liderazgos y se pusieron en marcha inéditos procesos de integración, guarda enorme valor para el futuro y es indispensable recuperarlo y profundizarlo para aportar a la lucha universal de los Pueblos por liberarse de la opresión del capital, expresado por la oligarquía financiera, el imperialismo norteamericano y los Señores de la guerra que denuncia Francisco, que en conjunto llevan adelante un proyecto de muerte y no de vida, como el que, con defectos y grandezas, pudimos y debemos volver a poner en práctica en la Patria Grande.

Cristina Kirchner, en su gira por Europa en 2017, comenzó visitando un centro de refugiados en Grecia, en el cual viven familias que huyen del horror y de las guerras y no a causa de “fenómenos de la naturaleza”, lo cual la conmovió de manera profunda y notoria. Su agudeza para definir las causas de esta situación dolorosa y señalar la irresponsabilidad de quienes la provocan, no difería de cuando en el Consejo de Seguridad Nacional de la ONU hacía sus críticas a los miembros permanentes que generaban con sus intervenciones en Medio Oriente un “crédito de sangre permanente y la retroalimentación del monstruo, donde no se reconoce al Estado de Palestina y se usa desproporcionadamente la fuerza contra la población palestina” (12) y esta crisis de refugiados que hoy sufren millones de seres humanos.

Junto a la crítica a las potencias bélicas y a las empresas que se benefician con la guerra, apareció una constante crítica a las corporaciones mediáticas y a los actores financieros, invitándonos a pensar donde reside el poder, haciendo una diferencia taxativa entre poder y gobierno. Su planteo ante este trío (actores financieros, mediáticos y bélicos) que domina el mundo, consistió en la necesidad de crear nuevas arquitecturas institucionales, no sólo nacionales, sino regionales y globales, que permitan regular a estos poderes que pretenden influir en todo el planeta, condicionando y dominando a los países, como es el ejemplo de Grecia en la cuestión financiera, entre otros países de Europa que también están padeciendo el peso de enormes cifras de deuda externa y la presión ejercida en efecto por la Troika (Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea, Banco Central Europeo). En definitiva, en esta caracterización de los poderes reales, nos atrae a la necesaria visualización de que un grado muy considerable del poder, aquel que tiene la capacidad de decisión o de bloquear acciones de quienes se contraponen a sus intereses, no se somete a las urnas, ni en Argentina ni en ninguna parte del mundo.

Ante el proyecto cultural del neoliberalismo neocolonial, en el cual se inscriben los casos analizados en este artículo, que pretende construir subjetividades individualistas, Cristina sostuvo que “la soledad lleva al fracaso y a la frustración porque las grandes gestas de la humanidad nunca se hicieron con gente sola, no conectada y no comunicada. Las grandes gestas de la humanidad tuvieron lugar desde una concepción desde lo colectivo”. Es decir, recuperar la solidaridad como valor primordial del entramado social y la acción colectiva en tanto gesta. Mientras que en el plano teórico insistió en la importancia de reflexionar acerca de la necesidad de construir nuevas categorías de pensamiento que sirvan a la acción y a la creación de estrategias desde quienes queremos cambiar la realidad. En este sentido, planteó la idea de un “foro global para repensar y discutir determinadas categorías de pensamiento” (la cual conversó con Tsipras en Grecia) entre los distintos, encontrando los vasos comunicantes que puedan generar asociación y no dispersión. Es por ello que trazó la idea de que la dicotomía “izquierda-derecha” separa más de lo que une y que sería necesario recuperar el concepto de Pueblo ante la situación actual. De aquí que esta apelación a la construcción teórica sea a la vez una propuesta geopolítica prospectiva, en la cual “para una nueva forma de pensar la clave es el poder”, como afirmaba Jorge Bolívar. Aunque este filósofo peronista lo escribió treintaitrés años antes, es un deber para quienes militamos por la justicia social y el buen vivir de los pueblos unirnos en “un obscuro grito metafísico en defensa de la fraternidad; la más elemental fraternidad que une a los hombres. La racionalidad desesperada de una voluntad de poder que clama por una comunidad de esperanza”. Por la Paz en Siria. Por Lula Libre y Presidente de Brasil. Y por todas las causas justas.

Notas:

1) Analicé esta gira en este artículo: http://www.institutopatria.com.ar/ptr/la-gira-de-tillerson-america-latina-en-la-geoestrategia-norteamericana/

2) Ver: https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2017-0905.pdf

3) Recuperado de: https://www.geektopia.es/es/technology/2018/04/17/noticias/netflix-alcanza-los-125-millones-de-suscritores-a-nivel-mundial.html

4) Recuperado de: https://actualidad.rt.com/actualidad/268242-mattis-pentagono-evidencia-uso-siria

5) Ver: https://www.usaid.gov/political-transition-initiatives/syria

6) Recuperado de: https://www.telesurtv.net/bloggers/La-oscura-historia-de-los-cascos-blancos-20170310-0002.html / https://actualidad.rt.com/actualidad/263009-medios-promocionar-cascos-blancos

7) Recuperado de: https://www.lanacion.com.ar/2119358-el-mecanismo-brasil-ficcionaliza-su-mayor-escandalo-de-corrupcion

8) Ver: http://dilma.com.br/o-mecanismo-de-jose-padilha-para-assassinar-reputacoes/

9) Recuperado de: https://actualidad.rt.com/actualidad/view/120340-psicologia-economia-armas-nuevos-golpes-estado

10) La sociedad del Poder, Jorge Bolívar (1984).

11) Recuperado de: http://historiadelperonismo.com/discurso-reservado-en-la-escuela-nacional-de-guerra/

12) Ver: https://www.youtube.com/watch?v=RSbb_XASJ9Q

  • Director de Relaciones Internacionales del CENACK-Peronismo Militante e integrante de la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales del Instituto Patria.

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